Economía

Del peronismo K al darwinismo social de Milei: Argentina afronta un cambio de era

El otrora granero del mundo asiste a una nueva crisis 80 años después de la Revolución que aupó al General Juan Domingo Perón

"Es todo o es nada". El eslogan de Patricia Bullrich sintetiza lo que suponen las elecciones de este domingo, "las más importantes de los últimos 100 años", según Javier Milei. Además de un cambio político, Argentina se juega un vuelco cultural que ha creado tres tercios de votantes, según las encuestas. Quiso el destino que la elección sea la misma semana en que se cumplen exactamente 80 años de la Revolución del 43', esa que aupó al poder al padre de la "Justicia social" y la nacionalización del Banco Central, Juan Domingo Perón, tras la década infame en la que Argentina sufrió la crisis de su modelo agroexportador.

Desde entonces, solo el ingeniero Mauricio Macri, padrino ahora de Bullrich, pudo completar su mandato presidencial sin la venia peronista. Ese movimiento cuasi religioso por la Patria que ha seguido vivo hasta hoy bailando entre neoliberales en los 90, kirchneristas y el Capitalismo de Estado original que pregona su último candidato. Este es el exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner y actual ministro de Economía, el camaleónico abogado Sergio Massa (51), cuya principal carta política es la defensa de un Gobierno de "unidad nacional" que beba de matices de todas las corrientes, incluido el kirchnerismo duro a través de su vice, Agustín Rossi.

El propio Milei ha asumido -el tiempo dirá si en desmedro de su liderazgo real- algunas concesiones con el propio Massa y el peronismo. Ha accedido a incluir en sus listas a múltiples experonistas para cuadrar números electorales y pactar con todo un símbolo del sindicalismo argentino como Luis Barrionuevo (81). Según ha sugerido el titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos, Milei le ha prometido atención desde la cartera de Trabajo así como potestades para los sindicatos ante un fondo de seguros de desempleo -que seguiría un modelo ya existente en la construcción- y cambios en los planes sociales en el marco de una reforma laboral que acabaría, al facilitar la contratación y los despidos, con más empleados "en blanco" y por tanto, afiliados a los gremios -como se conoce a los sindicatos en Argentina.

"Lo veo no ya en mis hijos sino en mis nietos…Milei va a ganar en primera vuelta", ha asegurado Barrionuevo, tan alejado hasta las primarias de Milei como lo estaba el país que ahora le ha puesto al frente de su carrera presidencial. Aunque cualquier argentino que uno consulte tendrá su opinión sobre la economía, lo cierto es que solo el 'León', que cumplirá 53 años justo hoy, ha podido hacerse un hueco como el primer potencial presidente economista de la historia del país, ahora con una inflación acumulada del 103% anual y con un peso que se ha devaluado en un 92% bajo el actual Gobierno.

Los escritos de Juan Bautista Alberdi, padre de la Constitución de 1853, reivindicaban el darwinismo social que Milei ha vuelto a poner sobre la mesa para acabar con la versión más a la izquierda del peronismo, el Kirchnerismo.

Su discurso catastrofista es difícilmente contestable ahora que la pobreza ha vuelto a rebasar el 40% -por el 30% de hace una década- como su ideal de volver a convertir a la Argentina en el país que fue: el más rico per cápita del mundo en 1896, según la primera edición del Proyecto Maddison, una referencia de la evolución de los países para el Banco Mundial así como para personalidades como el economista Paul Krugman o el multimillonario Bill GatesIncluso con los matices de académicos críticos, lo cierto es que según los mismos investigadores del Growth and Development Centre de la Universidad de Groningen, Argentina estaba todavía en el top ten mundial por PIB per cápita incluso en 1945 tras el empuje de finales del siglo XIX.

Escritos de Juan Bautista Alberdi, autor del borrador de la Constitución Argentina de 1853, reivindicaban fórmulas del darwinismo social que Milei ha vuelto a poner sobre la mesa para acabar con la versión más a la izquierda del peronismo, el Kirchnerismo. "Gobernar es poblar muy bien; pero poblar es una ciencia, y esta ciencia no es otra cosa que la economía política, que considera la población como instrumento de riqueza y elemento de prosperidad", defendía Alberdi en su Bases para la República. "El sistema económico recompensa justamente al rico por su contribución al bienestar general y castiga sabiamente al pobre por su incapacidad", llegó a afirmar William Graham Summer, intelectual contemporáneo a Alberdi.

"Venimos a terminar con el verso ese de que 'donde hay una necesidad nace un derecho'", fue el grito de cierre de campaña de Milei, decidido a relanzar la práctica de la Escuela austríaca de la economía. "El problema es que las necesidades son infinitas y los derechos alguien los tiene que pagar y eso implica que hay que tener recursos y los recursos son finitos. Eso genera una inconsistencia que se resuelve vía déficit fiscal y es por eso que Argentina en los últimos 122 años tuvo 112 de déficit fiscal, de las 22 crisis que tuvo 20 tienen origen fiscal. Y cómo lo financia, lo financia con deuda y después defaultiamos y somos el máximo defaulteador serial de la historia moderna", llegó a ahondar. "Todo lo que no me pasen en el Congreso lo repercutiré con reducción del gasto", ha reivindicado en su última entrevista, en la que ha vuelto a defender su modelo de dolarización de la economía como parte de reformas de varias generaciones con las que estima que Argentina se parecerá a Francia o Italia en 15 años, Alemania en 20 y EEUU en 35.

"Soy experto en crecimiento económico, con y sin dinero", fue su presentación en los debates presidenciales. En el CV de Milei aparecen los puestos de economista jefe de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), senior en HSBC y ejecutivo de riesgos de inversión de Corporación América. Además, se ha promocionado como asesor del Estado argentino en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, y miembro tanto del Grupo de Política Económica de ICC Internacional asesor del G20 en el diseño de políticas económicas como del World Economic Forum.

Milei contra la incipiente revolución de los "viejos meados"

Milei ha venido así para acabar con el gobierno para todos y sustituirlo por un gobierno "para los mejores", con la política de seguridad a cargo de su vice, la abogada y activista hija de militares Victoria Villarruel, como recitan allegados a su espacio. Ese que ha coqueteado con liberalizar la venta de armas y de órganos, replican desde las filas cercanas a Bullrich, que ha reivindicado la revolución "de los viejos meados" para desmarcarse de la eugenesia social del libertario.

Por su parte, la candidata macrista procede de una familia aristocrática, lo que no ha sido óbice para mostrar su compromiso político desde muy joven, cuando llegó a rebelarse contra el entonces Gobierno militar. Ostenta una integridad, a sus 67 años, incuestionable al respecto del uso de los fondos públicos durante su extensa carrera política. Configura el ala más a la derecha del macrismo, tanto en economía -con la defensa de un sistema bimonetario- como en materia de seguridad -fue la ministra de Macri en la materia-, lucha contra el narcotráfico y tolerancia cero a la "mafia sindical". En suma, ha puesto tierra de por medio con alguno de los elementos del cambio cultural que plantea Milei al mantener la observancia de unos principios y derechos básicos.

A saber, "que no todo puede venderse y comprarse", y que hay unos límites cuando se trata de la Doctrina Social de la Iglesia -fundamental también para el peronismo- y el legado de la social democracia del ex presidente no peronista Raúl Alfonsín. La designación como futuro jefe de gabinete del centrista Horacio Rodríguez Larreta, su rival en la interna macrista -y el "siniestro" para Milei-, ha sido la última maniobra de Bullrich para intentar demostrar, sin perder la congruencia, su tolerancia de la pluralidad. Aunque los electores prefieran otra cosa.

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