Los Presupuestos que el próximo martes entrarán en el Congreso de los Diputados prevén un crecimiento del 2% para 2015 y ésta es la columna principal que sostiene, en realidad, el cumplimiento de buena parte de sus predicciones. Puede que en el primer trimestre del año que viene, el equipo económico tenga indicios de que su bola de cristal anticipa datos fiables o, por el contrario, de que sus previsiones pueden resultar fallidas como consecuencia de la contracción económica en Italia y Francia, el desinterés de Alemania en reactivar la economía de la zona euro o, sencillamente, el fracaso de la inyección de liquidez en la que se ha embarcado el presidente del BCE, Mario Draghi. Estos, explican en el Gobierno, serán los factores que acaben por definir la evolución de la economía europea en el próximo semestre y puede que el calendario electoral en España, teniendo en cuenta que Mariano Rajoy todavía tiene en sus manos la posibilidad de hacer coincidir las generales con las locales y autonómicas de mayo. Este viernes, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, no se ha atrevido a responder si estos serán, en realidad, los últimos Presupuestos que presente este Gobierno, los cuartos de la legislatura, pese a que todavía tendría tiempo para elaborar otros antes de convocar las próximas elecciones.
Las elecciones europeas como primera alerta temprana
El debate dentro del Gobierno sobre las fechas electorales viene de lejos y se acentuó después de las europeas de mayo. En ellas, a pesar de la victoria sobre el PSOE (tres puntos y dos escaños de diferencia), que le sirvió al PP para disfrazar su retroceso electoral y ganar tiempo, se comprobó el fuerte revés sufrido en Andalucía y en Cataluña y las preocupantes expectativas que se abrían en otros territorios como Madrid y la comunidad valenciana. El PP no ha olvidado que se dejó en estas elecciones 8 escaños y 19 puntos desde 2009. Si se toman como referencia las legislativas de noviembre de 2011, perdió más de 6,7 millones de votos, dato que disparó todas las alarmas teniendo en cuenta el ciclo electoral que se avecina.
El Gobierno sigue fiando el cumplimiento de sus principales previsiones macro a un crecimiento del 2% el año que viene
Las previsiones económicas no han cambiado de forma radical comparándolas con las que el Gobierno manejaba antes del verano, a pesar del empeoramiento de la situación en la eurozona. En el Ejecutivo se contaba con que este año acabaría con un crecimiento cercano al 1,5% y con que en 2015, se llegaría sin excesivas dificultades al 2%, debido al buen comportamiento de la demanda doméstica, al inicio del despegue del crédito y a la creación de empleo. En el nuevo cuadro macro que se trasladará a Bruselas, el crecimiento para este ejercicio se reduce al 1,3%, pero se mantiene el 2% para 2015.
Hacia la misma presión fiscal que en 2002
De cualquier modo, los últimos datos disponibles reflejan que la recaudación está creciendo al 5% en términos homogéneos y que el año que viene puede llegar al 7%, gracias, sobre todo, al buen comportamiento del IRPF y del IVA. En el equipo económico se ha estudiado, incluso, el margen para una rebaja de impuestos más ambiciosa de la prevista, aspecto a tener en cuenta en un año electoral como 2015. Además, las reducciones en el capítulo de prestaciones por desempleo y en el de intereses de la deuda, facilitarán un colchón extra. En el Ministerio que dirige Cristóbal Montoro se ve también viable acabar el ejercicio con un déficit del 5,5% para rebajarlo hasta el 1,1% en 2017. Las expectativas anticipan otros datos esperanzadores: para 2015, los Presupuestos casi alcanzarán el equilibrio en el saldo primario (-0,6% del PIB previsto en el Programa de Estabilidad), es decir, que descontando el pago de intereses de la deuda, las cuentas en el conjunto de las administraciones públicas ya estarán prácticamente equilibradas. Otra clave a tener en cuenta: cuando el PP llegó al Gobierno, en medio de la recesión, los ingresos del Estado estaban en el 36% del PIB. El año que viene, en un escenario de crecimiento de la economía, los ingresos se situarán por encima del 38%, un nivel similar al que había en 2004. Es la misma presión fiscal que también hubo en 1998 y en 2002 y que permitió bajar los impuestos.
Si este aluvión de previsiones no se cumpliera, admiten fuentes del PP, los Presupuestos de 2015 darían margen suficiente como para interrumpir la legislatura y celebrar en mayo elecciones generales, decisión en la que Rajoy valoraría también el hecho de que el liderazgo de Pedro Sánchez dentro del PSOE todavía no esté plenamente asentado. Ambos hablaron del calendario electoral a finales de julio, nada más acabar el congreso del PSOE, y el presidente le dio a entender a Sánchez que su intención seguía siendo la de agotar la legislatura.
Elecciones con la recuperación bajo el brazo
Si bien la mayoría de las opiniones en el Gobierno y en el PP ponen en valor la obsesión de Rajoy por la estabilidad, actitud en la que encaja llevar la legislatura hasta el final, hasta ahora prevalecía la convicción de que en este empeño pesaba también el acudir a la campaña electoral con la recuperación económica bajo el brazo. Esto es, precisamente, lo que ahora está en cuestión dentro del Gobierno, en un momento en el que Pedro Arriola, sociólogo de cabecera del presidente, ha animado el cotarro con algunas encuestas que invitan al optimismo, después de escudriñar también, provincia a provincia, la foto electoral que dejaron los comicios europeos.
Hacienda prevé que en 2015, descontando el pago de intereses de la deuda, las cuentas de las administraciones acaben en equilibrio
Es muy posible, apuntan en la dirección del PP, que la decisión final no se tome hasta que venza el mes de marzo, se mida el impacto en los ciudadanos de la primera fase de la reforma fiscal y se evalúe también el comportamiento del mercado de trabajo, dos factores considerados claves para recuperar el voto perdido que anda refugiado en la abstención. Para entonces, añaden las fuentes, se comprobará también si el segundo manguerazo de Draghi ha sido eficaz para reactivar la economía. Si en enero se atisbara de forma clara el arranque de una tercera recesión, concluyen, los planes iniciales de Rajoy de apurar su mandato quedarían en el aire.
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