España es, entre los países de la UE más afectados por la crisis, el que muestra "las señales más fuertes" de que las reformas estructurales realizadas en los últimos años están teniendo un impacto positivo, seguido de Portugal, mientras que Grecia e Italia parecen quedarse atrás, según un informe publicado este lunes por la Comisión Europea.
El estudio examina el impacto económico de las reformas del mercado emprendidas por estos cuatro países, pero no incluye los casos de los otros dos países rescatados, Irlanda y Chipre. Su conclusión es que "los variados esfuerzos de reforma en estos países parecen estar empezando a tener un efecto positivo".
"Tanto los esfuerzos de reforma como su eficacia varían entre los cuatro países, con España mostrando las señales más fuertes de que las reformas están empezando a dar sus frutos, seguido de Portugal, mientras que Italia y Grecia parecen quedarse atrás", señala el informe, elaborado por el departamento de Asuntos Económicos de la Comisión.
En España, los esfuerzos para reducir el coste y la complejidad para registrar nuevas empresas han dado resultados, según Bruselas, ya que la tasa de entrada para microempresas (de menos de 9 trabajadores) en el sector minorista ha aumentado significativamente, del 9,4% al 11,7% entre 2010 y 2013.
La liberalización del sector servicios ha ayudado a atraer a muchas nuevas compañías extranjeras, en particular en el sector científico y los servicios profesionales, y ello pese a la recesión, apunta el estudio recogido por Europa Press. Además, la duración de los procedimientos de insolvencia ha descendido desde una media de más de 2,5 años a sólo un año para los procedimientos simplificados, lo que según la Comisión ha ayudado a los bancos a reducir el deterioro de sus carteras de préstamos y a los empresarios a cambiar de curso.
El informe estima que las reformas realizadas hasta mediados de 2013 en aplicación de la directiva europea de liberalización de los servicios han aumentado la productividad laboral en el sector en un 5,7% en España, un 4,3% en Portugal, un 7% en Italia y casi un 9% en Grecia. Dado que la directiva cubre una media del 40% del PIB en los cuatro países, el Ejecutivo comunitario considera que el impacto en el conjunto de la economía es considerable.
Las medidas adoptadas desde 2011 para reducir los costes administrativos para crear empresas y para facilitar a las compañías exportar han estimulado la creación de nuevas compañías y aumentado la tasas de entrada en un punto porcentual en España, 0,7 puntos en Portugal y 0,5 puntos en Italia. Esta reforma podría permitir la creación, según Bruselas, de 20.000 nuevas empresas en Italia y España.
Las reformas combinadas para impulsar la economía digital tendrán un impacto a largo plazo en el PIB que se estima en el 1,5% en Italia, el 1% en Portugal, el 0,9% en España y el 0,6% en Grecia.
Durante el periodo 2010-2012, sólo Portugal (en un 10,7%) y España (en un 8,1%) redujeron la duración de los procedimientos judiciales, algo que de acuerdo con la Comisión puede tener "efectos económicos positivos significativos".
Retrasos en el pago a proveedores
No obstante, el Ejecutivo comunitario critica que en España "el progreso en reformas estructurales ha sido desigual en distintas áreas y por ejemplo la reforma de los servicios profesionales y asociaciones continúa retrasándose, y la aplicación de otras reformas, como la del sistema judicial, sigue estando en una fase inicial".
De hecho, el estudio estima que la reforma de los servicios profesionales en España podría desencadenar una reestructuración del sector que conduciría a un aumento de 2 puntos porcentuales en la eficiencia del sector legal, que se trasladaría en un aumento sustancial en la productividad laboral.
Bruselas resalta además que "pese a las medidas significativas para reducir el número de impagos pendientes por parte de las administraciones públicas (como el plan de pago a proveedores), el tiempo medio de pago ha aumentado", lo que tiene "consecuencias negativas" en la supervivencia de empresas. No obstante, el estudio cree que puede ser una "cuestión de tiempo" hasta que las medidas ya adoptadas empiecen a dar resultados.
En todo caso, la conclusión del informe es que "no hay margen para la complacencia". "Ahora que la presión del mercado se está reduciendo, los países deben seguir plenamente comprometidos en la aplicación de una agenda decidida de reformas estructurales", apunta la Comisión.
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