La pandemia y la crisis de precios de la electricidad han dejado el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 desfasado. Teresa Ribera y su equipo revisan las 424 páginas de su hoja de ruta energética. Un plan que se publicó poco antes de la pandemia y que debe actualizarse para marcar el camino que recorrerá España en materia energética en esta década.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica explican que esta primera revisión del PNIEC es un procedimiento que se repetirá a lo largo de su vigencia. “Es un proceso lógico y de planificación. Existe el compromiso de revisarlo cada dos años”, comentan desde el equipo de Ribera. Este plan se presentó a la opinión pública el 20 de enero de 2020, dos meses antes de declararse el estado de alarma por la pandemia, y dos años después se enfrenta a un intenso examen.
Este documento tiene que hacer hueco a los planes energéticos que aparecen en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), la estrategia española para canalizar los fondos destinados por Europa a reparar los daños provocados por la crisis del coronavirus. El punto más relevante en esta materia que afecta al PNIEC es el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (ERHA) que movilizará 16.300 millones de euros en este ámbito.
El PNIEC tampoco hace referencia a la estrategia de almacenamiento ni a las hojas de ruta de las tecnologías de generación energética que marcarán el futuro en España: el hidrógeno verde, la eólica marina y el autoconsumo. Es decir, la primera revisión del PNIEC evidenciará que la apuesta por las energías 'verdes' por parte del equipo de Ribera, lejos de reducirse tras la crisis de precios, puede incrementar la estimación del 42% sobre el uso final de la energía que espera que exista en 2030.
Ribera no toca el gas y la nuclear
Según explican las mismas fuentes, los cambios en las previsiones que hay sobre la evolución del mix energético dependerá de la introducción de estas nuevas estrategias. El Ministerio para la Transición Ecológica no cambiará las expectativas de futuro que tiene sobre los ciclos combinados de gas y las centrales nucleares, pese a la importancia que ha tenido en la crisis de precios que se ha vivido desde marzo de 2021.
Hasta la fecha, el PNIEC prevé el cierre de cuatro de sus siete reactores nucleares antes de 2030. Los otros tres restantes lo harán en 2035. Por otro lado, España dispone de un parque de 26.612 MW de centrales de gas de ciclo combinado. "Proporciona, junto con el almacenamiento y gestión de la demanda, capacidad de respaldo a la hora de evolucionar hacia esa transición en el mix eléctrico a lo largo de la década 2021-2030", explica la propia hoja de ruta energética.
Pero, en esta primera revisión, no se espera ni un aumento de la inversión en estas tecnologías ni un aplazamiento del cierre de los reactores. Teresa Ribera no ha cambiado de opinión sobre estas tecnologías pese a que la Comisión Europea haya calificado la inversión en gas natural y nuclear como 'verde'. Una apuesta que España rechaza de forma frontal y que, consecuentemente, no cambiará sus planes energéticos.
El primer examen del PNIEC también actualizará el avance en el cierre de las centrales térmicas de carbón. Las eléctricas han clausurado ya o han pedido la autorización al Gobierno para poder cesar su actividad en todas estas plantas de producción. Tampoco habrá cambios en la estrategia pese a que el carbón haya producido en algunos meses de 2021 más un 2,4% de la energía total que se consumía en España.
'Objetivo 55'
Los movimientos en los últimos dos años en Bruselas influirán además este análisis del PNIEC del equipo de Ribera. La aprobación en la Unión Europea de ‘Fit for 55’ ('Objetivo 55', en su versión española) llegó con el plan en marcha y será el principal condicionante para el futuro energético de España que ha llegado desde el organismo.
El 'Objetivo 55' es un paquete de medidas que pretende que la UE esté preparada para conseguir reducir al menos en un 55 % las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) de aquí a 2030 (con respecto a 1990) y convertirse en un continente climáticamente neutro en 2050. Un paquete de medidas que incluye desde el refuerzo del régimen de comercio de derechos de emisión hasta una revisión total de la contaminación de los sectores de la economía española.