Economía

Preocupación en la UE por la contaminación de los coches eléctricos por frenos y ruedas

Los coches eléctricos pesan de media un 40% más que los de combustión, y frenos y neumáticos sufren sus consecuencias con un mayor desgaste que suponen emisiones contaminantes de partículas finas.

La Comisión Europea ha dado ya a conocer la nueva norma de homologación de vehículos Euro 7 para turismos de combustión, que marcará los límites máximos de emisiones contaminantes desde 2025 hasta 2035, año a partir del cual sólo se podrán comercializar automóviles y furgonetas de cero emisiones en Europa.

El reglamento respeta la senda de reducción de emisiones de CO2 (55% para coches y 50% para furgonetas en 2030 en comparación con los valores de 2021), limita aún más las emisiones de partículas finas y, como novedad, el reglamento reducirá también los contaminantes que puedan desprender los frenos y las ruedas, que a corto plazo generarán más emisiones que el motor, apuntan fuentes europeas.

La Euro 7 será el último estándar para motores y se aplicará durante los últimos diez años del motor de combustión, pese a que la Comisión estima que en 2050 el 20% del parque móvil aún rodará con motor térmico. En cambio, sí que se seguirán revisando los estándares para frenos y neumáticos.

Según el comisario de Industria, Thierry Breton, los vehículos eléctricos son de media un 40% más pesados que los de combustión y los contaminantes que desprenden sus frenos y ruedas "es un asunto absolutamente esencial y que va a perdurar más allá de 2035".

La propuesta, que tendrá que negociarse con el Consejo (los países) y con el Parlamento Europeo, toma como referencia el estándar Euro 6 en lo relativo a las emisiones de coches y furgonetas y aplica los valores más exigentes de la normativa a la que reemplazará.

Por ejemplo, en lo relativo a los óxidos de nitrógeno (NOx), la Euro 6 establecía un límite de 60 mg/km para coches de gasolina y de 80 mg/km para los diésel, mientras que la Euro 7 fija el máximo en 60 mg/km, independientemente de la tecnología. La Comisión espera que los nuevos estándares las reduzcan en 2035 en un 35% respecto a la Euro 6 para coches y furgonetas y en un 56% para autobuses y camiones.

"Siempre se puede ir más lejos, pero miramos los costes y beneficios y tratamos de optimizar", apuntaron fuentes implicadas en el diseño de una propuesta que también amplía el espectro de medición de las emisiones de los vehículos en términos de temperatura ambiental, velocidad máxima o altitud.

70.000 muertes al año

La normativa busca un equilibrio entre mejorar la calidad del aire, teniendo en cuenta que la contaminación atmosférica derivada del transporte rodado provoca unas 70.000 muertes prematuras al año en la UE, frente a los 22.900 decesos por accidentes de tráfico, y permitir operar a la industria de la automoción, que representa en torno al 7 % del PIB de la UE y aporta 13 millones de empleos.

El coste estimado de la actualización será de unos 120 euros para coches y furgonetas (entre el 0,3 y 0,6% del coste total del vehículo) y de unos 2.700 euros para camiones y autobuses (entre el 1,8 y el 3,1%).

En términos de durabilidad, la Euro 7 también contempla que los sistemas del coche se deterioran, pero tendrán que respetar los estándares hasta que tengan 200.000 kilómetros en el contador, en el caso de los coches y furgonetas. Los fabricantes también tendrán que garantizar que las baterías eléctricas funcionarán al menos al 80% de su rendimiento máximo hasta los 5 años o 100.000 kilómetros desde la compra del aparato.

La publicación de la propuesta de la Comisión, que se esperaba para finales de 2021, ha sido postergada en varias ocasiones, y la versión final que el Ejecutivo comunitario ha puesto sobre la mesa resulta menos restrictiva que los borradores previos, criticados por fabricantes como BMW o Stellantis, que entendía que no tenía "ningún sentido" dedicar inversiones a mejorar y adaptar motores de combustión que, en cualquier caso, se van a prohibir en 2035.

Señalaban también que endurecer las normas de emisiones para coches diésel y gasolina supondría una ventaja para los fabricantes chinos, volcados ya en el vehículo eléctrico. La Comisión Europea, que empezó a limitar las emisiones contaminantes de los vehículos en 1992, prepara también una propuesta inminente con nuevos estándares de emisiones de CO2 para vehículos pesados.

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