Europa pisa el acelerador en el coche eléctrico con la llegada de nuevas normativas cada vez más estrictas en materia de emisiones que pone al coche eléctrico en la palestra para que las marcas puedan ir reduciendo sus cifras de emisiones a costa, eso sí, de millonarias inversiones y de un futuro todavía muy poco clarificado. Y ha sido el presidente de PSA, uno de los grupos con mayor ofensiva en lo que al coche eléctrico se refiere, quien ha puesto el dedo en la llaga señalando los problemas que todo ello puede generar en la propia industria europea del automóvil.
Y es que el presidente del grupo automovilístico francés, Carlos Tavares, ha advertido de futuras reducciones de empleo en el sector en Europa debido a las exigencias ambientales. "Habrá reducciones de efectivos de aquí a 2030", alerta el máximo dirigente de la multinacional en una entrevista publicada por el diario Le Journal du Dimanche, en la que evalúa la situación del sector en tiempos de pandemia de la covid-19 y de transición a la propulsión eléctrica.
Tavares afirma claramente su opinión de que las exigencias de la Unión Europea para la reducción de emisiones crean una mutación profunda y brutal en un sector que emplea a más de 14 millones de personas en Europa, y que ya ha sufrido varias oleadas de reestructuraciones. Por ello, pide más tiempo para las transformaciones tecnológicas, porque el automóvil es un sector que se mueve a largo plazo y hace falta por ello secuenciar bien las tecnologías en el tiempo.
"Con el coche eléctrico se nos ha impuesto una tecnología que tiene un precio fuera del alcance de la mayoría de la clase media", por lo que Tavares considera necesarios los subsidios públicos para estos vehículos. Y es que entre la transición a los automóviles eléctricos o con algún tipo de hibridación y la pandemia cree que estamos en un mercado hipervolátil.
De la quiebra a la más rentable
En este complicado panorama, Tavares proclama orgulloso que PSA (que engloba a las marcas Peugeot, Citroen, Opel y DS) ha sido "la empresa más rentable de la industria mundial del automóvil en el primer semestre de 2020" gracias a una labor previa de constante reducción de costes. Ese recorte permitió transformar a la empresa, y recuerda que "en 2013 estábamos al borde de la quiebra".
Un asunto que se discute mucho en Francia y en el resto de Europa en los últimos meses es el de la relocalización de industrias que fueron trasladadas a países con menores costes, sobre todo laborales. El ejecutivo advierte de que "es una elección del consumidor: ¿Está dispuesto a pagar 15.000 euros por un vehículo fabricado en Europa que cuesta 12.000 si se produce fuera?".
En este sentido, recuerda el acuerdo de PSA con la energética francesa Total para producir en Francia y Alemania baterías para vehículos eléctricos para evitar la dependencia de Asia, un proyecto con una inversión de más de 5.000 millones de euros que comenzará la producción en 2023. Esta empresa, llamada ACC, "permitirá relocalizar el 40% del valor de un vehículo eléctrico", afirma.
Tavares, que lleva el timón de PSA desde 2014, ya asumió en 2017 la compra e integración de la alemana Opel a General Motors y será el máximo responsable de Stellantis, la empresa de la fusión con FCA (Fiat Chrysler), que se pondrá en marcha el año próximo y será el cuarto productor mundial.
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