España es la segunda potencia turística mundial y la primera a nivel europeo. El sector turístico en nuestro país mueve millones de euros y equivale a casi un 12% del Producto Interior Bruto (PIB). Sólo durante el año pasado, nos visitaron más de 82 millones de personas, que se dejaron aproximadamente 87.000 millones de euros.
Sin embargo, según apuntan expertos en el sector, al modelo turístico español le "queda mucho camino" por recorrer en un aspecto fundamental: el turismo de compras.
"Somos líderes en turismo. Tenemos muchísimo turismo, sí, pero turismo low cost, mochilero. Nos interesa como mercado un turismo que sea de calidad, no de cantidad", apunta Alicia Maniega, directora general de la app b.free!, una plataforma digital que permite realizar todo el proceso de devolución del IVA a los turistas de fuera de Europa a través de Internet.
A pesar de que que nuestro país es líder en cuanto al número de turistas que recibe anualmente, se encuentra a la cola de Europa en turismo de compras. Esta noción, que todavía resulta una gran desconocida para el gran público, hace referencia a un concepto muy sencillo: fomentar que vengan turistas no sólo para visitar monumentos, sino para comprar.
"En Italia venden nuestro aceite a los turistas ¿Por qué? Pues porque saben hacerlo mejor. No es que no tengamos el producto, porque lo tenemos y de mayor calidad. Sólo nos falta venderlo y creernóslo"
Al contrario de lo que sucede en países como Francia, Italia o Reino Unido, donde los turistas extracomunitarios se gastan ingentes cantidades de dinero yéndose de compras, España continúa concentrando visitantes que buscan un modelo de turismo centrado en el mítico sol y playa.
Un euro en Madrid, cinco en Milán
Según el último informe anual de Global Blue, uno de los mayores operadores internacional de Tax Free, los turistas que viajan a nuestro país se dejan de media unos 955 euros, frente a los 2.100 de Reino Unido o los 2.125 de Francia.
"Por cada euro que se gastan los turistas aquí, se gastan cinco en Londres o en Milán", apunta Maniega, que lleva más de 20 años trabajando en la industria del turismo. Según segura, el problema radica en una falta de estrategia y de márketing.
"Lo que nos hace falta es vendernos, vender bien la marca España. En Italia, por ejemplo, venden nuestro aceite a los turistas ¿Por qué? Pues porque saben hacerlo mejor. No es que no tengamos el producto, porque lo tenemos y de mayor calidad. Sólo nos falta venderlo y creérnoslo", asegura.
Sólo cerca del 0,6% de los turistas que recibimos anualmente corresponde al perfil de turista de lujo -es decir, aquellas personas que se dejan más de 40.000 euros viajando cada dos años- mientras que el porcentaje en nuestros países vecinos de la zona euro es mucho mayor.
"La gran diferencia es que no vendemos lo típico, lo que es nuestro. Los turistas se toman un vino francés y se suben por las paredes, mientras que se toman un vino español y no lo aprecian porque no tiene todo ese marketing alrededor. El producto lo tenemos y mejor que ellos. Sólo nos hace falta venderlo y terminar de creérnoslo", afirma la directora general de b.free!
"Para mí es la primera asignatura pendiente, vender lo nuestro y sacar pecho de lo propio", concluye, tras añadir que hay que apostar por las marcas españolas, y fomentar el consumo de algo más que el flamenco, los toros y los "souvenirs baratos".
El turista ideal es chino
Pero para vender, hace falta que vengan turistas que correspondan al perfil que este nuevo modelo de turismo busca. Una de las nacionalidades que ejemplifica muy bien el 'turista ideal' -viene mucho, gasta mucho y encima, vuelve- es la china. Seguidos de los chinos están los estadounidenses, que se encuentran entre los turistas extracomunitarios que más repiten España como destino.
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De media, cuando un ciudadano chino viaja a España gasta unos 2.500 euros, muy por encima de la media de 955 euros mencionada anteriormente. De todos los ciudadanos chinos que nos visitan, sólo el 17% de ellos concentran más de 35% del gasto en compras. No obstante, siguen siendo pocos en comparación con el resto de destinos turísticos europeos.
Durante el año pasado, cerca de medio millón de chinos visitaron nuestro país, mientras que Francia -a pesar de registrar importantes bajadas en el turismo debido a la crisis de los chalecos amarillos- recibió hasta 2 millones.
"En lo que respecta a viajeros procedentes de destinos asiáticos, que son los que tienen un poder adquisitivo enorme, nosotros los vemos muy de pasada y todo lo que significa Asia en nuestro turismo de compras -que es muchísimo- si nos comparamos con nuestros vecinos de Francia o Italia no es ni una mínima parte", confirma Maniega. "Lo que hay que preguntarse no es por qué vienen y no compran, si no por qué no vienen a España", señala.
Conexiones aéreas y visados
A su modo de ver, hay dos factores que influyen de manera directa en este fenómeno. Por un lado, la falta de conectividad aérea que existe actualmente en nuestros aeropuertos con destinos como Pekín o Riad, fuentes principales del tipo de turista que esperan atraer para fomentar el turismo de compras.
“Lo que ocurre es que evidentemente, muchas veces, el turista extracomunitario no viene directo a España. Lo que hace es comprar un tour por Europa, y por lo general, suelen comprar cuando ya van a volver a sus países. Al final, claro, si tú vienes a España pero tu siguiente destino es Francia, pues compras en Francia”, apunta Maniega.
El otro factor fundamental, sobre todo desde el punto de vista de la administración central, es mejorar la emisión de visados en países como China, Corea, Rusia, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. El Gobierno ya ha confirmado su intención de abrir un nuevo Consulado General en Chengdú -provincia de Sichuan- debido a la enorme afluencia de solicitudes de visados, entre otros motivos. Por su parte, Maniega aplaude que desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo “se hayan puesto manos a la obra” en los últimos años, aunque insiste, que todavía queda mucho, pero que mucho, por hacer.
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