Economía

La reforma laboral de Díaz crea 7 millones de contratos fijos pero un tercio son discontinuos

El contrato fijo a tiempo completo ha perdido peso dentro de la contratación indefinida, puesto que ha crecido mucho menos que el fijo discontinuo. Ahora representa un 42% del total, frente al 60% de 2021

Se acaba de cumplir un año desde que el Gobierno aprobó la reforma laboral impulsada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; permitiendo hacer un balance sobre algunos de sus efectos. El principal objetivo de esta reforma era acabar con la temporalidad del mercado laboral español, acabando con el contrato por obra y servicio para incentivar la contratación indefinida.

Según los informes mensuales publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), en el conjunto del año 2022 se firmaron 7,03 millones de contratos indefinidos, frente a los 2,11 millones de un año antes. Sin embargo, dentro de éstos, la 'modalidad estrella' del año es el fijo discontinuo. Éste ha crecido un 782% respecto al año anterior, pasando de 262.911 contratos firmados en 2021 a 2,32 millones en 2022. De esta forma, de todos los contratos fijos firmados, un tercio son discontinuos.

Tanto es así que el contrato indefinido a tiempo completo (el que podría considerarse de mayor calidad) ha perdido peso dentro de la contratación indefinida, puesto que proporcionalmente ha crecido mucho menos que el fijo discontinuo. Ahora representa un 42%, frente al 60% del año pasado. En cualquier caso, como es lógico, sigue siendo el más importante con 2,97 millones de contratos firmados, algo más del doble que en 2021 (1,29 millones).

Finalmente, los contratos indefinidos a tiempo parcial se han multiplicado por tres, pasado de 557.507 contratos acumulados a lo largo de todo el 2021 a 1,74 millones de contratos firmados en 2022. Por su parte, los contratos temporales han caído un 35%, al pasar de 17,27 millones de contratos en 2021 a 11,28 millones en el año que acabamos de cerrar.

En definitiva, si bien se han producido avances en la lucha contra la temporalidad, los mayores crecimientos se concentran en las modalidades de empleo indefinido en las que los trabajadores trabajan menos horas a lo largo del año, bien porque sus jornadas son parciales o bien porque tienen periodos de inactividad (fijos discontinuos). Así, los contratos fijos discontinuos han ganado peso sobre el total de contratos indefinidos, los indefinidos a tiempo parcial se han mantenido prácticamente estables, y los firmados a tiempo completo han perdido influencia.

Finalmente, como resultado del aumento de los contratos indefinidos y la caída de los temporales, la cifra total de contratos firmados en 2022 ha caído de los 19,38 millones a los 18,31 millones. Si se tienen en cuenta la totalidad de los contratos, los fijos discontinuos han pasado de representar un 2% del total de contratos a un 13%; los indefinidos a tiempo parcial, de un 3% a un 10%; los indefinidos a tiempo completo, de un 7% a un 16%; y los temporales, de un 89% a un 62%.

"La reforma laboral ha dado resultados estadísticos palpables en tiempo récord y la convierten en la más eficaz de la historia normativa. En 2022 hemos tenido cinco millones de contratos indefinidos más y ha sido el año de la gran transformación, con la cifra de paro más baja de los últimos 15 años", destacó el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, durante la presentación de los datos de afiliación y paro este martes.

Los fijos discontinuos y el 'enjuague' del paro

La reforma laboral ha disparado el número de fijos discontinuos al penalizar los contratos de corta duración y ser esta la alternativa de contrato indefinido más vinculada a la temporalidad. Este contrato permite al empresario 'desactivar' al trabajador en los periodos de menor carga de trabajo, dejándole sin empleo y sueldo. Durante este periodo, siempre y cuando haya cotizado lo suficiente, el empleado puede recurrir a la prestación por desempleo. Sin embargo, pese a todo esto, el SEPE nunca ha contabilizado a este trabajador como parado en sus estadísticas.

Esto está suponiendo un problema ahora que el fijo discontinuo ha ganado tanto peso, pues los datos de paro descienden en meses en los que solía crecer el desempleo (como octubre), mientras el número de demandantes de empleo con relación laboral (donde se encasilla a estos fijos discontinuos inactivos) no deja de crecer. A cierre de noviembre, el último dato disponible, había ya más de medio millón de personas, el doble que en 2019.

La semana pasada se preguntó a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, por este asunto, pero evitó confirmarlo y cuantificar el número exacto de fijos discontinuos inactivos. Aseguró no tener esa información y criticó a los servicios de estudios, como Fedea o BBVA Research, que han alertado de esta "distorsión" en el paro.

Estos expertos critican que el Gobierno no lo reconozca y tampoco facilite datos más detallados para estudiar la situación del mercado laboral. El SEPE cuenta con información que, difundida de manera anonimizada, permitiría saber los motivos por los que pasan a estar inactivos, cuánto tiempo lo están y si cobran la prestación por desempleo. Detalles relevantes, según los expertos, para analizar el efecto de la reforma.

Este martes, durante la rueda de prensa posterior a la publicación de los datos de diciembre, el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, aseguró que durante toda la serie histórica nunca el Ministerio de Trabajo ha proporcionado este dato porque "no ofrece la suficiente garantía estadística". No obstante, ha apuntado que "lo están depurando" y que "lo darán cuando lo tengan listo", sin detallar cuándo.

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