El acceso a los mercados es la cuestión más peliaguda del momento económico, tanto como para emisores privados como públicos. Cuando se habla de rescate a un país, se hace por el temor a que esa economía no pueda refinanciar sus vencimientos y obtener dinero en términos netos para cubrir sus déficit. Eso le ocurre a España, a Italia y, en definitiva, a todo país que tenga su rentabilidad de referencia por encima del 3,5%. Aunque España está ahora en el ojo del huracán, los transalpinos tienen casi el doble de vencimientos de deuda en la segunda mitad del año. Y el país que preside Mario Monti está en el saco conflictivo.
Concretamente, en esa bolsa de países sin acceso fluido a los mercados están Italia (6,06%), España (6,9%) y, directamente bajo la intervención, Irlanda, Portugal y Grecia. Por debajo, discriminadas positivamente. están economías como Nueva Zelanda (3,5%), Australia (3,19%), Bélgica (que ha logrado sacudirse la presión y tiene su bono al 2,56%, aunque hace pocos meses la incluían como país conflictivo, en el mismo grupo que a España e Italia), Francia (2,11%), Austria (1,93%), Canadá (1,77%), Holanda (1,69%), Reino Unido (1,57%), EE UU (1,56%), Finlandia (1,51%) y por debajo de la cota del 1,50%, Alemania, Suecia, Dinamarca y Suiza, sin contar Japón, país que históricamente ha tenido una ‘política cero’ de tipos.
En la reciente reunión entre Mariano Rajoy y Mario Monti sorprendió cómo el italiano no tuvo ningún reparo en hablar de la posibilidad de rescate. El mandatario se refirió a ese mecanismo como algo natural aunque no inmediato, mientras que el presidente español canceló con sequedad todas las preguntas al respecto. España no quiere que se hable de rescate, aunque parece a todas luces inevitable que la economía doméstica precisará de ayuda financiera.
Ajustes, antes de que los impongan
Precisamente, aunque esté ahora de vacaciones, el líder del Ejecutivo parece empeñado en adelantar medidas, para que no le impongan a España un gran condicionalidad por esa inyección de dniero. Antes de que le obliguen a más ajustes, Rajoy intenta implementarlos por adelantado, de manera que cuando solicite ayuda, todo quede en apenas un crédito blando.
Mientras en La Moncloa trabajan con la palabra ‘rescate’ como un tabú, no falta quien opina que Italia podría adelantarse y solicitarlo antes que España. El país con silueta geográfica en forma de bota afronta 175.000 millones de euros de vencimientos en este semestre, una cifra descomunal. Ahora mismo no hay mercado real para hacer frente a semejantes cifras, salvo que el Banco Central Europeo (BCE) implemente de nuevo instrumentos de liquidez masiva.
Rajoy quiere apartar de la mesa la cuestión de la condicionalidad y, sin duda, eso sería un triunfo político para su Gobierno. En dicha comparecencia del 2 de agosto dijo que "nadie me ha exigido nada", pasando por alto el Memorando de Entendimiento (MoU) y, anteriormente, la carta del BCE a Zapatero. Hace mucho tiempo que España tiene que realizar reformas sin la serenidad necesaria que ofrece un horizonte mínimo de financiación. ¿Qué puede pasar si Italia se adelanta y pide el rescate primero? De momento, en el Fondo de Rescate implementado para tal efecto no hay ni 100.000 millones de euros.
El tiempo lo dirá y además, muy pronto. Monti lleva la delantera a España en un aspecto como es el hablar con más serenidad de esta cuestión. Y eso es muy importante. La batalla política la está ganando él, de momento.
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