Si nada se tuerce, el todavía ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ocupará la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE) el próximo 1 de junio. Se trasladará a vivir a Frankfurt y pasará de cobrar casi 74.000 euros brutos al año a percibir más de 334.000 euros. Y su trabajo diario también cambiará drásticamente, dejará de ser el gran defensor de la deuda española y tendrá que apoyar medidas que incluso podrían acabar perjudicando a España, como la inevitable subida de tipos.
¿Por qué va a perjudicar a España? Funcas lo explica claramente en uno de los artículos de la última edición de 'Cuadernos de Información Económica', donde Raymond Torres y María Jesús Fernández avisan de que la deuda pública va a ser uno de los grandes desafíos a los que se tendrá que enfrentar la economía española en los próximos años.
Explican que la política monetaria ultraexpansiva que se ha llevado a cabo estos años ha facilitado y mucho la financiación de la deuda. Con los tipos que había en 2012, antes de que el BCE iniciara el programa de compra de deuda, las administraciones habrían tenido que pagar más de 16.000 millones en intereses en 2017. Y el déficit se habría ido al 4,6%, una décima más que en 2016 y muy lejos del ansiado 3%.
Todo apunta a que la subida de tipos no llegará hasta el año 2019, una vez que hayan acabado las compras de deuda
Es verdad que el que será el nuevo jefe de Guindos, Mario Draghi, no parece que vaya a subir los tipos hasta 2019. Pero lo cierto es que en algún momento tendrá que empezar a hacerlo y Guindos tendrá que respaldar esta decisión y defenderla públicamente, a pesar de que podría perjudicar seriamente a la economía española. "Encarecerá la financiación y aumentará el riesgo crediticio para el país", sostiene Funcas.
Y es que la deuda pública, según las previsiones de Funcas, bajará solo 1,4 puntos este año y cerrará el ejercicio en el 96,4%. Baja, es cierto, pero poco y mucho menos de lo que están bajando ya otras variables económicas como el déficit, que acabará el año en el 2,2%, o el paro, que podría cerrar en el 14,6%.
Por eso, la bajada de tipos podría afectar más a España que a otros países. Y también por eso, Funcas cree fundamental desarrollar una estrategia de reducción de la deuda a largo plazo, con medidas concretas para atajar los principales desequilibrios presupuestarios, empezando por el déficit estructural del sistema de pensiones.
El desfase de las pensiones
El sistema de pensiones sufre un desfase importante entre el crecimiento inercial del gasto en prestaciones y la recaudación de cotizaciones sociales. A corto plazo, el índice de revalorización ayudará a contener el déficit, pero generando pérdidas de poder adquisitivo y tasas de pobreza que no son sostenibles socialmente.
Por eso, Funcas cree que hay que tomar medidas y serias. Por el lado de los ingresos, propone eliminar las desgravaciones que se aplican a diferentes tipos de contratación y que están erosionando la base recaudatoria, puesto que, además, su eficiencia como instrumento de política de empleo es bastante incierta.
Lo que está claro es que Guindos ahora tendrá que intentar tener una mirada más global y no pensar primero en España porque desde el 1 de junio, si nada se tuerce como decíamos al principio, su misión será anteponer el bienestar común de Europa al interés nacional.
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