Economía

Todas las inversiones que robarán a España mientras salvamos melocotoneros

Ni el Gobierno ni parte de la sociedad visualizan la oportunidad de España de ser un líder industrial. Pesan los prejuicios y la estrechez de miras. En Brasil, hasta Lula agradece en público las inversiones de Iberdrola

'As Bestas' arrasó en los Goya con su ataque a los aerogeneradores, mientras que 'Alcarrás' se quedó a las puertas con su defensa de los melocotoneros. Las dos películas alentaron un intenso debate a partir de un planteamiento bastante simple: la contraposición entre el bien que conservan las viejas esencias (el mundo rural) y el mal que encarnan las nuevas tendencias (la expansión de las energías renovables). El ruido generado en medios, redes y sobremesas familiares refleja la irracionalidad de una parte de la sociedad y la estrechez de miras de la clase gobernante, incapaces todos de visualizar que España tiene, al fin, la oportunidad de liderar algo grande.

No es exagerado afirmar que nuestro país está entre los mejores posicionados en la nueva industrialización que acarrea la transición energética. Lo tienen claro grandes inversores como BlackRock, que están apostando millonadas en las compañías que tiran del carro. Lo saben en la Casa Blanca, que ha intensificado las maniobras para robar inversiones a la UE. Y lo ve hasta un Gobierno tan poco sospechoso de adorar a las multinacionales como el de Luiz Inácio Lula da Silva.

Hoy día, un tuit vale más que mil palabras. Y el que publicó este miércoles el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) dice mucho. En su cuenta oficial, la formación de izquierdas tuiteaba un vídeo en el que Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, muestra "todo el apoyo" a Lula para "seguir generando progreso y desarrollo para todos los brasileños”. El mismo día, el presidente brasileño y alma del PT colgaba en Twitter el vídeo en el que el empresario español presenta su proyecto en Paraíba. Se trata del mayor que acomete Iberdrola en Latinoamérica, con una inversión de 5.300 millones.

Políticos de izquierdas allanando el camino a multinacionales. El escenario es absolutamente inimaginable en la España actual, cuyo presidente emprendió hace tiempo el camino inverso, alineando en un mismo 'eje del mal' al Ibex y a Alberto Núñez Feijóo. El mismo Galán que daba esta semana un caluroso abrazo a Lula da Silva, dio plantón a Pedro Sánchez en enero en Davos. Fue el primer gesto simbólico de protesta contra la 'campaña' de la coalición de gobierno. El segundo fue mucho más serio y lo protagonizó Rafael del Pino, con su anuncio inesperado de trasladar la sede de Ferrovial a Países Bajos.

El ambiente que se respira hoy entre las bambalinas del Ibex es de desánimo. Y no sólo por lo que viene ocurriendo (sigen subiendo las cargas fiscales, normativas y laborales), sino por el tren que España está dejando escapar. "El Gobierno dio un paso en la buena dirección. Se anticipó a otros socios de la UE al presentar los PERTE del vehículo eléctrico o del hidrógeno. Pero ahora todo está atascado. El ejemplo más claro es lo mucho que está costando poner en marcha la fábrica de baterías de Sagunto", admite un consultor bien conectado con el Ibex.

Esa factoría era el primer y mejor exponente de lo que perseguía el Gobierno con los PERTE. Toda una declaración de intenciones, con 4.500 millones de inversión prevista, que emitía una señal magnífica a los fondos internacionales. España ya tenía un buen currículum, con empresas pioneras en el despliegue de energías renovables (Iberdrola o Gamesa) y compañías que están reorientando con éxito su actividad en la misma dirección (Repsol, Naturgy o Cepsa). De hecho, el proyecto del vehículo eléctrico lo anunció en 2021 el propio Sánchez, quien presumió en El País de haber sumado a la causa a Iberdrola y a Volkswagen.

Ambas empresas son hoy un reflejo de cómo han evolucionado -para mal- los acontecimientos. La inversión de Iberdrola en Brasil -un novedoso proyecto que combina energía eólica y solar- es un capítulo más de una expansión que tiene su epicentro en Estados Unidos. La compañía con sede en Bilbao está presente en 25 estados con 8.000 megavatios de potencia renovable instalada. Hablamos del mismo país en el que Volkswagen ya ha decidido apostar fuerte, dado que las cosas no están claras en Europa.

La multinacional alemana anunció hace unos días que construirá una 'megaplanta' de baterías en suelo estadounidense. Financial Times avanzaba que Washington le ha ofrecido 10.000 millones en ayudas. El diario británico incluía una aviso a navegantes de la cúpula de Volkswagen: están en juego «miles de millones en inversiones que se decidirán en los próximos meses o años».

EEUU busca atraer inversiones españolas
Joe Biden, presidente de Estados Unidos./ EFE

El futuro de la industria se está decidiendo en el presente y Joe Biden ha sabido ver la jugada mucho antes que la UE. En agosto del pasado año, Washington aprobó la denominada Inflation Reduction Act (IRA), que incluye un paquete de incentivos fiscales y subvenciones valorado en más de 340.000 millones de euros. El Gobierno estadounidense se deshace en facilidades, mientras que el español está pinchando con sus PERTE por tres grandes razones. Una: obliga a las empresas a financiar el 75% de las inversiones. Dos: la maraña burocrática para acceder a los fondos es inexpugnable. Y tres: hasta que los tipos de interés comenzaron a subir, la financiación era abundante y aún hoy existen mecanismos de sobra para las grandes corporaciones.

El escenario en Estados Unidos en muy distinto. Se visualiza bien con un ejemplo. En el caso del hidrógeno verde, el Gobierno no sólo es ágil y generoso para una subvención inicial, sino que sigue compensando los costes de producción a lo largo de un periodo de tiempo. También permite acumular ayudas si una misma empresa impulsa proyectos integrales, que potencien distintas energías renovables, como acaba de anunciar Iberdrola en Brasil. Según los cálculos que realiza la industria, el coste de producción de hidrógeno verde con las ayudas de EEUU puede resultar un 55% menor en comparación con la UE.

Conscientes de la deriva, la primera reacción de las autoridades comunitarias fue denunciar las prácticas de Washington y su deslealtad a la hora de competir. Sin embargo, decisiones como la de Volkswagen y las amenazas crecientes de otras multinacionales (como las farmacéuticas) han llevado a la Comisión Europea a bajar el tono. Lo que se debate en la actualidad es la manera de 'contraofertar' a Biden para evitar deslocalizaciones.

Inversiones en EEUU

Compañías como Repsol tienen Norteamérica en el radar desde hace tiempo. En 2021, desembarcó en el sector renovable con la entrada en el capital de Hecate Energy y tiene en marcha la construcción de una de las mayores plantas solares del continente. Naturgy lleva operando el mismo tiempo en el país y ya ha empezado a montar otra planta de 264 millones.

A la cabeza de todas las energéticas está Iberdrola, que lleva cotizando en Wall Street desde 2015. Con una inversión prevista de 30.000 millones, la compañía duplicará en 2025 su producción renovable y suyo será el primer gran parque eólico marino del país (en la costa de Martha's Vineyard).

El gran acierto del Gobierno de EEUU ha sido extender la alfombra para atraer a las empresas que ya tienen el talento humano y el 'know how'. El gran error del Ejecutivo español consiste en su escasa capacidad para potenciar a esas mismas empresas; o, al menos, para evitar que huyan. En una España cada vez más vacía hay sitio para todos, para los aerogeneradores, para las nuevas fábricas y, por supuesto, para los melocotoneros.

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