Economía

¿Protésicas? ¿Parásitas? Así son las viviendas que colonizan las grandes ciudades

La delgada línea que difiere entre epifita y parásita se encuentra en su autonomía e independencia. Mientras la vivienda epifita es totalmente autónoma, la vivienda parásita necesita en su totalidad a la otra infraestructura.

Los pequeños de la casa, y no tan pequeños, conocen de sobra las construcciones de Lego, piezas azules, rojas o amarillas que dan vida a un castillo, un coche o una casa. ¿Quién no ha soñado con hacer sus construcciones realidad? Sin embargo, ha habido alguien que ha llegado mucho más allá. Como si de una caja se tratase, con paredes finas de madera, y hasta con sitio para el edredón, ya que la noche refresca en la provincia valenciana, Fernando Abellana ha creado su estudio de diseño en un lugar, hasta el momento, desconocido. 

La creación de Abellana se encuentra en un puente de hormigón. Lo llama estudio secreto porque no se ha desvelado la ubicación exacta para evitar las cámaras. Incluso para la gente que camina a sus alrededores llega a pasar inadvertido. Está escondido bajo un puente, pero tiene todo lo imprescindible para que el líder del estudio de diseño Lebrel Furniture cree. Abellana cuenta que lejos de imágenes idílicas de cabañas en bosques, han encontrado la clave para "recuperar espacios dentro de la ciudad". "Poder refugiarse en ocasiones del ritmo frenético de las grandes urbes", añade.

Imagen del estudio de Fernando Abellana

Sus paredes son de hormigón, las propias vigas del puente. Es una minivivienda suspendida a varios metros del suelo y el único mecanismo para transportar la estructura que da forma al estudio es una manivela manual. Cuando llega la noche, Abellana cierra las delgadas paredes de madera, extiende su edredón y espera a seguir creando a la mañana siguiente.

El estudio de Fernando AbellanaEl sistema de transporte de la estructura

No obstante, este es solo un ejemplo de la nueva tendencia que está cobrando fuerza en el mundo. Grandes ciudades como Sao Paulo, Holanda o Sidney ya tienen entre sus calles viviendas adheridas a otras construcciones. Aunque no hay que irse tan lejos, Cáceres ya conoce este tipo de infraestructuras en un lugar tan emblemático como sus murallas, en las que se pueden ver pequeñas casas de fachada blanca. 

No es algo novedoso, puede que se convierta en tendencia en este siglo, pero lo cierto es que históricamente ya se ha empleado para el aprovechamiento del espacio y siempre ha estado ligado a las necesidades económicas. En este sentido se crearon hogares en Tarazona (Zaragoza), en el Teatro Marcelo de Roma o en el Puente Vecchio de Florencia.

El Puente Vecchio, en Florencia

El Puente Vecchio se ha convertido en uno de los claros símbolos de la capital de la Toscana. El romanticismo por doquier que inunda la capital también se observa en esta infraestructura. Sin embargo, aunque el puente de piedra tiene más de 600 años, hay un elemento que pronto se convirtió en característico de la ciudad: sus casas tiendas adheridas a la fría piedra. Al principio fueron carnicerías, pero debido al mal olor fueron trasladadas para instalar allí las joyerías con fachadas de colores que hoy se conocen. 

Innovación y diseño

En pleno siglo XXI, la innovación y la modernidad también han llegado a este tipo de construcciones. Lejos de las empleadas en lugares como Tarazona o Cáceres, en las que la piedra, la madera y lo tradicional prevalecen, las modernas infraestructuras se construyen en forma de cubículo, de caja o con formas abstractas, con o sin vértices, buscando el diseño y la originalidad. Ejemplos de ello son varios proyectos que llaman la atención por su originalidad y por su ubicación

En Rotterdam (Holanda), existe una estructura bautizada como proyecto Las Palmas y creada por Korteknie Stuhlmacher Architecten. Se creó para la exposición 'Parasites' ('Parásitos') del año 2001, en la que se buscaba el objetivo de demostrar la capacidad de construir lugares residenciales en sitios inusuales.  

Las Palmas

En la ciudad alemana de Leipzig existe otra infraestructura de este tipo, esta vez en forma de cubo. En este caso, los creadores de las llamadas Rucksack House (Casas mochila) ven en este proyecto una forma de ampliar un hogar. Están destinadas a ser, como mencionan, una sala adicional, por lo que no cumpliría el papel de las mencionadas casas parásitas, ya que pertenecerían al mismo dueño de la casa 'huésped'.

Rucksack House 

Interior de una Rucksack House

Delgada línea entre la vivienda innovadora y la legalidad

Conviene desterminar que la ley aún no contempla este tipo de microviviendas. Asimismo, se ha de distinguir entre las viviendas protésicas, las epifitaprotésicas epifitas y las parásitas. La delgada línea que difiere entre epifita y parásita se encuentra en su autonomía e independencia. Mientras la vivienda epifita es totalmente autónoma, y aunque se adhiera a otra estructura y la necesite para sostenerse, es independiente de la misma. La vivienda parásita, por su parte, necesita en su totalidad a la otra infraestructura, de la que obtendrá electricidad y agua en la mayoría de los casos, por lo que podría catalogarse como okupa.

España, China, Chile... han sufrido la peor versión de las casas protésicas. Las viviendas parásitas se aprovechan de su 'huésped' sin contribuir de ninguna forma. Se adhieren a una vivienda o un hogar del cual dependen en su totalidad y no permiten la independencia del mismo. Casos como este se han visto en las ampliaciones ilegales de pisos en numerosas ciudades. 

Imagen de la cabaña en Estocolomo

En muchos casos, esta forma de aprovechar espacio se convierte en un modo de ocupación que afecta a los habitantes de casas 'invadidas'. Se desarrollan como el caso de una casa de madera creada por la artista finlandesa Tea Makipaa. Su localización es imposible de ocultar para los transeúntes de las calles de Estocolmo. Se trata de una cabaña creada en 1998 a 20 metros de altura en la fachada del Kulturhuset, en pleno centro de la ciudad. La artífice de esta vivienda cuenta en su página web que este hogar se alimentaba de la electricidad, agua y calor de su "casa madre", a la que "golpeó de forma parasitaria", reconoce.

Por ello, y aunque aún no se ve multitud de estas construcciones, la controversia de si estas infraestructuras son arte, una ayuda social o un inconveniente se encuentra en si su habitante 'se alimenta' o no de su 'huésped'.

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