Los casi 3.500 empleados en nómina del Banco de España recibieron en junio dos correos electrónicos con un contenido común: las quejas por la gestión interna del personal durante el mandato de Pablo Hernández de Cos. Los e-mails en cuestión partieron del comité de empresa y permiten hacerse una idea del panorama laboral que se encontrará el nuevo gobernador.
Distintas fuentes internas coinciden en que "no hay mal ambiente" en la plantilla. Pero sí hay una inquietud latente por el futuro inmediato de la institución. El candidato propuesto por el Gobierno, José Luis Escrivá, es un 'viejo conocido' en la casa. Llegue o no a buen puerto su nombramiento, preocupa que el Banco de España pierda independencia en la nueva etapa, por el riesgo de injerencia política.
Al gobernador saliente se le aplaude por la gran labor realizada de puertas a fuera. Dentro, se le achaca falta de ímpetu para solventar problemas que preocupan a una plantilla repartida entre la sede central de Madrid y las 15 sucursales. Conscientes de que el Banco de España estaba en el foco informativo -por la sucesión del gobernador-, los representantes de los trabajadores aprovecharon para lanzar notas muy críticas con la gestión. Están dirigidas a Hernández de Cos y a la dirección del banco, pero encierran un 'rapapolvo' de bienvenida a quien le suceda en el cargo.
"Nos deja después de 6 largos e intensos años sin un convenio firmado, con una plantilla desmotivada, sin atreverse a publicar los resultados de la encuesta del clima", señala el Sindicato Autónomo de Trabajadores (SAT) en su nota, en alusión a Hernández de Cos. También denuncia, entre otros asuntos, la "alta temporalidad" o la "plantilla muy ajustada en sucursales". A Hernández de Cos le dirigen un dardo "por sus proyectos de auto propaganda". Y a su sustituto, un aviso: recibirá "una herencia envenenada" en materia laboral.
Entre los trabajadores ha circulado otro comunicado, no menos crítico. Los representantes de UGT también denuncian la estrechez de la plantilla, "ajustadas al límite" y con "más jefes que indios". Entre otras quejas, el sindicato señala la falta de interés por la negociación colectiva, tras "8 meses sin reuniones", el "aumento de denuncias por mala gestión de personal" o las carencias de la "nueva evaluación del desempeño, sin mejoras".
Las mismas fuentes internas del Banco de España explican que las quejas sindicales hay que encuadrarlas en un contexto específico como el actual. Es decir, con un convenio sin firmar y con la incertidumbre que genera el relevo en la cúpula. La plantilla no sólo tendrá un nuevo gobernador: el 10 de septiembre, también abandonará el puesto la subgobernadora, Margarita Delgado. Y los dos sustitutos tienen por delante un largo mandato, de seis años.
Pese a las críticas sindicales recibidas, lo cierto es que Hernández de Cos ha logrado, al menos, mantener la plantilla durante su 'reinado'. Cosa distinta es que quienes trabajan en la casa consideren que tal nivel de personal es demasiado escaso; sobre todo, en las sucursales. Hernández de Cos llegó a lo más alto del Banco de España en 2018, desde la Dirección General de Economía y Estadística. Según el Informe Institucional, a 31 de diciembre de ese año, había 3.193 personas en nómina de la institución. En las mismas fechas de 2023, la plantilla estaba compuesta por 3.473 trabajadores. Es decir, 280 más.
La tendencia en las sucursales ha sido distinta, lo que encaja con las protestas del comité de empresa. En 2018, había 440 empleados trabajando en las 15 delegaciones. Al terminar 2023, la plantilla había decrecido ligeramente, hasta los 431. Durante el mandato de Hernández de Cos también ha ido descendiendo la edad media de los empleados (47,2 años en la actualidad) y mejorando el equilibrio en términos de género (51% de mujeres y un 49% de hombres).
Independencia del Banco de España
El ex gobernador tiene a su favor también un punto esencial: la imagen de independencia del Banco de España ha experimentado una tremenda mejoría. Se ha consolidado como una institución sólida, con gran predicamento entre economistas y empresarios, recuperando la credibilidad perdida en la crisis financiera de 2008.
En aquellas fechas gobernaba el Banco de España un político socialista: Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien lideró dos secretarías de Estado en el gabinete de Felipe González y otra en el de José Luis Rodríguez Zapatero. El final de su mandato es conocido: dimitió antes de tiempo, tras la ola de críticas recibidas por la falta de anticipación a una crisis que se llevó por delante a medio sistema financiero español.
La imagen del Banco de España empezó a recuperarse con su sustituto, Luis María Linde, quien llegó al puesto por designación del Ejecutivo de Mariano Rajoy. El mismo Gobierno nombró también a Pablo Hernández de Cos, sólo unos días antes de que Pedro Sánchez lo desbancara con su moción de censura.
Con la elección de Linde en 2012, con Fernando Restoy como subgobernador, PP y PSOE dieron un ejemplo de consenso, esencial para la estabilidad de la institución. El pacto fue impulsado por el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos.
El actual vicepresidente del Banco Central Europeo coincidirá próximamente con el nuevo gobernador en las reuniones del Consejo de Gobierno. Quedan días para saber si el próximo representante de España en Fráncfort tendrá el mismo respaldo político que Linde. A estas alturas, y con el nombre de Escrivá sobre la mesa, ese hecho se antoja bastante improbable.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación