La nueva convocatoria electoral puede provocar la mayor catarsis conocida en la Administración Pública. La excesiva politización introducida por los partidos, sobre todo entre los altos cargos, provocará una parálisis de impredecible resultado como consecuencia de una vuelta más, esta vez más acentuada, al capítulo de ceses y nombramientos en los escalafones de funcionarios que se encargan de la gestión política y administrativa del país. Y, en particular, podría afectar a la credibilidad de España en el exterior, sobre todo ante la UE.
Las elecciones se van a producir en medio del turno de la presidencia europea; y, si se produce un vuelco político, el futuro presidente del Gobierno podría cesar a los actuales altos cargos que ha nombrado Pedro Sánchez y que llevan trabajando en este mandato. Esta posibilidad supondría una oportunidad perdida para los intereses nacionales.
A este ejemplo habría que sumar la falta de toma de decisiones en los ministerios en este escalafón del ‘generalato’ político hasta la conformación del nuevo Ejecutivo, con el consiguiente baile de puestos. Como sucede cada vez que se produce un giro político, los altos cargos que han sido contratados procedentes del exterior de la Administración serán despedidos, y altos funcionarios de la Administración General del Estado que han sido elegidos para estos puestos por el actual Gobierno quedarán relegados a otros desempeños. Se verán alejados de cualquier actividad que tenga que ver con el manejo de algún tipo de información sensible para el nuevo equipo gubernamental. Se han dado casos de exsecretarios de Estado, de exsubsecretarios o de exdirectores generales que se les ha ‘enclaustrado’ en un despacho, sin acceso a papeles e informes, para evitar que pudieran hacer acopio de informaciones bajo la sospecha de que pudieran transmitirla al Ejecutivo que les nombró anteriormente.
Sucede siempre que se produce una alternancia en el poder. Pero, en esta ocasión, cabe esperar un mayor enconamiento, como consecuencia de ese aumento de la politización en los altos cuerpos de la función pública por parte de los partidos y del enfrentamiento entre los principales grupos políticos. Todo esto es sólo un ejemplo del vacío administrativo que se produce cada vez que hay un cambio de Gobierno, que afecta al ciudadano y a la economía, y que dice muy poco de la escasa confianza depositada en la función pública creando bandos. Es evidente que cuando un partido llega a La Moncloa forma su propio ‘staff’ en detrimento de los servidores públicos del Estado nombrados por el anterior equipo gubernamental.
Tras el 23-J, cabe esperar un mayor enconamiento como consecuencia de ese aumento de la politización en los altos cuerpos de la función pública
Sánchez pasará a la historia estadística por ser el presidente de Gobierno que más ha prescindido de los servicios profesionales de los altos funcionarios del Estado, que han accedido al empleo público mediante una oposición y un concurso de méritos, contratando al menos al 10% de los altos cargos del sector privado como personal de confianza (procedentes de la cantera del partido). Y, lo que es más importante, sólo ha mantenido en sus puestos a 85 (la mayoría no podía ser cesado) de los 707 que dejó Mariano Rajoy a mediados de 2018, mientras que ha cambiado de desempeño a otros 45. Se trata de las cifras de continuidad más bajas de la estadística administrativa.
Así, de la inflación de 762 altos cargos de que disponen ahora los ministerios, sólo el 12% fueron nombrados por el equipo de Rajoy. Son los que siguen en la actualidad en sus puestos. Y hay otro 6% a los que se les ha cambiado de desempeño manteniendo su condición de alto cargo. Entre ellos figuran curiosamente, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá (que el PP situó al frente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF); y el exministro de Asuntos Exteriores con el PP entre 2016 y 2018, Alfonso Dastis (que el PSOE ha nombrado embajador en Hungría por su condición de diplomático).
Por tanto, Sánchez sólo conserva al 18% (129 en total) de los altos cargos heredados, mientras que ha nombrado al 82% restante. Lo que significa que el Gobierno actual se ha ‘pulido’ a casi todos los altos puestos nombrados por su antecesor. En general, los que se han mantenido en el ‘staff’ ocupan puestos menores sin responsabilidad política, o no podían ser cesados porque tienen nombramientos con una duración superior a la legislatura, o han sido designados por las comunidades autónomas, o se corresponden con compromisos de Estado (por ejemplo, hay al menos seis cargos de la Casa Real) o se trata de desempeños muy técnicos y sin un fácil recambio.
Altos funcionarios que repiten
¿Quiénes repiten cargo? Siguen en sus puestos ocho consejeros y directores del Banco de España, entre ellos su Gobernador (Pablo Hernández de Cos) así como más de una docena de consejeros de la CNMC, CNMV y CSN. También continúan 17 directores de Autoridades Portuarias, que se encargan de gestionar, administrar y explotar los puertos de competencia estatal y que eligen las autonomías, así como 14 presidentes de organismos, entidades, institutos o agencias. Entre ellos aparecen: la directora general de la Organización Nacional de Trasplantes, Beatriz Domínguez; el presidente de la Agencia Estatal de Meteorología, Miguel Ángel López; el Director del Consorcio Público Centro Nacional del Hidrógeno, Emilio Nieto; o el director del Instituto Astrofísico de Canarias, Rafael Rebollo.
