Los inversores ven el rescate a la banca española como una señal de que en Europa se pueden empezar a tomar medidas contundentes. Los mercados ya descontaban durante la última semana una iniciativa similar para proteger a España de la inestabilidad provocada por las elecciones griegas del próximo domingo, precisamente lo que explica el buen comportamiento de la bolsa en jornadas recientes.
Los inversores consultados consideran que la línea de 100.000 millones puede constituir un alivio temporal a corto plazo. Prevén tibias subidas o, incluso, un cierto tirón para ganar algo de dinero con España y luego volver a castigarla. En un primer instante, puede beneficiarse la prima de riesgo y las acciones de las entidades señaladas por el FMI como robustas y que por tanto no precisan ayudas: el Santander y el BBVA.
Sin embargo, si no hay una respuesta europea, los mercados tildarán el préstamo de mero parche y pronto comenzarán a preocuparse por la ausencia de crecimiento, mayores problemas en la banca y los incumplimientos de los compromisos de déficit.
De hecho, otra cuestión muy importante para los prestamistas privados consiste en averiguar quién va a financiar esa línea de crédito: si el vehículo temporal conocido como Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), o bien el fondo permanente que entra en vigor en julio bautizado como Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). La diferencia entre uno y otro no es baladí. Los préstamos del primero, el FEEF, no tienen fijados una prevalencia a la hora de cobrar en caso de quiebra. Pero el permanente, el MEDE, goza de un estatus preferente igual que el del FMI, de modo que estos hombres de negro, como los del frac, estarían los primeros en la cola de cobro y evitarían que el resto recuperase su dinero.
Es decir, los acreedores pueden tener dudas sobre qué pasará si la economía no se reactiva y se acaba aplicando alguna forma de quitas que sólo soportarán los privados y no los préstamos europeos. El riesgo estriba en que los inversores perciban que la deuda pública española está subordinada a los créditos europeos y entonces no coloquemos un euro en bonos.
Otra cosa distinta es que en el Consejo Europeo del 28 y 29 junio pueda anunciarse un calendario de pasos hacia la integración bancaria y, quizás, fiscal. Los líderes europeos han encomendado a Barroso, Van Rompuy, Juncker y Draghi la misión de elaborar propuestas para estas reuniones. La Comisión ya ha presentado su plan de resolución de crisis bancarias con el aval de Merkel. Y esta vez sí que se vislumbra la voluntad de llegar a importantes acuerdos, lo que ha alimentado el optimismo existente en los mercados.
Pero si los líderes europeos no están a la altura de las expectativas, el cortafuegos instalado alrededor de España por valor de 100.000 millones no será suficiente. Le falta un cero, comentaba un inversor. No en vano, la cifra no es nada comparada con los 2 billones de euros a tres años que ha inyectado el Banco Central Europeo en el sistema financiero.
Los mercados van a presionar para que Europa haga explícito su respaldo a España. En tanto esto no suceda, seguirán subrayando nuestros desequilibrios como el déficit por cuenta corriente, el exceso de gasto o el paro.
Respecto a la actitud del Gobierno popular hacia el rescate, un inversor afirmaba: “Están encantados de conocerse, pero han endeudado al país en 100.000 millones en medio de una recesión para poner el dinero en un negocio ruinoso como las excajas. Y todo por no apretar con las medidas… Al final, estos préstamos tendrán que devolverlos los contribuyentes”.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación