"No se puede descartar que el ser humano sea capaz de superar la barrera de los 120 años a finales de siglo XXI". Esta frase tan tajante aparece en uno de los últimos informes publicados sobre la evolución demográfica en España. Lo firman AFI y el Instituto Santalucía, que avisan de que los españoles viviremos muchos más años y seremos cada vez más dependientes. ¿Tanto está envejeciendo España? El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó esta semana las 'Cifras de Población a 1 de enero de 2018', que nos permiten bucear en lo ocurrido en los últimos años y sacar conclusiones un poco alarmantes: Los mayores de 65 años se han triplicado en 50 años.
Ponemos el foco en los 65 años porque sigue siendo la edad legal de jubilación, aunque llegará a 67 años en 2027. Esta colectivo ha pasado de estar formado por 3,1 millones de personas en el año 1971, el primero desde que existen registros, a contar con 8,9 millones de personas el 1 de enero de 2018. Es decir, se ha triplicado. El cambio supone, nada más y nada menos, un incremento del 189% en casi 50 años. No generaría ningún problema si el resto de la población hubiera aumentado a un ritmo similar, pero lo cierto es que la fuerza laboral, la gente que tiene entre 15 y 64 años ha aumentado solo un 44% en el mismo periodo, cuatro veces menos.
Y eso es un gran problema para un país como España, que tiene un sistema de pensiones contributivo y de reparto que se nutre de las cotizaciones de las personas que están trabajando para pagar las pensiones. Es decir, los trabajadores de hoy financian las pensiones de hoy y fían su pensión a los trabajadores del mañana. El problema se agrava porque todo apunta a que la población seguirá evolucionado igual que en los últimos años. Las previsiones del INE apuntan a que el porcentaje de personas de más de 65 años pasará a representar el 34,6% de la población en el año 2066, frente al 18,7% actual.
Esperanza de vida al alza
Lo cierto es que la esperanza de vida ha crecido vertiginosamente en España en los últimos años. Si echamos la vista bien atrás, vemos que prácticamente se ha duplicado a lo largo del pasado siglo. Una persona nacida a principios del siglo XX vivía solo hasta los 35 años, algo que hoy se nos antoja muy lejano. En cambio, los que nacieron a finales de los años 90 vivirán ya más de 70 años.
Y desde que entramos en el año 2000 la esperanza de vida ha seguido seguido creciendo, aunque de forma más moderada. Hoy la esperanza de vida ronda los 83 años y dentro de medio siglo, en 2066, estará ya rozando los 90 años. De hecho, superará esa cifra en el caso de las mujeres. Detrás de esta evolución hay motivos sociales, económicos, demográficos y sanitarios que han prolongado increíblemente la vida de los ciudadanos. Las pirámides de población que hace el INE son muy gráficas.
En este contexto demográfico, casi todos los expertos plantean la necesidad de reformar el sistema de pensiones, sobre todo ahora que se da por hecho la defunción de la reforma de 2013. Los cotizantes no serán suficientes para pagar las pensiones tal y como las conocemos hoy en día. Así que hacer que decidir qué tipo de pensión se quiere tener en el futuro y determinar el nivel de ingresos que necesita el sistema para poder financiar esas pensiones, una vez superado el déficit, que sigue siendo muy elevado.
El Gobierno es partidario de asegurar el poder adquisitivo actual, a pesar de que el español es uno de los sistemas más generosos de toda Europa, y mejorar los ingresos para poder financiar las pensiones. De hecho, la vuelta a la vinculación automática del IPC para asegurar el nivel de vida de los pensionistas es casi un hecho a estas alturas. Eso sí, la medida será cara y habrá que aumentar considerablemente los ingresos para poder financiarla.
El Gobierno quiere consensuar la futura reforma del sistema con el resto de partidos y agentes sociales
De momento, el equipo de Magdalena Valerio piensa en varios impuestos: los medioambientales, la tasa Google, el impuesto a la banca y el de las transacciones financieras y no descarta tocar la imposición general. También quiere revisar algunos gastos como las tarifas planas para determinar si conviene o no mantenerlos y derivar estos otros, como la propia gestión del sistema, a los Presupuestos Generales del Estado. ¿Será suficiente? Casi todos los expertos coinciden en la respuesta: No.
Lo que está claro es que habrá grandes cambios que afectarán al sistema de pensiones. El Gobierno está esperando las recomendaciones del Pacto de Toledo, que ha parado las negociaciones hasta el congreso del PP a finales de julio, pero que espera poder enviar al Ejecutivo antes de que acabe el verano. Y es que si algo tiene claro el equipo de Pedro Sánchez es que quiere una reforma consensuada con el resto de partidos y con los agentes sociales para evitar que vuelva a ocurrir lo sucedido con la reforma de 2013.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación