Economía

Por qué el ataque de Irán es tan peligroso para Sánchez

Moncloa monitoriza los riesgos derivados del conflicto entre Irán e Israel, por la gran amenaza que supone sobre la inflación y el comportamiento de la economía

Los operadores del mercado petrolero descontaban desde hace días una maniobra de Irán contra Israel. El ataque entraba dentro de lo previsible, de ahí que el impacto sobre el precio del barril haya sido limitado. Lo que es imprevisible, sin embargo, es la respuesta del Benjamín Netanyahu, y la escalada bélica que puede llevar consigo. Es ese riesgo el que está monitorizando Moncloa, por la amenaza directa que implica para el Gobierno de Pedro Sánchez.

La clave está en las consecuencias que tendría sobre la inflación y la economía un aumento de la tensión en el Golfo Pérsico. El líder socialista ya lo sufrió en sus carnes tras la invasión rusa de Ucrania, que llevó al IPC a rozar el 11% en la primavera de 2022, por los problemas de suministro de gas. Los acontecimientos actuales encierran un paralelismo evidente: ahora es el petróleo el que está en el punto de mira, cuya cotización podría desbocarse si el conflicto escala en Oriente Medio.

Los analistas manejan distintos escenarios. El más propicio para Occidente implica la ausencia de respuesta -o una reacción muy moderada- de Tel Aviv al ataque con drones de este fin de semana, que permitiría anclar el precio de referencia en Europa (Brent) en los niveles actuales (90 dólares). Por el contrario, una respuesta contundente de Israel hace temer a los operadores un repunte rápido de la cotización hasta la barrera psicológica de los 100 dólares.

En este supuesto, cobraría fuerza el peor de los augurios. Algunos analistas advierten de que el crudo se dispararía por encima de los 120 dólares, si la acción de Israel acaba afectando a la infraestructura petrolera israelí y a un paso tan geoestratégico tan vital como el Estrecho de Ormuz. Por ese paso angosto circula prácticamente la quinta parte del crudo que se consume en el mundo.

El peso geoestratégico de Irán

Esta región concentra los mejores yacimientos del planeta, propiedad de los países asociados en la OPEP. Irán posee las terceras reservas más grandes del cartel (16,8%) y también es su tercer mayor productor. Según la organización con sede en Viena, bombeó 3,17 millones de barriles en el primer trimestre.

En favor de Occidente rema la enemistad con Irán de Arabia Saudí, el mayor exportador del mundo (9,6 millones de barriles), que podría compensar un hipotético descenso de la oferta petrolera de Teherán. Sin embargo, si la contienda bélica se extendiera en la zona, el pánico podría desbocarse en el mercado, elevando la cotización del crudo muy por encima de lo que se preveía al arrancar el año.

La amenaza del conflicto entre Irán e Israel sobre el Gobierno de Pedro Sánchez
Imagen satelital del Estrecho de Hormuz.EP

En el último Plan Presupuestario, el Ministerio de Hacienda contempla un precio medio del petróleo de 89 dólares. Por eso es tan preocupante para Moncloa que esa cota se desborde en un momento como el actual, con las restricciones que implica la falta de Presupuestos Generales del Estado. Y con la activación de las reglas fiscales de la Eurozona a la vuelta de la esquina.

Al Gobierno ya le costó una millonada las medidas contra la inflación adoptadas por la guerra de Ucrania. Algunas, de hecho, todavía están en vigor. El último paquete aprobado, al acabar 2023, costó 5.300 millones. Los anteriores, mucho más: 22.000 millones en 2022 y 15.000 millones en 2023. Pese a todo, la inflación no ha acabado de remitir totalmente. Este año, según el panel de Funcas, arrojará una media del 3% y no bajará del 2,5% en 2025.

Atrapado por los altos niveles de deuda y déficit, el Ejecutivo de Sánchez tiene poco margen de actuación. "El espacio fiscal es limitado", recordaba el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace cuatro días, en un duro informe sobre España. "Las finanzas públicas siguieron mejorando en 2023, aunque a un ritmo más lento, y la deuda sigue siendo elevada, con un nivel por encima del 107% del PIB", apuntan los economistas del organismo.

El Gobierno está obligado a meter la tijera en los próximos meses, ante el regreso de las reglas fiscales en 2025. Una remontada imprevista de la inflación, por culpa del conflicto árabe-israleí, obligaría a Hacienda a tirar de chequera. Y ese gasto extra sólo podría materializarse a través de un real decreto-ley, aprobado por un Parlamento extremadamente fragmentado.

Una escalada de los precios energéticos también podría afectar al descenso previsto de los tipos de interés en la Eurozona. Se da por hecho que el BCE abaratará el precio del dinero en junio (actualmente, en el 4,5%), dando un respiro a los hogares y empresas que necesitan financiación. Ese 'desahogo' se retrasaría en el supuesto de que la inflación volviera a repuntar, con las consecuencias que ello conlleva sobre el consumo y la inversión. Sería un amargo 'deja vu' para Sánchez y un 'handicap' para una economía pendiente de saneamiento como la española.

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