Hay quien dice que la parálisis política está siendo hasta positiva para la economía porque está impidiendo nuevos aumentos de gasto y ayudando, de alguna manera, a controlar las cuentas. Pero lo cierto es que el parón no se está reflejando en parámetros como la deuda pública o el déficit del Estado. El endeudamiento sigue creciendo a un ritmo desbocado y aumentará en 40.000 millones este año, y el saldo de la Administración Central, que no ha parado de bajar en los últimos años, volverá a rozar los 30.000 millones al finalizar 2016.
Así lo reflejan las últimas notificaciones de déficit y deuda que ha enviado el Gobierno a Bruselas. El Ejecutivo tiene que notificar dos veces al año a Eurostat, la oficina estadística europea, los déficit públicos y los niveles de deuda previstos y reales. La primera antes del 1 de abril y la segunda antes del 1 de octubre. En esta segunda notificación el equipo de Cristóbal Montoro se ha visto obligado a admitir que la deuda pública aumentará casi 40.000 millones en 2016, más que en 2015, y que el déficit del Estado volverá a crecer tras años a la baja.
Lo curioso de estos datos es que al ponerlos en relación con el PIB no reflejarán estos aumentos. ¿Por qué? Porque la economía va a seguir creciendo en 2016 y el PIB será algo más alto que en 2015. Al dividir las cifras de deuda y déficit entre el nuevo PIB saldrán unas ratios iguales o incluso algo menores que las registradas en 2015.
Por ejemplo, la deuda pública acabó el año pasado en 1,07 billones de euros, el 99,8% del PIB. En 2016, la deuda escalará casi 40.000 millones, hasta 1,11 billones de euros. Esta cifra marcará un nuevo máximo histórico, pero al relacionarla con el nuevo PIB (1,114 billones) se queda en el 99,7%, una cifra muy similar a la del año pasado. Por eso cada vez que salen los datos mensuales de deuda que arrojan fuertes incrementos, el Gobierno se apresura a decir que la deuda no va a crecer en 2016.
Lo cierto es que la deuda pública no ha parado de crecer desde que estalló la crisis, hasta llegar prácticamente a triplicarse. En concreto, ha pasado de sumar 383.798 millones en 2007 a empezar 2016 consolidada por encima del billón de euros. En términos de PIB, ha pasado del 35,5% marcado en el último ejercicio anterior al ajuste a cerrar el segundo trimestre en el 100,5%. Nada más y nada menos que 65 puntos en ocho años y medio y una cifra absoluta que supone un endeudamiento de 23.816 euros por cada español.
Y las cosas no mejoran al hablar del déficit del Estado. En realidad, el Gobierno ha conseguido reducir este saldo en términos brutos desde que llegó al poder. Pero no va a conseguirlo en 2016. Este año, el déficit estatal repuntará en más de 600 millones, pero al relacionar la cifra con el nuevo PIB para sacar la ratio, una vez más la matemática favorece al Ejecutivo. El déficit se quedará en el 2,6% del PIB, una décima menos que el registrado el año pasado.
Y eso a pesar de que el Partido Popular consiguió sacar adelante en el Congreso esta semana el cambio en el Impuesto de Sociedades para recaudar 8.300 millones más antes de que acabe el año. Gracias a este cambio, la Administración Central podrá cumplir con el nuevo reparto de déficit que ha diseñado el Gobierno a partir de las cifras dadas por la Comisión.
Algo similar sucederá con el déficit público, que además del saldo del Estado tiene en cuenta el de las comunidades autónomas, el de la Seguridad Social y el de los Ayuntamientos. Éste saldo se reducirá en 4.000 millones este año, pero el desfase seguirá en 51.161 millones. La cifra parece inicialmente muy elevada, pero supone el 4,6% del PIB de este año, es decir, justo la cifra que quiere la Comisión.