La familia real de Qatar ha visto en el Mundial de fútbol toda una palanca para el país. Tanto, que para recuperar lo invertido tendría que exportar más del 10% de sus actuales reservas de petróleo.
La mayor cita del deporte rey ha sido vectora de inversiones (que no necesariamente gastos) de dimensiones astronómicas para un Estado cuasi novel de 11,6 mil kilómetros cuadrados y unos tres millones de habitantes -la mayoría de ellos en Doha-, de los que el 80% son inmigrantes. La organización estima que durante el torneo, el país recibirá 1,2 millones de turistas y se beneficiará de un impacto económico de 17.000 millones de dólares.
Desde la designación como sede del Mundial en 2010, Qatar ha sumado algo más de un millón de habitantes. Con motivo del torneo, el Estado ha invertido hasta 500 millones de dólares por semana, según reconoció en 2017 el ministro de finanzas qatarí. El coste de todas las infraestructuras que se han hecho para poder albergar el campeonato sería de alrededor de 220.000 millones atendiendo a distintas fuentes, una cifra 17 veces superior a la inversión volcada por el Gobierno de Rusia en la edición 2018.
A semejante volumen se llega contando todos los proyectos de obra civil que se han impulsado directa o indirectamente en torno a la Copa del Mundo a juicio de la propia organización qatarí. Entre ellos se incluyen el nuevo aeropuerto de Hamad (seis veces más grande que el anterior), la ciudad de Lusail o nueva Doha a 25 kilómetros (con un coste de unos 45.000 millones), caminos y autopistas, rascacielos, hoteles y edificios residenciales, restaurantes, parques temáticos, una línea de metro de alrededor de 70 kilómetros, puertos con cruceros, seguridad, y todas las infraestructuras necesarias para permitir la construcción de las ocho sedes.
Según cifras oficiales, los ingresos asociados al petróleo representan el 70% del presupuesto del Estado de Qatar
Todas estas construcciones han tenido que seguir también criterios de sostenibilidad energética, por lo que dejarán un inconmensurable legado, reivindican desde el comité organizador.
El país recuperaría lo invertido con al menos cuatro años y medio de producción de petróleo al ritmo actual y su exportación al precio promedio de los últimos doce años -unos 75 dólares por barril-, según cálculos de la firma de investigaciones de mercado Tradingpedia.
Qatar tendría que exportar al menos 3.000 millones de barriles
Qatar tendría que exportar al menos unos 3.000 millones de barriles de petróleo para cubrir todas las inversiones alrededor del Mundial. Actualmente, el país tiene una capacidad probada para unos 25.000 millones de barriles, de modo que recuperar el dinero de su macroproyecto mundialista equivaldría a consumir en torno al 12% de sus actuales reservas petrolíferas.
Semejante volumen de inversión se acerca a todo el Producto Interior Bruto de Qatar este 2022, y casi duplica lo que ingresa anualmente por exportar el oro negro. Este recurso -que comenzó a descubrirse en Qatar a mediados del XX- junto con su gas natural -que empezó a explotarse desde los 80s- conforman la vasta mayoría de ingresos por exportaciones del país. Según cifras oficiales, la explotación de petróleo y derivados representó en 2021 alrededor del 70% de los ingresos del Estado de Qatar.
A día de hoy, el país sigue produciendo cerca del 3% del petróleo mundial y dispone todavía de la 14º mayor reserva probada en el mundo -la principal corresponde a Venezuela, con capacidad para alrededor de 300 mil millones de barriles-. Al ritmo actual de consumo de su oro negro (incluyendo exportaciones), Qatar dispone de reservas para unos 40-50 años, de acuerdo a estimaciones del mercado. De ahí que el Estado tienda a volcarse tanto en potenciar el gas natural -al disponer de la segunda mayor reserva probada en el planeta- como en diversificar su economía.
El Mundial ha sido la palanca de infraestructuras que no solo sirven a la competición sino a la llamada Agenda 2030 del país para "transformar Qatar en una sociedad avanzada capaz de lograr un desarrollo sostenible"
Todas las cifras anteriores podrían quedarse igualmente cortas. Y es que de acuerdo a Bloomberg, el coste de las inversiones mundialistas para Qatar se acercaría realmente a los 300.000 millones de dólares. Lo que conllevaría un coste superior al 15% de las reservas petroleras.
Paralelamente, una investigación del medio The Guardian asegura que 6.500 trabajadores inmigrantes desde India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en Qatar desde su designación como sede del Mundial 2022, cifras que el país no reconoce pero sí una evolución en las condiciones laborales.
Según reivindica el comité organizador, el Mundial ha sido la palanca de infraestructuras que no solo sirven a la competición sino a la llamada Agenda 2030 del país en materia de cultura, deporte y diversificación profesional para "transformar Qatar en una sociedad avanzada capaz de lograr un desarrollo sostenible". La cita futbolística, como eje en el horizonte de múltiples proyectos, ha servido así "como motor para impulsar y acelerar muchas de las iniciativas con las que el Gobierno qatarí se ha comprometido en términos de desarrollo urbano o diversificación económica" para superar la dependencia de combustibles fósiles.
Si solo se tienen en cuenta las obras de las ocho sedes mundialistas, la inversión rondaría entre los 6.000 y los 10.000 millones dólares. Lo que da un costo por estadio cercano o superior a los 600 millones, esto es, el doble de lo que costó, por ejemplo, el Metropolitano al Atlético de Madrid, y más de lo que iba a costar inicialmente en 2018 la reforma del Santiago Bernabéu, la mayor obra en marcha en España.
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