Hay que sumar a ocho responsables de fundaciones, entre ellos: el director gerente de la Thyssen; el secretario general del Instituto Iberoamericano del Mercado de Valores, Santiago Cuadra; el director del Teatro Real, Ignacio García Belenguer; o la directora gerente de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas, María Ángeles Pérez. Además, se mantiene el embajador en Marruecos (Ricardo Díez-Hochleitner) y una veintena de directores generales en puesto muy especializados. Entre ello, los responsables de Aduanas; Catastro; Sanidad de Producción Agraria; Parque Móvil de los Ministerios; Protección de Datos; Oficina Española de Cambio Climático; o el de Costes de Personal.
Sánchez pasará a la historia estadística por ser el presidente de Gobierno que más ha prescindido de los servicios profesionales de los altos funcionarios del Estado, que han accedido al empleo público mediante una oposición y un concurso de méritos
¿A qué altos cargos se les ha cambiado de puesto? Además de Escrivá y Dastis, hay casi una treintena de embajadores que se les ha buscado otro destino. Por ejemplo, el embajador representante de España en la UE con el PP (Juan de Arístegui) es ahora el responsable diplomático en Eslovenia con el PSOE; el de la República Argelina (Santiago Cabanas) ha pasado a Estados Unidos; el de Nicaragua (Rafael Garranzo) ha sido trasladado a Chile; y, por ejemplo, el exJefe de Protocolo de la Casa Real (Alfredo Martínez) es el actual embajador en Canadá mientras que el exembajador Permanente de España ante la Oficina de Naciones Unidad en Ginebra (Victorio Redondo) está destinado ahora en Francia.
El Gobierno actual también ha cambiado de puesto a media docena de Autoridades Portuarias, un par de cargos de la Casa Real (por ejemplo, el Jefe de la Secretaría, Alfonso Sanz, es el nuevo consejero diplomático del Rey) y del Banco de España (el director general adjunto de supervisión, Alberto Ríos es el director de Conducta Financiera y Billetes). También hay otra docena de cambios, como el del consejero del CSN, Jorge Fabra, que es el director general del Plan de Resilencia del Gobierno, mientras que el director general de Desarrollo Rural (Esperanza Orellana) dirige ahora Producción y Mercados Agrarios y el de Racionalización y Contratación Pública (Pablo Arellano) con el PP es ahora el Interventor General del Estado.
Récord de altos cargos
En todo caso, el actual Gobierno ha aumentado el número de altos cargos del Estado hasta el récord de esos 762 (un 8% más que Rajoy), con diputados y senadores salen más de 1.300, y ha realizado el mayor número de nombramientos y ceses de la democracia. Por ejemplo, desde que Sánchez llegó a La Moncloa en 2018 se han producido 1.084 nombramientos con un cúmulo de rotaciones y cambios permanentes en las crisis de Gobierno de Sánchez y una cifra algo inferior de ceses como consecuencia de ese puñado de funcionarios nombrados por Rajoy que han podido mantener sus puestos.
frasquitoelloco
Los funcionarios están para que el Estado funcione. Sánchez no quiere eso. Sólo quiere lacayos que no le hagan sombra ni desobedezcan. Por eso prescinde de los que valen.
DANIROCIO
no creo que el PP se ventile a los mas importantes,que pasara con Conde Pumpido, LOLA la fiscala y muchos puestos vitales para este pais tanto politico,juridico y economico,mi pregunta es ,se puede echar a toda esta gente enchufada, es legal o hara como Sanchez que se pasara por el forro todo lo que se ponga enmedio,los puestos clave como el T.C.y LA FISCALIA DE LA MEMORIA los podra eliminar,lo del supremo mejor me callo y no digamos los miles de enchufados todas las administraciones,vamos un marron de recuerdo
Urenga
Seguro que algunos de los que han permanecido es porque ya eran de su cuerda y el Rajoy no se los pulió en su momento. Por ejemplo, el tal Díez-Hochleitner es hijo del conspicuo peón de Prisa conocido como por sus amigos como Díaz-Jolines, ya fallecido.
User
@venacapaca, completamente de acuerdo. Feijoo es todavía más cobarde que Rajoy, que ya es decir, y está más preocupado de insultar a los votantes de Vox para agradar a los de la izquierda. No le entra en la mollera que un votante de izquierdas jamás le votará, aunque le vaya la vida en ello. Tanto hablar Sánchez de la ultraderecha y el muy merluzo se lo ha acabado creyendo. Si tiene que hacerlo, pactará antes con el PSOE, el último insulto. Para un socialcomunista, todo lo demás es derecha y fascismo.
venacapaca
Esperemos que si llega a gobernar el pp, purgue el 100% de los cargos, que haya dejado este sátrapa, aunque como no tendrá la valentía de hacerlo, tendrá que hacerlo VOX, porque si no no va a gobernar, si no es con VOX, y también tendrá que abandonar esa agenda 20 - 30, que tanto daño está haciendo a España y a los españoles.