Como si se tratase de la prueba del algodón, los datos de la Agencia Tributaria del ejercicio 2014 ponen de manifiesto una realidad que ya intuíamos. A pesar de la recuperación vivida durante ese año, las rentas brutas de los hogares apenas han repuntado un exigüísimo 0,2 por ciento. Por más que en ese mismo periodo haya crecido la afiliación a la Seguridad Social un 2,5 por ciento, los sueldos son mucho más bajos y eso provoca que las rentas sigan estancadas. Cuando se habla de una mejora de la economía, desde luego ésta todavía no ha llegado al conjunto de los salarios declarados a Hacienda. La tarta tiene el mismo tamaño pero se reparte entre más gente.
El grueso de la renta bruta de los hogares lo constituyen las nóminas. Y éstas han aumentado en unos 417.000 ocupados según los datos de afiliación de la Seguridad Social. Además, la bolsa y la renta fija han evolucionado bastante bien. De modo que ese levísimo repunte del total de las rentas sólo puede obedecer a que el empleo generado ha estado muy mal retribuido. “Hemos creado empleo a fuerza de bajar salarios, de forma que el incremento del conjunto de las retribuciones asciende prácticamente a cero”, sostiene Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y autor del libro ¿Hacienda somos todos?
De hecho, si se examina con atención cuál ha sido el comportamiento de las rentas de los hogares declaradas a Hacienda, enseguida salta a la vista un dato: a pesar de seis años de erosión de éstas, seguimos ganando más que en el ejercicio 2006, un año en el que la burbuja ya había adquirido unas proporciones descomunales.
Los españoles todavía declaran ganar más que en 2006, un año en el que la burbuja ya había adquirido unas proporciones descomunales
Si bien habría que descontar la inflación sufrida en estos años, de los datos de Hacienda al menos se desprende que seguimos siendo más ricos que lo que indican los horrorosos datos de empleo. Pese a que entre 2008 y 2013 se destruyó un 16 por ciento de la afiliación, la renta bruta de los hogares tan sólo ha retrocedido un 9 por ciento, desde los 596.653 millones de euros del máximo histórico registrado en 2008 hasta los 543.029 millones anotados en 2013. Lo que abona la teoría de que el ajuste de la economía española ha sido muy desigual. Aquellos que ganaban más dinero y estaban más formados han aguantado mejor sus puestos de trabajo que los peor pagados y peor formados.
Los que se han ido a la calle han sido, sobre todo, los temporales que ingresaban nóminas muchísimo más reducidas. Y a ello se achaca que las rentas brutas declaradas hayan resistido mejor el embate de la crisis. O que Montoro haya podido llevar tan pronto a máximos históricos la recaudación de IRPF e IVA, tal y como adelantaba el pasado martes Vozpópuli.
Con el propósito de intentar cerrar la ingente brecha del déficit público, tanto Montoro como Salgado elevaron la presión fiscal sobre los contribuyentes. Sólo así se ha podido cosechar en 2014 la mejor recaudación de IRPF de la historia, alcanzando los 72.662 millones de euros, unos 48 millones por encima del récord de 2007, justo en medio de la madre de todas las burbujas y con el crédito creciendo a tasas del 25 por ciento.
El Estado ha logrado embolsarse un máximo histórico de IVA después de que hayan desaparecido 94.834 millones de euros de gasto sujeto a este impuesto
En la recaudación de Renta, desde 2008 se han recuperado 8.805 millones de ingresos a pesar de contar con 52.556 millones de euros menos de bases imponibles. En primer lugar, Zapatero eliminó los 400 euros y subió la fiscalidad de las ganancias de capital. Y luego Rajoy aprobó un recargo especial en el IRPF nada más entrar en la Moncloa en diciembre de 2011. Basta con echar un vistazo a las cifras del cierre de 2014 para comprobar que esas medidas han resultado de lo más efectivas a la hora de hacer caja: la presión fiscal del IRPF se ha incrementado al 13 por ciento de lo declarado en 2014 frente al 10,7 por ciento registrado en 2009. Una subida del tipo efectivo de 2,7 puntos que justifica esos 8.805 millones de euros recuperados de recaudación. O lo que es lo mismo, los paganini de siempre han acabado tributando todavía más.
Así las cosas, la caja del IRPF subió un 3,9 por ciento en 2014 al ingresar 2.711 millones de euros más que el año pasado. Sin embargo, a la luz de los datos de Hacienda, el IVA fue la rúbrica que más tiró en 2014 de los impuestos, con un alza anual del 8,2 por ciento que supuso 4.243 millones más para las arcas públicas. Un incremento espectacular obtenido a pesar de las caídas de precios que erosionan sus bases imponibles.
Y la respuesta a lo que está sucediendo en el IVA se encuentra en la presión fiscal y la coyuntura macroeconómica. Por una parte, la caída de la cotización del crudo ha brindado más renta disponible. Y por otra, los que mantenían su empleo se han cansado de ahorrar, han perdido el miedo a quedarse sin trabajo y se han lanzado a consumir, lo que se ha traducido en un descenso abrupto de la tasa de ahorro.
De modo que el petróleo barato y el fin de ahorro preventivo han impulsado el consumo por encima de lo que crecía el PIB, lo cual explica los magníficos resultados del IVA aun con los salarios estancados y los precios descendiendo. Aunque todavía dista mucho para restaurar los 482.072 millones de gasto sujeto a IVA que se anotaron en 2007, estas bases han mejorado en 20.580 millones y se sitúan en la actualidad en los 387.238 millones. El contraste con el estancamiento de las rentas del IRPF es evidente y otra vez muestra cuán desigual ha sido la crisis.
Desde el inicio de la crisis, el consumidor paga un tercio más de IVA cada vez que adquiere un producto o servicio
Aun así, de nuevo llama poderosamente la atención como el Estado ha logrado embolsarse un máximo histórico de IVA después de que hayan desaparecido 94.834 millones de euros de gasto sujeto a este impuesto. Y otra vez la explicación reside en el tipo efectivo. Tras numerosas alzas del IVA, el tipo que de verdad abonan los españoles por esta figura tributaria ha escalado del 11,1 por ciento contabilizado en 2009 al 15,3 por ciento desembolsado en 2014. Es decir, en cinco años el tipo real se ha disparado en 4,2 puntos de acuerdo con las estadísticas de Hacienda, y eso ha permitido que los ingresos por IVA engorden en 22.607 millones desde su mínimo de 2009. Valga recordar que en los últimos tres años este Gobierno ha subido el general del 18 al 21, la hostelería del 10 al 12, el IVA cultural del 10 al 21 o el material escolar del 4 al 21.
Incluso habiendo perdido 94.834 millones de gastos declarados, los ingresos por IVA se han disparado un 67 por ciento desde el 2009 porque el contribuyente paga un tercio más de IVA. O traducido al cristiano: el consumidor ha abonado del orden de 4 puntos porcentuales más cada vez que compra un producto o servicio con tal de que el Gobierno cuadre sus malogradas cuentas públicas ante el brutal desplome de la demanda.
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