La información es poder, y Donald Trump y Elon Musk son conscientes de ello, y de que gran parte del aforismo pasa por las redes sociales. Ayer se hacía público que el fundador de Tesla se hacía con un 9,2% de las acciones de Twitter, por las que ha abonado 2.900 millones de dólares. Un movimiento de ficha que se produce después de que a finales de febrero Donald Trump lanzara su propia plataforma: Truth Social ('Verdad Social' en su traducción al castellano).
Dos acciones que ponen de relieve que los dos, el político y el empresario, quieren tener cierto control o influencia sobre lo que se mueve en redes sociales. De hecho, ambos han utilizado este formato para amplificar sus mensajes y son muy activos en Twitter. En el caso de Trump, lo era, ya que Twitter cerró su cuenta tras el asalto al Capitolio.
Ambas personalidades habían denunciado en varias ocasiones falta de libertad en Twitter. En el caso de Elon Musk, solo hay que ir al pasado 25 de marzo para ver una encuesta en Twitter del empresario en los siguientes términos: "La libertad de expresión es algo esencial para el funcionamiento de una democracia. ¿Crees que Twitter respeta rigurosamente este principio?".
Un tuit premonitorio, al menos en lo que a su participación accionarial en la red social se refiere. El millonario ha decidido tomar la calle de en medio y ha comprado una parte de la red social para convertirse en su accionista de mayor peso.
A pesar de la falta de imparcialidad denunciada por Musk, el visionario ha participado con sus comentarios en el aumento del valor de determinados activos especulativos, como es de las criptomonedas. Musk tiene un interés particular por este mercado, del que es un reconocido defensor. En el caso de Dogecoin, su revalorización subió un 30% después de que el empresario asegurase en Twitter que el "padre" de esta criptomoneda aparecería en el célebre programa norteamericano Saturday Night.
Donald Trump ha sido mucho más radical con Twitter. Por este motivo sus comentarios provocaron el cierre de su cuenta durante el asalto al Capitolio.
La batalla por el control de las redes sociales no ha hecho más que empezar
En los primeros momentos de este incidente, Trump pidió en la plataforma calma a los manifestantes, pero en ningún caso les instó a abandonar el Capitolio. Pasadas unas horas, y unos cuantos tuits, Twitter decidió suspender temporalmente la cuenta del presidente de los Estados Unidos. La red social amenazó con la clausura definitiva de la misma si Trump no borraba determinados comentarios que vulneraban sus políticas de uso. El político dio marcha atrás y recuperó su cuenta 12 horas después.
Truth Social, la apuesta en redes sociales de Trump
Sin embargo, y casi a renglón seguido, volvió a la carga con otro tuit que la red social consideró incendiario: "Los 75 millones de grandes patriotas estadounidenses que votaron por mí, por Estados Unidos primero, por hacer de nuevo grande a Estados Unidos, tendrán en el futuro una voz gigante". Jack Dorsey, entonces al frente de Twitter, interpretó con el tuit una señal de que el presidente de los Estados Unidos, en ese momento con las elecciones perdidas, no estaba facilitando "una transición ordenada". Su perfil se eliminó para siempre por el "riesgo de una mayor incitación a la violencia".
Trump también ha decidido tomar el camino de en medio y se ha lanzado a experimentar en redes sociales a través del desarrollo de su propia plataforma, Truth Social. Está de momento disponible en Estados Unidos y solo para los usuarios de Apple, pero tal y como puede leerse en la página web, su vocación es de expansión internacional y estará también en Android. Su propuesta se explica en una frase, publicada también en su web: "Fomentar una conversación global abierta, libre y honesta sin discriminar la ideología política". La batalla por el control de las redes sociales no ha hecho más que empezar. Nada que no haya sucedido antes con los medios de comunicación.
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