El próximo 2 de septiembre, es decir, dentro de menos de un mes, PriceWaterhouseCoopers (PWC) deberá presentar un plan de viabilidad sobre Pescanova, cuya clave principal será el porcentaje de deuda que deberán ‘perdonar’ los bancos acreedores, es decir, la famosa quita. Ya se da por hecho que será de al menos el 50%, pero algunas entidades financieras consideran que si pretende sacar adelante la compañía, este perdón de cuitas deberá colocarse cerca de los dos tercios del total, que supera los 3.200 millones de euros. A cambio, quieren el nombramiento de un presidente realmente independiente.
Los bancos no están del todo satisfechos. Consideran que han sido ellos los que han hecho posible que continúe operativa la compañía, facilitando el crédito de urgencia y, sobre todo, no dando carpetazo a la empresa, es decir, limitándose a provisionar la pérdida y olvidándose a continuación del asunto. Ninguna entidad financiera tiene contraído un riesgo sistémico en la empresa alimentaria, es decir, podrían haberlo hecho perfectamente. Sin embargo, han apostado por el futuro industrial.
A pesar de que han exigido un forensic y ciertas garantías, han visto cosas que no les han gustado. El último ejemplo ha sido el nombramiento de PWC, cuando ellos habían exigido que siguiera siendo KPMG, autor del informe forense, por una simple cuestión de ahorro de tiempo, ya que esta última firma había realizado dicho trabajo, estableciendo el perímetro de la deuda.
Sin presiones
Pero ha sido PWC finalmente, a instancias del consejo de administración. A los bancos les da igual, siempre que se entregue el plan el 2 de septiembre, pero tampoco les ha gustado las presiones políticas anteriores que han tenido lugar por parte de la Xunta en el pasado, buscando, entre otras cosas, el mantenimiento en el cargo del ya ex presidente, Manuel Fernández Sousa, y exigirán independencia total.
La quita de la deuda la ven clara: “es muy simple. El Ebitda de algo más de 180 millones está falseado. Realmente, ese podría ser el de Pescafina, que es la filial que aglutina el negocio más ‘real’ de la compañía; el que vende los ‘productos Pescanova’. Pero lo malo es que había muchas otras filiales con Ebitdas negativos. Pescafina suponía un tercio de la facturación del grupo y esa facturación es la real; la que nos interesa. A partir de ahí, ya nos hacemos una idea de la quita que deberá hacerse efectiva. Pero exigiremos un presidente de verdad, uno que tome decisiones sin recibir presiones de la Xunta o del Gobierno”.
Hombre duro
En este sentido, los bancos han visto con buenos ojos siempre a Grupo Damm, especialmente a José Carceller. “Se trata de un profesional que sabe del sector y tomará las decisiones oportunas”.
Cuando se habla de estas decisiones oportunas, desde un lado se apunta a despidos sin el menor miramiento y desde otro a optimización de la compañía sin injerencias políticas. Los bancos quieren que se arbitre una solución que permita, después de la capitalización de la deuda, una vía de salida a largo plazo.
Pero son conscientes de que si se propone en firme el nombre del representante de Damm para comandar la compañía, desde Galicia se escucharán voces en contra, señalando incluso que el objetivo real de la suspensión de pagos es poco menos que regalar la empresa cervecera. Ya se han escuchado en el pasado algunos comentarios en este sentido. La solución será compleja: la Xunta quiere mantenimiento de empleos por encima de todo, los acreedores, viabilidad de la empresa, deshaciéndose de los activos que sea preciso para ello. La clave será ajustar ambas ideas.
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