Cumplir el déficit es una prioridad. Este ha sido uno de los ejes del discurso político de todos los miembros del Partido Popular desde que llegaron a La Moncloa. Pero la realidad es bien distinta. Las cifras muestran que el Gobierno de Mariano Rajoy no consiguió cumplir las metas acordadas con la Comisión en ningún ejercicio de su primera etapa de Gobierno. Y tampoco lo logrará en los años que seguirá pilotando el país.
Esta es una de las principales conclusiones que se pueden sacar de las previsiones de invierno de la Comisión Europea, que arrojan un duro mensaje para las autoridades españolas: No cumplieron en 2016, no lo harán en 2017 y tampoco en 2018, lo que hace prácticamente imposible que consigan la meta en 2019, el último año que abarca el Programa de Estabilidad del Gobierno español.
Pero lo cierto es que no cumplir no es novedad. Si miramos hacia atrás y analizamos los objetivos que se fijó Rajoy al llegar al poder, las cifras parecen increíbles hoy en día. Es cierto que el PP se encontró un desfase de más del 9% en 2011, pero prometió reducirlo, nada más y nada menos, que al 5,3% en 2012. En aquel momento, el Gobierno esperaba que las cuentas acabaran 2015 en el 1,1%, año que, en realidad, se cerró con un agujero fiscal del 5%.
Las cifras de Bruselas dejan en el aire un ajuste de más de 11.000 millones si España quiere cumplir lo pactado
De hecho, los últimos desfases casi cuestan una multa al país de unos 2.000 millones de euros por los reiterados incumplimientos. Pero los peores augurios no se cumplieron: Bruselas se apiadó una vez de las autoridades españoles y optó por cancelar la multa y otorgar la enésima prórroga a España para cumplir las metas fiscales. Lo peor es que, hoy por hoy, tampoco parece ser suficiente.
Las cifras de la Comisión apuntan a nuevos desfases en el déficit público. Según sus estimaciones, el saldo cerró el año 2016 en el 4,7%, bajará al 3,5% en 2017 y se quedará en el 2,8% en 2018. No solo no coinciden con las del Gobierno, sino que dejan en el aire un ajuste de 11.000 millones si se pretende cumplir lo pactado: 4.000 millones este año y 7.000 millones el año que viene.
Pero el Gobierno no solo no cumplirá las previsiones de déficit. Las cifras de deuda pública que ha dado la Comisión tampoco son para tirar cohetes. Bruselas cree que la deuda no bajará en 2017, sino que seguirá subiendo y se mantendrá en el entorno del 100% en los próximos tres años. El Gobierno, en cambio, espera que baje al 97% en 2018 y al 95% en 2019.
Lo cierto es que parece difícil que la deuda consiga bajar dada la presión que está arrojando el Ejecutivo sobre este parámetro, al que va a cargar también la financiación de las pensiones. Y es que el Fondo de Reserva se agota y el Ejecutivo a decidido tirar de emisiones para garantizar las prestaciones. Esto supondrá la emisión extraordinaria de unos 16.500 millones solo en este ejercicio.
La Comisión tampoco arroja buenas noticias en materia de PIB y paro. Aunque sostiene que España seguirá creciendo más que otros países de la zona euro, la economía y el empleo irán perdiendo fuerza y crecerán menos de lo que espera el Gobierno. Esto hará que la tasa de desempleo tampoco baje tanto como espera el Ejecutivo y que acabe 2018 aún por encima del 16%.
A pesar del jarro de agua fría que suponen las nuevas previsiones de la Comisión, lo cierto es que las autoridades comunitarias no han pedido a España nuevos ajustes, al menos públicamente. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo el lunes que situación parecía "encaminada" y que lo importante es que España saldrá del procedimiento de déficit excesivo en 2018, como se había pactado.
El tono conciliador de Europa sorprende bastante, puesto que hace solo un mes pidió al Gobierno que estuviera preparado para actuar si había nuevas desviaciones y porque cuatro semanas han bastado para que Bruselas detectara un agujero adicional de 2.000 millones. Parece que no quieren mover aún más las aguas ya revueltas por las que navega estos días la política española.
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