La transformación que está sufriendo Europa en relación con la movilidad individual a través del automóvil está generando todo tipo de debates ligados casi siempre al coche eléctrico y sus problemáticas, relacionadas sobre todo con los materiales necesarios para la producción de las baterías.
Se necesita, de entrada, enormes cantidades de cobre, hasta cuatro veces más que un coche de combustión, lo que está creando una presión sobre la capacidad de producción mundial de un mineral que cada vez cuesta más dinero, agua y energía extraer.
Por otro, el imprescindible Litio, un material que, según el consejero delegado del grupo automovilístico Stellantis, Carlos Tavares, no se produce en el mundo en tanta cantidad como para cubrir la demanda actual vinculada a la fabricación de las baterías de los coches eléctricos.
"No estamos produciendo tanto litio como necesitamos. Ahora mismo tenemos 1.300 millones de coches que funcionan con motores de combustión interna en el planeta. Tenemos que sustituirlos por una movilidad limpia y eso necesitará mucho litio", advirtió el directivo en el marco del 'Freedom of Mobility Forum' organizado por Stellantis.
Problemas geopolíticos
"No solo es una cuestión de que el litio pueda ser insuficiente, sino que la concentración de su extracción puede generar problemas geopolíticos", ha agregado. Y es que el litio presenta entre otras cosas graves problemas medioambientales en su producción y desecho, lo que es relevante en baterías cuya vida útil puede estar entre los seis y los siete años.
No obstante, Tavares también ha señalado que la investigación en torno a las baterías de los vehículos eléctricos para hacerlas más livianas e incrementar su autonomía también conlleva que en el futuro quizá se utilicen materiales diferentes.
"No sabemos cuáles serán las materias primas que necesitaremos a finales de esta década. Pero si conociéramos esos materiales y tomamos el ejemplo del litio, podemos anticipar que fragmentaremos el mundo con regulaciones locales que harán las cosas más difíciles en cuanto a la asequibilidad de estas materias primas", sentenció Tavares.
En ese sentido, el consejero delegado de Stellantis también señaló que no han sido los fabricantes de automóviles los que decidieron ir hacia la electrificación, sino que esa senda fue adoptada debido a las regulaciones de los distintos países.
Unas regulaciones que están poniendo en jaque a la industria europea, con la nueva normativa Euro 7 flotando en el aire pendiente de su aprobación definitiva, con la mayoría de los fabricantes contrarios a su aplicación por los altísimos costes que supone cumplir una norma que, en pocos años, estaría fuera de lugar con la prohibición de comercializar coches de combustión.
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