El Gobierno sigue sacando pecho de la reforma laboral que aprobó a finales de 2021 una vez comprobados los resultados obtenidos un año después. La reforma, impulsada por la vicepresidenta y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, tenía como principales objetivos acabar con la precariedad laboral en España (“pasar página” como prefirió decir ella misma); romper con los contratos basura y mejorar la calidad del empleo, junto con otras actuaciones menores.
La cifra total de parados se ha reducido en 268.252 personas en los últimos doce meses, un 8,64%, hasta cerrar en 2.837.653. Aunque algunas de las variaciones están algo desvirtuadas por la difícil situación que se vivió durante algunos meses del pasado ejercicio por los efectos económicos de la pandemia, la reducción del paro se ha extendido tanto a hombres (-10,48%), como a mujeres (-7,34%); a jóvenes menores de 25 años (-12,06%), como a mayores (-8,37%). También a todas las actividades económicas. El número de desempleados inscritos en el SEPE a finales del año en el sector agrícola se ha reducido un 22,17%; en el de la construcción, un 11,95%; en el de la industria, un 9,51%, y del del sector servicios, un 7,82%.
Pero hay un colectivo para el que, parece, no está escrita la reforma laboral del Gobierno: el de los sin empleo anterior. Para ellos no es más que una inocentada, toda vez que el texto legal, el Real Decreto Ley 32/2021, se aprobó el 28 de diciembre. El número de parados que no habían trabajado antes se mantuvo estable a lo largo de todo el ejercicio 2022, de acuerdo con los datos recogidos en el Servicio Público de Empleo Estatal: en enero había 246.301 parados sin empleo anterior y a cierre de diciembre, 246.316, quince más.
La tercera parte de este colectivo de desempleados tiene más de 44 años. Es decir, 82.953 personas con más de 44 años no ha trabajado nunca. Preocupa también el hecho de que otra tercera parte del colectivo, el 32,6% del total exactamente, corresponda a jóvenes que ni siquiera han llegado a cumplir los 25 años.
Aunque pueda parecer increíble, es el segundo grupo con mayor número de parados, por detrás de los que registra el sector servicios (2,02 millones, el 71,08% del total)), pero por delante de la industria (233.843 y el 8,24%) ); la construcción (227.117 y el 8%) y la agricultura (113.308 y el 3,99%).
La tercera parte de este colectivo de desempleados tiene más de 44 años. Es decir, 82.953 personas con más de 44 años no ha trabajado nunca
Los parados registrados en el SEPE en diciembre del pasado año que no han trabajado antes suponen el 8,68% de la cifra total de desempleados. Más de las dos terceras partes, 167.356, son mujeres y de éstas, el 40,71%, es decir, 68.130 personas, tienen más de 44 años, lo que limita aún más las posibilidades reales de incorporarse al mercado laboral.
La evolución del número de desempleados sin empleo anterior suele ser muy dispar en función de los ciclos económicos. Así los demuestran los datos de los últimos cinco años. La peor situación se vivió en diciembre de 2020, cuando el número de parados que no habían trabajado aún se elevó hasta los 351.603 y el número de demandantes de empleo en las mismas condiciones, hasta los 418.538. Las limitaciones a la apertura de establecimientos comerciales y de los horarios redujo en muchos miles de personas la oferta de empleo y limitó la posibilidades de ocupación de los colectivos más sensibles, como el de parados sin empleo anterior.
En el pasado ejercicio, durante los primeros meses se registraron descensos interanuales por encima del 25% del número de parados, pero se fueron difuminando con el paso del tiempo hasta acabar diciembre con una cifra prácticamente idéntica a la del mes de enero de 2022.
Tendencia histórica
Al comienzo de la crisis financiera internacional, en 2008, el antiguo Inem realizó una encuesta sobre las probabilidades de que los parados encontraran un puesto de trabajo. Una de las conclusiones más llamativas fue que los peores resultados los ofrecía el colectivo de personas sin empleo anterior, con un nivel de ocupabilidad muy bajo para más de la mitad de sus integrantes, fundamentalmente por carecer de experiencia laboral, que en algunos empleos para los que se requiere una baja cualificación sigue siendo un factor decisivo.
Al mismo tiempo que en el registro de parados se contabilizan 246.316 personas sin empleo anterior, otras 316.263 estaban inscritas como demandantes de empleo sin haber trabajado nunca antes. Representan el 7,17% del total de personas que buscan trabajo en España, más de 4,41 millones.
Andalucía concentra cerca de la tercera parte de los parados que nunca han trabajado antes en España: 80.795 de un total de 246.316, el 32,8%. Los desempleados que no han trabajado aún hemos dicho antes que suponen el 8,68% del total de parados inscritos en el SEPE, pero en Andalucía, representan el 11,11%. Hay algunas provincias como Cádiz, donde el porcentaje sube hasta el 13,29%.
Llaman la atención también los datos del País Vasco. Un 11,76% de los parados registrados en esa comunidad no ha trabajado aún. Sorprenden los números de Álava, con el 12,64%, y de Vizcaya, con el 12,20%.
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