Malos tiempos para Renfe en lo que a su imagen se refiere. Su reputación cae a los niveles más bajos que se recuerdan. Es un goteo constante de problemas, fundamentalmente en las infraestructuras, cuyo grifo no se cierra ni con 3.258 millones adjudicados en 2022 para inversión y mantenimiento, la cifra más alta de la era Pedro Sánchez. Retrasos, problemas reiterados en las vías que inmovilizan trenes durante horas y cancelaciones son problemas recurrentes con los que no acaba la subida presupuestaria.
Los fondos Next Generation para la recuperación tras la pandemia del coronavirus son el maná que ha permitido alcanzar un porcentaje de crecimiento en las inversiones tan alto. Si en 2018, momento en el que Pedro Sánchez se hizo con el sillón presidencial, este indicador se situaba en los 2.344 millones de euros -según datos oficiales de Adif-, al año siguiente creció hasta los casi 2.626 millones. En 2020 lo hizo en torno a los 2.600 millones, si bien en 2021 se contrajo levemente por debajo de esa misma cifra, hasta los 2.574 millones de euros. En 2021 descendió hasta los 2.300 millones aproximadamente pero en 2022 se disparó hasta los 3.258 millones de euros.
Sin embargo, este aumento en el presupuesto para el correcto funcionamiento y mejora de las infraestructuras ferroviarias no ha impedido que se repitan episodios vividos no hace mucho tiempo. El viernes pasado, metidos de lleno en el puente de las fiestas de la Virgen del Pilar, la detención de un tren por una avería y otra incidencia provocaron la suspensión del servicio de Alta Velocidad entre Madrid y la Comunidad Valenciana.
Las redes sociales ardieron contra Renfe. Llueve sobre mojado.
A estos problemas se suman los que regularmente sufren los viajeros de Cercanías, en Madrid, y los de los Rodalies, en Cataluña, y que suceden prácticamente sin descanso cada semana, atendiendo a las incidencias reportadas por la compañía
La entrada de Iryo y Ouigo sobrecarga las infraestructuras
No han sido los únicos problemas. El AVE que enlaza Alicante con Madrid acabó también detenido en la localidad de Monteagudo de las Salinas (Cuenca). En esta ocasión fue un fallo en la catenaria.
Este tipo de situaciones son muy comunes, según explican a Vozpópuli fuentes cercanas a Renfe. Las catenarias son los cables que llevan la electricidad al tren, y que se ubican unos metros por encima de los vagones. A su vez, estos enlazan con la catenaria a través de un artefacto denominado pantógrafo. "El hecho de que hayan entrado dos operadores más, como lo son Iryo y Ouigo, sobrecarga más las vías y los elementos de las infraestructuras ferroviarias, lo que genera un mayor desgaste de todo", explican a este diario fuentes internas de uno de estos operadores.
La historia de Renfe se repetía en septiembre
A principios de septiembre llegaba a España una intensa DANA que afectó también a los trenes de alta velocidad. Cientos de personas que viajaban de Madrid a Sevilla vieron interrumpidas las frecuencias y pasaron horas dentro de los vagones.
También se vieron afectadas otras rutas. Unas 100 personas permanecieron casi 20 horas en un tren de Iryo que debía llevarles desde la madrileña estación de Atocha hasta la ciudad de Málaga. Salió a primera hora de la tarde del domingo con destino a la ciudad andaluza pero poco después, cerca de Ciudad Real, la anegación de las vías provocó su vuelta de nuevo a la estación de Atocha, tal y como confirmó Vozpópuli con algunos de los pasajeros de ese tren, que hizo otro intento para hacer la ruta, sin fortuna.
A estos problemas se suman los que regularmente sufren los viajeros de Cercanías, en Madrid, y los de los Rodalies, en Cataluña, y que suceden prácticamente sin descanso cada semana, atendiendo a las incidencias reportadas por la compañía.
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