Más que estabilidad en el empleo, mediante la supresión de algunos contratos temporales y generalizando los indefinidos, la reforma laboral sólo ha servido para canjear la denominación de los contratos eventuales en fijos, sin que haya noticia alguna de una mejora laboral real y también salarial. La potenciación del contrato para fijos discontinuos, incluso a tiempo parcial, está modificando la estadística del empleo (y del paro).Y, sobre todo, como consecuencia de la alta rotación de entradas y salidas, la de las bajas de afiliación de la Seguridad Social.
Según la estadística del Ministerio de Trabajo, las bajas de afiliación de la Seguridad Social de los trabajadores fijos están aumentando espectacularmente, y no sólo por los efectos de los discontinuos, mientras que desciende el número de los despidos de eventuales. Desde que entró en vigor la reforma a finales de marzo de 2022, se han producido más de 2,8 millones de bajas acumuladas (despidos) de fijos discontinuos a fin de mes. Es decir, una media de casi 284.000 personas mensuales (casi 14.000 diarios en cada jornada laboral), cuando antes de la reforma se situaba en el entorno de las 60.000 (unas 2.900 diarias).
Esta cifra de bajas equivale al 40% del total de los trabajadores indefinidos despedidos en este periodo y al 16% (una de cada seis) del total de salidas del mercado laboral. Es decir, esta modalidad de contrato fijo discontinuo es más discontinuo de lo que parece, y por tanto, menos indefinido de lo que enarbola el Gobierno. Pero no queda aquí el aumento de bajas mensuales en la contratación indefinida, ya que curiosamente también está creciendo el despido de trabajadores por no superar el periodo de prueba. Es decir, se les hace un contrato fijo para expulsarles después (en seis meses como máximo).
Según la estadística de enero de 2023 (últimos datos completos existentes), se han registrado un 8% menos de bajas acumuladas a fin de mes (hasta 1,8 millones) respecto a enero 2022, antes de la reforma laboral. Pero los despidos del total de las contrataciones fijas han aumentado un 155% (618.875 en el primer mes de 2023 frente a las 242.080 en enero del año anterior antes de la reforma). Y es el empleo fijo discontinuo el más afectado, ya que se han producido 188.000 bajas más en enero de 2023 (unas 9.000 diarias de media por jornada laborable) respecto al año anterior, hasta alcanzar las 232.200.
Esta modalidad de contrato fijo discontinuo es más discontinuo de lo que parece, y por tanto, menos indefinido de lo que enarbola el Gobierno
En enero de 2022, se registraron sólo 44.126. Lo que supone un aumento de más del 420%. Es decir, las bajas de fijos discontinuos en la Seguridad Social, también las altas, se han convertido en un 'tobogán administrativo', que se acentúa más en los meses con mayor estacionalidad o cuando concluye este periodo. Por ejemplo, las bajas de estos trabajadores en junio y en octubre del año pasado superaron las 400.000 a fin de mes.
El empleo fijo discontinuo se ha convertido ahora en el más ofertado para realizar trabajos de naturaleza periódica o estacional en la hostelería, sector turístico, educación privada, servicios de limpieza, comedores, transporte escolar, entretenimiento, ocio y en muchas otras actividades más del sector de servicios en que se fundamenta el PIB. Existe desde 1985, aunque no apareció en las estadísticas oficiales hasta 2005. Ahora se ha convertido en la estrella de la reforma laboral, ya que el Gobierno y los agentes sociales han aumentado el número de supuestos de contratación en que se puede formalizar.
Además, y es lo más importante desde el punto de vista político, esas bajas no se computan como desempleo, aunque perciban la prestación (los trabajadores deberán cotizan al menos 360 jornadas para tener derecho a cuatro meses de paro) y permiten al Gobierno tener una mejor estadística, unos 400.000 parados menos, según las cifras oficiales). Mientras, la Seguridad Social no considera afiliados a estos trabajadores en el momento de la baja de la afiliación. Pero, los aparca, también, el INE (hay 230.000 inactivos más que antes de la reforma laboral, según la EPA), en un limbo estadístico con la denominación de "Bajas por pase a la inactividad", hasta que vuelven a ser convocados, si así sucede.
El Gobierno todavía no ha decidido si a estos colectivos se le puede considerar como demandantes de empleo cuando no trabajan, porque aún no sabe dónde encajar las cifras (lo hará después de las elecciones de mayo). A las empresas les interesa esta modalidad porque ofrece una enorme flexibilidad, incluso salarial, y porque tienen el rótulo de fijos y pueden beneficiarse de las subvenciones a la contratación. En realidad, este empleo no tiene mucha diferencia con un uno temporal, aunque el trabajador conserve el derecho a ser llamado de nuevo. En todo caso, aunque no aportan calidad contributiva a las arcas de las pensiones, más de un 5,2% del total de afiliados a la Seguridad Social tiene un contrato fijo discontinuo (más de un millón de personas) mientras que antes de la reforma no llegaba ni a la mitad (2,5%).
El 40% de los despidos indefinidos
Las bajas de los trabajadores fijos discontinuos (ese 40%) son ya las más elevadas de los distintos epígrafes de los despidos indefinidos. Hace un año, antes de la reforma laboral, ocupaba el segundo lugar y representaba sólo el 18% del conjunto de salidas de indefinidos. Le siguen las bajas voluntarias y las dimisiones; es decir, trabajadores que renuncian al contrato en busca de mejores condiciones laborales y sobre todo salariales. Según las cifras oficiales, en enero pasado se han producido más de 141.000 (113% más), frente a las 66.000 en el mismo mes de 2022. Ocupan el tercer lugar las 70.100 bajas no voluntarios por otras causas (motivos económicos, organizativos y técnicos de las empresas), frente a las 41.000 del mismo mes del año anterior.
Irrumpen con fuerza los despidos por no haber superado el periodo de prueba (48.000 frente a los 9.700 de hace un año), con un alza de casi el 400%. Ocupan el cuarto lugar en este ranking de bajas cuando en 2022, antes de la reforma estaba en el séptimo. Comienza a ser habitual este tipo de despido. Es decir, muchas empresas suscriben contratos indefinidos que utilizan como si de uno eventual se tratase, ya que antes de los seis meses comunican la baja por no haber superado unas hipotéticas expectativas.
Todo esto lo demuestra el dato de que sólo se hayan realizado en este mes 10.000 despidos de eventuales, también por este concepto de no superar la prueba, frente a los 34.000 de hace un año. Otra novedad tras la reforma es que en este primer mes del año se hayan producido más de 40.000 despidos disciplinarios entre los indefinidos (122% más) frente a los 18.000 en enero de 2022. Y, por ejemplo, aumenta en 28.400 el número de despidos por causas objetivas por parte de las empresas (137% más) frente a los 12.000 en enero del año precedente.
Todo esto confirma que está aumentando el número de bajas de afiliados entre los indefinidos totales respecto al año anterior (618.000 en enero de 2023 frente a los 242.080 en el mismo mes de 2022 antes de la reforma laboral) mientras que se reduce el número de despidos entre los eventuales (1,4 millones el año pasado frente a 850.000 en 2023). Por tanto, no existe la estabilidad en el empleo que achaca el Gobierno a la reforma laboral sino que se trata de un simple cambio de 'cromos' estadísticos entre fijos y eventuales.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación