El vicesecretario económico del PP, Juan Bravo, ha mostrado un perfil propio en el programa que elabora para Alberto Núñez Feijóo y desde que empezó esta nueva etapa el pasado marzo, condicionada por la crisis por los altos precios de la energía y la guerra de Ucrania, no le incomoda recuperar viejos proyectos. Una de las propuestas que rescata es la mochila austriaca, y lo hace en un momento en el que considera que se está viendo cómo la reforma laboral no soluciona los problemas de temporalidad en España y cuando los fondos europeos del Plan de Recuperación no se están gestionando y ejecutando de forma eficaz.
En 2003, el Gobierno austriaco creó un fondo de capitalización individual que se nutre de las aportaciones de la empresa de una parte del salario bruto de cada trabajador. Se trata de una cuenta en la que la empresa ingresa una parte del despido por anticipado. Si llega el despido, el empleado no recibe indemnización sino que se lleva consigo el dinero de la mochila y puede hacerlo efectivo o reservarlo para su jubilación. La implantación de este sistema sería gradual y necesita de aportaciones del Estado. Se trata de un sistema que defiende el Banco de España, que también ha recomendado que se hiciera en base a los fondos del Plan de Recuperación, y que también defendió en su momento Nadia Calviño, pero al que se oponen de forma radical Podemos y los sindicatos, que aseguran que supone un abaratamiento del despido.
"Europa nos marcó un camino por el que introdujo el Gobierno una reforma que maquilla pero no soluciona la interinidad que había en España y la temporalidad. En el ámbito de las Administraciones Públicas, se están buscando fórmulas; en el sector privado, hemos cambiado y lo que antes era un temporal ahora lo llamamos un fijo discontinuo, pero durante equis tiempo del año está en su casa, no tiene oportunidad de trabajar y cobra una prestación, con lo cual la diferencia no es muy grande, ése no es el camino", explica Bravo a Vozpópuli preguntado por la mochila austriaca.
Sobre la mochila austriaca en sí misma, Bravo admite que de entrada el trabajador puede sentir el riesgo del cambio, pero advierte de que "si arrastra en esa mochila austriaca su posible indemnización, estamos asegurando la facilidad, flexibilidad y movilidad para que pueda haber cambio de trabajo, y facilitando al empresario que pueda contratar, porque si luego tiene que prescindir del trabajador por la situación económica, no es un coste para él porque el trabajador lleva su mochila. Y si tiene la suerte de que no la ha tenido que utilizar, llegamos a las pensiones en una condición ventajosa".
"Sólo tiene una pega, grande, y es el coste, pero resulta que ahora con los Next Generation era uno de los objetivos que Europa nos pedía, con lo cual, en este Plan que no se está gestionando y ejecutando podría ser una medida para incorporar, que permitiría ejecutar sin gastar", añade Bravo, que plantea que el sistema necesita hacerse mediante una de reforma en el tiempo, "poco a poco, para intentar incorporar a todo el mundo a este sistema que en aquellos países donde se está utilizando esta dado buenos resultados, con lo cual puede ser una buena propuesta".
Calviño estaba a favor
En el Plan Nacional de Reformas remitido a Bruselas en octubre de 2019, Nadia Calviño prometía la "implantación gradual de un sistema de cuentas individuales de capitalización para la movilidad a través de la creación de un Fondo que permita a los trabajadores hacer efectivo el abono de las cantidades acumuladas a su favor en los supuestos de despido improcedente, de movilidad geográfica, para el desarrollo de actividades de formación o en el momento de su jubilación".
En aquel momento, Calviño llegó a encargar un estudio a la OCDE sobre la mochila austriaca, pero que la oposición de Podemos, que lo considera una vía de abaratamiento del despido o del despido libre, enterró en el vocabulario del Gobierno.
Se trata de un sistema que la Comisión Europea ve con buenos ojos. En mayo de 2021, el Banco de España propuso la implantación de una mochila austriaca en España usando 8.000 millones de fondos europeos.
Calviño recuperó tímidamente el proyecto el pasado noviembre, cuando intentó coger las riendas de la negociación de la reforma laboral, en la propuesta de nuevo mecanismo RED para los ERTE estructurales o cíclicos postCovid, que incluía una semilla de implantación de mochila austriaca o fondo de capitalización del despido por el que la empresa que recolocara a un trabajador vería abaratado su despido si éste llegaba a producirse, lo que desapareció del texto final.
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