Economía

Teresa Ribera utilizará Red Eléctrica y la CNE para recompensar a sus ‘gurús’ energéticos

La ministra tiene en su mano la elección de dos puestos de gran influencia e interés dentro del sector. Natalia Fabra y María Jesús Martín, personas de su círculo de confianza, son las principales candidatas

La Comisión Nacional de Energía (CNE) estará en marcha a finales de 2024. Y necesita un presidente o, como todo apunta, una presidenta. En paralelo, Red Eléctrica afronta en los próximos meses la renovación de su presidenta, Beatriz Corredor. Aunque, como adelantaba en enero Vozpópuli, el Gobierno cancelar esta renovación y nombrar un nuevo presidente del círculo de confianza de la ministra Teresa Ribera. 

El nombre que tiene más fuerza en estos momentos para sustituir a Beatriz Corredor en Red Eléctrica es Natalia Fabra, considerada la ‘gurú’ energética de Ribera y una de las personas más influyentes en la toma de decisiones de la ministra. Fabra fue responsable de las líneas maestras de la propuesta de reforma del mercado eléctrico que el Gobierno presentó en enero a la Comisión Europea y una portavoz ‘no’ oficial de Ribera en los debates energéticos sobre esta materia. 

Ribera ya recompensó a Fabra con una silla en el consejo de administración de Enagás, la otra gran energética del Gobierno. Una silla en el consejo que expira en 2025 y del que tendría que prescindir para dar el siguiente paso a Red Eléctrica. “Es, sin duda, la persona que suena con más fuerza”, destacan fuentes del sector conocedoras del proceso. 

La segunda opción para las quinielas del sector es Sara Aagesen, actual secretaria de Estado de Energía. La ‘número dos’ de Ribera es una de las habituales en los eventos del sector energético y con “gran capacidad de diálogo”, según destacan desde el sector, pero que generaría un vacío en un puesto clave para el Ministerio. 

Pero Ribera necesita a alguien de la máxima confianza en Red Eléctrica. La empresa ‘semi’ pública tiene abierto con el Ministerio la tarea de lograr nueva planificación de electricidad hasta 2030 que permita conectar la nueva producción de generación renovable con los grandes focos de demanda industrial. 

Una planificación que ha sido el gran foco del sector por el cuello de botella que se ha formado en estos cuatro años para poner en marcha los proyectos 'verdes'. Presidir esta tarea se recompensa con 564.000 euros anuales, una retribución muy atractiva para un cargo 'público'.

‘Un plan B’ de Ribera

El cambio en Red Eléctrica se produce en paralelo con la creación de la CNE. Esta coincidencia abre otro frente en las quinielas. Una 'antigua' opción con Red Eléctrica que que agrada en el entorno de Teresa Ribera: separar en distintas sociedades de la compañía, por un lado, la actividades de transporte y, por otro, la operación del sistema eléctrico. 

Una posibilidad que desde hace más de una década ha gustado a gobiernos y empresas eléctricas, pero que no ha gustado a ningún dirigente de Red Eléctrica. Se intentó durante el Gobierno de José Luis Zapatero, con Miguel Sebastián de ministro y Luis Atienza de presidente de Red Eléctrica, pero se evitó en el último momento.

Ahora se abre esta puerta de nuevo. Los cambios en la Red Eléctrica y la nueva CNE abre este debate que, para el sector, cambiaría el panorama ante un escenario donde las redes eléctricas necesitan un cambio de paradigma para adaptarse a los nuevos tiempos. 

Bacigalupo y la CNE 

Un regulador completamente coordinado con el equipo de Ribera favorece este escenario. Como explicaba la propia Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) en su informe, la CNE estará liderada por un Consejo de siete miembros con la condición de altos cargos: un presidente, que también lo será del Consejo y con rango de secretario de Estado, el vicepresidente y cinco consejeros. 

Los miembros del Consejo, y entre ellos el presidente, serán nombrados por el Gobierno mediante Real Decreto a propuesta de la persona titular del Ministerio para la Transición Ecológica, entre personas de reconocido prestigio y competencia profesional en el ámbito de actuación de la Comisión, con una experiencia mínima de cinco años en materias relacionadas con los sectores objeto de supervisión”, expone el actual organismo regulador antes de su escisión. 

Una composición de la CNE donde siempre sale el nombre de Mariano Bacigalupo, marido de Teresa Ribera. El actual consejero de la CNMV, tras cinco años en la CNMC, conoce bien ese organismo ya que entre 2006 y 2011 fue director del Servicio Jurídico y vicesecretario del Consejo de la CNE, con una etapa final como secretario del Consejo de la CNE un año antes de que el actual ‘superregulador’. 

Su nombre como candidato a la presidencia de la CNE se descarta, por las fuentes del sector más prudentes. En su lugar, la opción de María Jesús Martín, actual consejera de la CNMC, ocupó el cargo de directora General de Política Energética con Ribera y con 13 años de experiencia como directiva en la anterior CNE, donde trabajó codo con codo con el propio Bacigalupo.

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