"Las informaciones que han salido esta semana me han recordado viejas angustias, de ética profesional", dice a Vozpópuli Carlos Ximénez, exdirector de Operaciones de la aerolínea Plus Ultra, de 65 años y recientemente jubilado como piloto.
Ximénez era el portavoz de la plantilla de Air Madrid cuando la aerolínea de vuelos a Sudamérica quebró a finales de 2006. Nacido en Venezuela, de padre español y madre alemana, vive desde pequeño en España, donde se convirtió en un referente para sus compañeros de profesión. Creyente, quería revivir una aerolínea, con empleados bien pagados, que ofreciera un servicio a Latinoamérica, que luego se llamaría Plus Ultra.
"La crisis del 2008 nos golpeó duro, nos costaba encontrar financiación con la que levantar la nueva aerolínea", cuenta en conversación con este medio.
Yo fui uno de los fundadores de la aerolínea en 2011, pero empecé a ver que Fernando y Julio no tenían las mismas intenciones que yo"
"Mi idea era seguir con Fernando González Enfedaque y Julio Miguel Martínez Sola, con quienes habíamos encabezado Air Madrid, creía en ellos y su ansia de ofrecer un servicio a pesar de cómo acabó Air Madrid. Martínez era mi amigo", dice Ximénez. Como informó este medio, la empresa dejó de operar por sorpresa en la Navidad de 2006 dejando varados en Madrid a 100.000 pasajeros que querían volver a sus países en Sudamérica.
La suspensión de los vuelos por parte de la compañía llegó a ser denunciada ante la Audiencia Nacional por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), por un presunto delito de estafa, ya que la empresa habría vendido billetes de viaje a pesar de que su situación bordeaba el cierre.
El entonces juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska llegó a tomar declaración a Julio Martínez Sola, como imputado. El ahora Ministro de Interior en el Gobierno de Pedro Sánchez archivó la causa esgrimiendo que los gestores de la aerolínea desconocían la que se les venía encima (el concurso de acreedores, en 2007) cuando vendieron esos billetes a sus clientes.
Inversores para Plus Ultra
"Después de todo eso quisimos volver a sacar a flote una aerolínea. Encontramos un inversor alemán, y empezamos a mover una línea y al caerse la opción alemana, mis compañeros empezaron a ir por otro lado. La crisis del 2008 nos complicó las cosas", relata Ximénez. "Comencé a ver cosas muy turbias en el proceso para fundar Plus Ultra. Yo fui uno de los fundadores de la aerolínea en 2011, pero empecé a ver que Fernando y Julio no tenían las mismas intenciones que yo", señala.
"Mi idea era conseguir inversores que nos permitan un proyecto de aerolínea común y corriente, con salarios decentes para los empleados, pero veía que a ellos les daba igual el salario de los pilotos. Que no tendrían problema en ponerse sueldos astronómicos y comer en restaurantes de lujo en Madrid, y que los demás cobren miserias -por ejemplo, 350 euros, cuando trabajaban jornadas enteras-, y que tampoco les preocupaba mucho el propósito".
Según cuenta Ximénez, mientras él buscaba inversores europeos, sus compañeros españoles empezaron a tantear la opción de obtener financiación o al menos información de Venezuela e Irán. "Delegaciones venezolanas de distintos cauces se presentaron en nuestras oficinas en Madrid ya en 2011", señala el exdirectivo.
"No me parecía prudente entrar en compromisos con la gente de la que me hablaban. Para mí fue un antes y un después cuando Julio Martínez me dijo que, 'ya a estas alturas, si hace falta, pactaremos con el diablo con tal de llegar a la meta'". Es de notar que su actual socio fundador en la compañía, Fernando González, ha sido condenado a once meses de prisión por delitos fiscales.
Quiero remarcar que yo no tengo vinculación con Plus Ultra desde agosto de 2012"
Según recalca Ximénez, el director de operaciones fundador de Plus Ultra se desvinculó de ella ya en agosto de 2012, al año de su creación. "Puse un ultimátum para recobrar el camino inicial de la política operacional, de que si no cambiaban algunas cosas, me iba. Ello dio lugar a un despido repentino. No puedo decir mucho de lo que pasó después porque no tengo pruebas ni cómo sostenerlo, pero sí que quiero remarcar que yo no tengo vinculación con Plus Ultra desde 2012. Me duele, porque es una empresa que fundé. Me fueron acorralando, porque era un voz disidente, hasta que yo decidí irme".
La entrada del capital venezolano en la aerolínea se consumó alrededor del año 2016, ejercicio en el que la compañía declaró ingresos por tres millones de euros. En 2017, la cuantía se elevó a los 30 millones, y en 2018, cuando comenzó a operar oficialmente con Caracas, alcanzó los 55 millones.
En todos los años desde 2011, sin embargo, registró pérdidas. Empezó a volar en 2016, cuando obtuvo la licencia (fuentes expertas inciden en el tiempo que le tomó conseguirla). En 2019 cerró con 63 millones de euros en ingresos y alrededor de tres millones de pérdidas.
En todos los años desde 2011 registró pérdidas, si bien es cierto que empezó a volar en 2016, cuando obtuvo la licencia (fuentes expertas inciden en el dilatado tiempo que le tomó conseguirla). En 2019 cerró con 63 millones de euros en ingresos y alrededor de tres millones de pérdidas.
Plus Ultra realizó 823 operaciones con una ocupación media del 60% de sus cuatro aviones (un 0,03% de cuota de mercado en 2019), datos por los que distintas fuentes del sector aeronáutico señalan que no es una empresa "estratégica" para rescatarla dándole la liquidez de todo un año.
Es de recordar que Vozpópuli ha intentado obtener la versión de Plus Ultra y de las personas afectadas por esta información, pero no le ha sido posible.
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