El coronavirus marca en el horizonte un verano, cuanto menos, atípico. El Gobierno ya ha anunciado algunas de las medidas que deberán adoptarse en términos sanitarios y turísticos para controlar la pandemia de la covid-19, y una de las principales preguntas es cuándo podrán viajar para disfrutar de sus vacaciones estivales y a partir de qué fase se podrá ir a la playa o a la piscina, ya que los festivales de música, las verbenas y las fiestas de pueblo quedan descartadas hasta nuevo aviso.
La primera de las preguntas la ha aclarado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este sábado. Aunque por el momento no ha marchado una fecha concreta en el calendario, sí ha avanzado que la temporada turística comenzará a finales de junio para los españoles y "a partir del mes de julio" para los extranjeros. De momento también se desconoce cómo se ejecutará la apertura. Al ser preguntado por este asunto, ha indicado que serán los Ministerios de Transportes e Industria, Comercio y Turismo quienes detallen en los próximos días las fórmulas para restablecer los movimientos, con la posibilidad de establecer corredores sanitarios entre zonas europeas 'libres' de virus.
Para los residentes en España, de acuerdo con las pautas del Ministerio de Sanidad, es a partir de la fase 2 de la 'desescalada' en la que se puede hacer deporte a cualquier hora, si bien se mantendrán las franjas horarias preferentes para los mayores de 70 años. También será a partir de la que se pueden celebrar reuniones sociales de hasta 15 personas, así como abrir bares y restaurantes con un aforo de hasta un 50%.
Piscinas con aforo y cita
¿Y qué pasará con las piscinas? Sanidad también prevé su apertura a partir de la fase 2, ya sean públicas o de urbanizaciones privadas. Pero ojo, con múltiples restricciones: un aforo limitado del 30%, cita previa para organizar distintos turnos y enormes medidas de limpieza, como la desinfección del recinto varias veces al día.
El problema es que los límites son tantos que según advertía hace unos días el Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, en muchas de la comunidades no hay suficiente personal a cargo de las piscinas que pueda controlar o limitar el acceso de los residentes, por lo que avisan que probablemente no se puedan cumplir con las condiciones establecidas por Sanidad.
Las playas estarán controladas
Por el momento, en fase 1, las playas están abiertas para los paseos y practicar deporte en la arena. En algunas regiones también está permitido entrar en el agua para realizar deportes acuáticos, como natación, surf y demás. En muchas de estas autonomías sólo se permite que entren en el agua deportistas acuáticos profesionales y desde luego, nada de servicios de duchas, vestuarios o alquiler de tumbonas y colchonetas.
En la fase 2 se flexibilizarán aún más las actividades permitidas en las playas, teniendo que concretar los ayuntamientos una regulación específica para que no se produzcan aglomeraciones y aumente el riesgo de contagio. Las iniciativas son muchas, pero la inmensa mayoría necesitan ser concretadas. De momento, el Instituto de Calidad Turística de España (ICTE), las comunidades autónomas, ayuntamientos y sindicatos han presentado conjuntamente a Sanidad un plan de reapertura que debe ser aprobado, en el que se marcan unas líneas generales que cada autoridad local debe concretar, como el establecimiento de aforos y la necesidad de guardar -y vigilar- las distancias de seguridad en las playas.
Además de establecer seguridad en los accesos o el posible control por drones, fuentes negociadoras del plan indican a este medio que aunque no está incluido en el borrador también se baraja la opción de utilizar una aplicación móvil para que los ciudadanos puedan conocer el aforo disponible previamente, así como controlar que se cumplen las distancias de seguridad en el espacio, siempre con el previo consentimiento del usuario. El Gobierno ya ha anunciado que lanzará una 'app' en Canarias -que luego se extendería al resto de regiones- para monitorizar los contactos entre ciudadanos, especialmente con la entrada de turistas extranjeros.
En lo que se refiere al contagio, estar en contacto con el agua no supone un riesgo añadido. Es una de las principales conclusiones de un informe publicado hace una semanas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre el tema, que establece que la vía principal de transmisión del virus sigue siendo -como todos sabemos- las minúsculas gotas de líquido respiratorio que expulsamos al hablar, toser o estornudar. Es decir, que mientras se mantenga la distancia de seguridad y las medidas mínimas de higiene, como el lavado de manos, el contagio por estar en contacto con el agua "es muy poco probable", de acuerdo con estos expertos.
¿Se va a ir o no el virus con el calor?
Por otro lado, todavía no se sabe a ciencia cierta qué ocurrirá con la capacidad de transmisión del virus con la llegada del calor. La mayor parte de los expertos, entre ellos el director del Centro Nacional de Biotecnología, Luis Enjuanes, uno de los científicos que lideran el equipo español que está trabajando para lograr una vacuna, opinan que el virus SARS-CoV-2 se "desactivará" un poco con la llegada de las altas temperaturas, tal y como explicó hace semanas en una conversación con este diario.
Si bien muchos estudios científicos avalan la teoría de que como muchos otros virus respiratorios, el coronavirus SARS-CoV-2 frenará un poco su transmisión con el calor -no sólo porque se inactive ligeramente, sino también porque los hábitos de las personas cambian y se pasa más tiempo al aire libre- también hay bastantes publicaciones científicas que alegan que la covid-19 puede transmitirse sin que le influya en absoluto la temperatura. La realidad es que todavía habrá que esperar para confirmar al 100% que se trata de una enfermedad estacional.
Las mascarillas pueden suponer un riesgo
Por otro lado, con la llegada del calor también llega una nueva problemática: el uso de mascarillas. Esta semana, el Gobierno ha publicado una orden ministerial recogida en el BOE mediante la cual establece su uso obligatorio en espacios públicos cerrados o al aire libre siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros.
Si bien desde Sanidad se han mostrado flexibles con esa medida y han establecido que en ciertas circunstancias, como cuando se esté haciendo deporte, no son necesarias, ya que pueden ser perjudiciales para la salud, no se sabe muy bien qué ocurrirá cuando lleguen las altas temperaturas. Y es que en Israel, donde su uso también es obligatorio y están pasando una ola de calor, el Gobierno acaba de dar marcha atrás en la medida, ya que considera que pueden ser perjudiciales con el calor, ya que dificultan la respiración, entre otras cosas.
El ministro de Sanidad israelí, Yuli Edelstein, ordenó este lunes levantar temporalmente esta medida, ante el temor de el uso de mascarillas, sumado a la extrema ola de calor que sufre el país - con unos 40 grados de media- pueda provocar más hospitalizaciones por problemas respiratorios o golpes de calor.
Aviones sin distancias de seguridad
A la hora de viajar, aunque aún se desconoce cuándo podrá hacerse, la mascarilla será obligatoria en aeropuertos y aviones e, incluso, será necesaria cambiarla cada cuatro horas. Así lo indican la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) en un informe publicado esta semana y que servirá de guía a todos los Estados miembros.
Esta obliga a los pasajeros a mantener una distancia física de 1,5 metros en el aeropuerto; especialmente durante la facturación, el control de seguridad, el momento antes de embarcar y el embarque. Las medidas se flexibilizan ya a bordo del avión, donde sólo se concreta que "los operadores de aviones deben garantizar, en la medida de lo posible, el distanciamiento físico entre los pasajeros ".
Las aerolíneas ya se habían mostrado claramente en contra de tener que dejar parte del avión vacío para asegurar estas distancias, pues aseguran que reforzarán la limpieza y desinfección diario de la cabina y el riesgo de contagio se minimiza con el sistema de ventilación del avión, que se renueva cada dos o tres minutos, mezclando aire limpio del exterior con aire del interior filtrado mediante filtros de recirculación HEPA o de alta eficiencia.
Adiós al bufé en los hoteles
El Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), a petición de la Secretaría de Estado de Turismo, también ha elaborado una batería de medidas que deben cumplir hoteles y apartamentos turísticos, con la apertura permitida desde la fase 1 (aunque las zonas comunes deben estar cerradas hasta la fase 2). Además de extremar la limpieza y desinfección en todos los lugares del establecimiento, se debe garantizar la distancia de seguridad establecida por las autoridades sanitarias en las zonas comunes y, en aquellos casos en los que no sea posible, recurrir al uso de mascarillas o pantallas protectoras.
Sí se plantean otras obligaciones para reducir el riesgo a la hora de la comida, como "eliminar los elementos y equipamientos de uso común (vinagreras, saleros, aceiteras, máquinas de bebidas, azucarillos, etc.) y cualquier elemento decorativo". También "debe analizarse la reducción de textiles (incluidas alfombras) en la habitación, objetos de decoración y amenities para actuar de acuerdo al plan de contingencia definido", mientras que "las mantas y almohadas en los armarios deben encontrarse protegidas".
Además, "la elección de la tipología/s de servicio debe tener como objetivo reducir la manipulación y la intervención del cliente para prevenir el riesgo de contagio". En este sentido, en el caso concreto del bufé, indica que "se deben implementar fórmulas" como el bufé "asistido con pantalla de protección, a través de emplatados individuales y/o monodosis tapados". Es decir, que no será el cliente quien se sirva la comida, pero sí quien se la lleve a la mesa.
Para ello, el documento también recoge que "el establecimiento debería considerar un itinerario sugerido o predefinido para evitar aglomeraciones en determinadas zonas y prevenir el contacto entre clientes". Finalmente, en el servicio de 'room service' el camarero debe hacer uso de guantes al acceder a la habitación tanto para servir como para retirar el servicio. También deben evitarse otros servicios, como la plancha o el aparcamiento de coches de clientes por parte del personal.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación