Economía

La banca de inversión alerta: “Europa no puede asegurar el suministro energético a finales de 2022”

Los analistas avisan de las implicaciones que tiene en el sector energético el inicio del conflicto bélico en Ucrania. Su papel de gran proveedor de gas y petróleo de las principales economías europeas genera un escenario de incertidumbre

La invasión de Ucrania por parte de Rusia provocará una riada de sanciones económicas por parte de la Unión Europea y el resto de miembros de la OTAN. Y el Gobierno de Vladimir Putin responderá con la misma moneda. Un escenario que pone en serio riesgo el suministro energético para las principales economías europeas. 

Aún no estamos seguros de que Europa sea capaz de asegurar el suministro de energía a finales de 2022”, asegura Benjamin Melman, Global CIO de Edmond de Rothschild AM. Rusia y Ucrania figuran entre los socios comerciales relativamente modestos de Europa, pero Alemania e Italia importan cerca de la mitad de su gas de Rusia. “Los precios de la energía ya habían subido antes de que surgiera el riesgo de conflicto, por lo que la amenaza al comercio entre Europa y Rusia es una mala noticia para los precios. Los inventarios de gas son ahora generalmente bajos en Europa, pero el suave invierno y la proximidad de la primavera deberían limitar el riesgo de escasez a corto plazo”, añade el analista de Rothschild. 

Desde el banco de inversión destacan que uno de los problemas será reconstruir los inventarios de cara al próximo invierno, ya que Europa depende de Rusia y las entregas ya se habían reducido en 2020. El paso al gas licuado sólo podría ser limitado, ya que no hay suficientes terminales de licuefacción y regasificación, lo que deja la oferta desajustada a la demanda. Habrá que buscar otras fuentes de energía y eso plantea otro problema, sobre todo si se trata de carbón. “También habría que pensar en medidas de ahorro energético”, puntualiza Rothschild.

La empresa rusa Gazprom suministró a la UE unos 146.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas en 2021, lo que supone alrededor del 35% del gas natural que la Unión Europea consume anualmente, como recuerdan los analistas de Scope Ratings. Se esperaba que la dependencia del gas ruso aumentase aún más si el gasoducto Nord Stream 2 entra en funcionamiento pero el Gobierno alemán ha paralizado el proyecto ante la actividad bélica de Rusia. 

“Es probable que la dependencia de la UE del gas importado siga aumentando a medio plazo, ya que el uso del carbón y la energía nuclear, en algunos países, se está eliminando gradualmente, al tiempo que la producción nacional de gas sigue disminuyendo”, afirman desde la agencia de rating alemana. 

La actual situación geopolítica evidencia la necesidad de una estrategia energética estrechamente coordinada en toda la UE para mejorar la seguridad y la sostenibilidad energética a largo plazo. Dar prioridad y acelerar estos esfuerzos también serviría para avisar a Rusia de que una escalada del conflicto ruso-ucraniano acabaría perjudicando, en lugar de aumentar, la demanda europea de las exportaciones energéticas de Rusia. Éstas siguen siendo la piedra angular de la economía rusa, ya que las exportaciones de productos petrolíferos y de gas al mercado europeo generaron más de 90.000 millones de euros en el último año. Países como Alemania, Hungría y Eslovaquia tienen una alta proporción de gas natural en el mix energético que consumen y dependen en gran medida de las importaciones de gas de Rusia. En cambio, Francia y España, dependen mucho menos del gas ruso.

"El problema de esta vertiginosa escalada en el conflicto no es que Europa pierda a Rusia como cliente, el problema es perder a Rusia como proveedor energético", comenta José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea. "Rusia es el proveedor más importante de la UE de algunas importaciones cruciales, que no pueden ser sustituidas rápidamente. La gasolina, la electricidad y otras materias primas pueden alcanzar nuevos máximos históricos (con nuevas oleadas de alzas de precios), lo que podría ahondar en el incremento en el coste de la vida , el más grave de las últimas décadas", valora.

¿Cómo afecta a España?

Pese a ser de los menos afectados, el Gobierno español está en alerta por el efecto económico que tendrá este movimiento. “Lo primero que hay que hacer es analizar el rol de Rusia como socio comercial de España y de Europa”, comenta Jordi Esteve, socio PwC a Vozpópuli. 

“Sin duda, Rusia es más importante como proveedor que como cliente, especialmente en materia energética. Los mercados ya descuentan un encarecimiento de las materias primas, que llegan en un momento de fuertes tensiones inflacionistas en todo el mundo. Por lo tanto, sería de esperar que el problema de la alta inflación actual sea mayor y más persistente”, puntualiza Esteve. 

El profesor del Departamento de Finanzas y Contabilidad de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM), Andrei Boar, también considera que el sector que más va a sufrir va ser el energétic. “Rusia es una gran exportadora de ambos productos y las sanciones irán dirigidas a castigarla económicamente, pero también, nuestra economía se verá afectada. En los siguientes días, podemos ver subidas en luz sobre todo, por el efecto gas que ya vimos hace unos meses”, asegura.

El primer ministro italiano, Mario Draghi, ya ha advertido de que un embargo por parte de Rusia de sus exportaciones de gas natural (en represalia por las sanciones occidentales) tendría un impacto especial en Italia, que sigue dependiendo en gran medida del gas natural (31% de su consumo energético), hasta el punto de amenazar la recuperación económica en 2022. España, como vecina, también se vería afectada por este castigo. 

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