Economía

Récord estadístico: todos los alimentos de la cesta de la compra suben por encima del IPC

Las 59 subclases de productos alimentarios registrados por el INE reflejan aumentos de precios superiores al 3,3%. Y sólo ocho de ellas presentan subidas inferiores a dos dígitos

El Gobierno va a llegar a las elecciones locales y autonómicas del 28-M, el primer test para Pedro Sánchez ante las inminentes generales, con un nuevo récord: por primera vez desde que hay estadísticas, todos los alimentos catalogados por el INE superan, y con creces, el IPC general. Y no hay tiempo para que se reduzca, porque sólo queda por computar la inflación de abril y los primeros indicios apuntan a que continúa el alza.

El próximo viernes se conocerá un primer avance del índice general de este mes y a mediados de mayo se publicarán las series completas con la inclusión del grupo alimentario. Por su parte, el avance de mayo se publicará dos días después de que los consumidores hayan pasado por las urnas. De momento, las encuestas, en particular las del CIS, no han incluido esta preocupación ligada con el voto, pero es indudable que los elevados precios de la alimentación pueden pesar en las urnas en esta excepcional ocasión.

El Gobierno está intentado desviar la atención del electorado, que sólo puede llenar la cesta de la compra gastando más, con una nueva ley de la vivienda de alquiler elaborada por Podemos con el apoyo de ERC y Bildu. Con ésta pretende atraer mayoritariamente al voto joven y social, con la intención de topar las subidas y de crear un nuevo IPC para los arrendamientos, así como habilitar un nuevo parque de pisos y deducciones fiscales, cinco años después de haber llegado Sánchez a La Moncloa (y a las puertas de unas elecciones generales posiblemente en diciembre). Pero al Ejecutivo no le da tiempo a que bajen los alimentos antes del 28-M y menos aún de una forma llamativa.

El 16,5% de aumento anual de la alimentación, cinco veces por encima del IPC general (que se ha situado en el 3,3% por el efecto estadístico de la comparación con el mes del inicio de la guerra en Ucrania) puede pasar factura al PSOE. Los elevados precios de estos productos básicos están propiciando un tremendo agujero en los bolsillos de los consumidores sin que suban apenas los salarios, descartando cualquier efecto de inflación de segunda vuelta. Y ni siquiera el Gobierno ha deflactado la tarifa del IRPF para compensar esta pérdida del poder de compra.

Lo que es ya evidente es que: el ‘subidón’ de los alimentos se ha cronificado; que aún no ha alcanzado el pico, como ha reconocido el Banco de España; y que ahora se debe al factor nacional como consecuencia de la colusión ante la falta de competencia en los mercados, y también por el aumento desmesurado de la intermediación y los márgenes empresariales. Es decir, ya no se puede endosar al exterior toda la culpa del repunte, entre otras cosas, porque los precios energéticos ya han iniciado una vía descendente que no siguen los alimentos, como viene repitiendo el Gobierno.

Su única actuación se ha concentrado en reducir el IVA y ha servido de poco. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ya ha señalado que aún va a tardar meses en producirse este descenso, porque la cadena alimenticia tiene su propio proceso, mientras presenta ya a la sequía como nuevo causante. Lo que pone en evidencia la preocupación del Gobierno de llegar a un proceso electoral tan importante con los alimentos con precios por las nubes.

Las 60 subclases de productos alimentarios registrados por el INE (59 exactamente), incluidas las bebidas (alcohólicas o no), suben por encima del índice general. El balance estadístico es importante: sólo ocho registran subidas por debajo de dos dígitos. Entre ellas figuran los otros aceites comestibles ajenos al de oliva (7,2% de aumento anual) y las bebidas espirituosas (7%), mientras que el pescado, marisco, vino y frutas frescos duplican con creces el IPC general. Los frutos secos son los que menos suben (4,6%).

Las mayores subidas de los alimentos

De aquí en adelante, el repunte es brutal. Una treintena larga (casi la mitad de todos los alimentos) mantienen unos precios que supera de tres a seis veces el índice general; es decir, se encuentran entre el 10 y el 20% de aumento anual. Por ejemplo, el pan llega al 13,5% de incremento; las legumbres y hortalizas están por encima del 17%; la carne de vacuno sube un 13% y las carnes más consumidas como el cerdo y el pollo superan el 19% y el 12% respectivamente. Lo que demuestra, como sucede también en el resto de grupos del IPC, que, cuanto mayor demanda hay en España de un producto, más suben los precios. Se debe a que la oferta se constriñe para aumentar el negocio y en este caso la cadena alimenticia aprovecha para obtener más beneficios.

No se ha tomado medida política o administrativa alguna para evitar esta situación. Por ejemplo, la trazabilidad de los productos determinaría su procedencia, incluso para conocer por cuantas manos e intermediarios pasan. Se evitaría casos de importaciones que se están vendiendo como producción nacional a los precios desorbitados existentes, todo ello a pesar de que España es un país eminentemente agrícola y ganadero.

Además, la subida de los precios supera entre seis y nueve veces el IPC general en una decena de alimentos (crecen entre el 20% y el 30%). Entre ellos, se encuentran productos tan básicos como las legumbres y hortalizas (27,8%); huevos (24,5%); patatas (20,8%), y la alimentación de bebés (23,8%). Y en el ‘top’ de las subidas, con alzas superiores al 30% (más de nueve veces el IPC general) se encuentran las leches y derivados, así como el caite de oliva (32,2%) y el azúcar que crece 15 veces (50,4%) por encima de ese índice general.

Evolución del resto de productos

En cuanto a la inflación general, de las 198 subclases de productos censados en todos los sectores (incluidos los alimentos), sólo un tercio (66) se encuentran por debajo del IPC general. Curiosamente, hay 17 productos y bienes (8% del conjunto) que se encuentran con alzas en tasa negativa. Entre ellos figuran, además de la luz y los combustibles (afectados por el efecto base de su comparación anual), los precios públicos, los que proceden del exterior o los que adolecen de demanda porque no se venden apenas.

Por ejemplo, están en negativo los precios del transporte por metro (-24,2%) y del autobús (-25,1%); los equipos de reproducción audiovisual (-6,8%) y de telefonía móvil (-6,7%); ordenadores (-5,7%); juegos (-3,2%); gafas graduadas (-1,1%); y la educación superior (-0,3%) por el efecto del sector privado. Por debajo del IPC general se encuentran: el cine y el teatro (3%); los libros (2,9%); los gastos de comunidad de las casas (2,4%); el alquiler de vivienda principal y secundaria (2%); el suministro de agua (1,3%); la educación infantil (1,3%); y los productos farmacéuticos (1,2%).

Sin embargo, los precios de los productos más demandados son los que más suben. Los hoteles crecen un 11,4% y un 7,5% los restaurantes. Por su parte, el alza en los coches de segunda mano es del 16,5% (se venden más ahora más que los nuevos); mientras que los neumáticos llegan al 12,6%; los vuelos internacionales, al 18,8%; los equipos de música, al 7,4%; y los productos personales domésticos, alcanzan el 20,6%. Por su parte, los productos de papel se aproximan al 28% más; un 15% los paquetes turísticos nacionales; un 8,3% la joyería y bisutería; y también siguen aumentado los servicios funerarios (4,5%). Demasiada inflación en esta ocasión para que no resulten salpicados los procesos electorales.

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