El escenario de las sanciones a Rusia está alcanzando proporciones inéditas y afecta a las multinacionales en todos los frentes. A diferencia de las sanciones que venían imponiendo Estados y grupos de países hasta la fecha a Cuba, Irán o Venezuela, las multas a intereses rusos son omnipresentes y tienen un efecto acumulación que las potencia y hace muy difícil que las empresas puedan sortearlas. El PIB de Rusia es similar al de Italia pero su posición geoestratégica y energética y la presencia de grandes fortunas y conglomerados de origen ruso en todo el mundo extienden sus efectos.
A esto se suma que la coincidencia de las sanciones de Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido es muy grande. No ocurre así en el caso de las sanciones a Cuba o Irán, mucho más estrictas y diferenciadas por parte de Washington, que sigue una política diferente a la de Bruselas, lo que lleva a las empresas a poder establecer alternativas y estructuras paralelas.
Las empresas del Ibex tratan de blindarse contrarreloj de este puzzle en que se ven inmersas, traslada José María Viñals, socio de Squire Patton Boggs y uno de los mayores expertos en sanciones de España. Hay estrategias de compliance total, de hacer una auditoria con los máximos estándares de seguridad a sus posiciones en todo el mundo, explica. Otras empresas prefieren una aproximación por mercados y sectores con distintos niveles de seguridad.
Cuanto más globalizada esté una empresa más se ve afectada, insiste Viñals. Pero como advierte Javier Coronado, abogado de Díaz Reus en Miami, firma especializada en litigios internacionales, "las sanciones no funcionan igual que las jurisdicciones, las sanciones económicas, por cómo están diseñadas, le pueden impactar a cualquier empresa del mundo. Tienen un efecto cascada y un banco español que no las tome con puede verse afectado y sancionado a su vez, lo que puede suponer su muerte comercial". Son sanciones, añade, con consecuencias migratorias y posible afectación en directivos.
Coronado explica que la Office of Foreign Assets Control (OFAC) del Departamento del Tesoro de EEUU vigila ahora que las sanciones se cumplan y muestra los dientes a nivel mundial. Subraya su impacto en los bancos, y cree que muchos van a preferir salir de la región, además de las multinacionales y el efecto en la inversión y en la fuga de capitales.
En este caso, en España sólo Banco Santander tiene presencia en Estados Unidos, después de que BBVA vendiera su negocio a PNC por 9.700 millones de euros en 2020. La entidad que preside Ana Botín ha reconocido en un informe remitido a la SEC que las "sanciones internacionales" por el "conflicto militar entre la Federación Rusa y Ucrania" supone un riesgo "político y macroeconómico".
Por ello, el grupo financiero ya se ha puesto a trabajar para "garantizar que Santander cumple con las sanciones contra Rusia que determinen las autoridades". Por otro lado, este mismo banco también ha tenido que 'cerrar el grifo' en Reino Unido, otra de las grandes potencias mundiales que ha aplicado sanciones. Precisamente en este mercado opera otra gran entidad española, Banco Sabadell, a través de su filial TSB.
La entidad dirigida por César González-Bueno también ha aplicado todas las medidas pertinentes impuestas por el Banco Central Europeo (BCE) a todos los bancos que están bajo el control de Christine Lagarde. Las fuentes financieras consultadas por Vozpópuli aseguran que todas las entidades europeas, desde la semana pasada, ya han aplicado todas las medidas necesarias, como por ejemplo no realizar operaciones con personas rusas por encima de los 100.000 euros.
El sector energético mantiene el foco
Desde el sector energético español también vigilan todo tipo de relación con este gran productor de gas y petróleo, aunque todavía se desconocen sus medidas al respecto. Naturgy, que arrancó en 2021 su actividad renovable en Estados Unidos, firmó en 2013 un contrato con el consorcio Yamal LNG, para el suministro de gas natural licuado (GNL) a través de metaneros. Los socios del proyecto son Novatek (50,1%), la francesa Total (20%), la empresa china CNPC (20%) y el Fondo Ruta de la seda (9,9%).
Repsol salió de Rusia en enero de 2022 mediante la venta a la local Gazprom de los últimos activos que le quedaban en el país a través de Evrotek-Yugra y ASB Geo. Según recuerda el documento de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, la petrolera cuenta desde 2019 con un acuerdo con la rusa Novatek, con un contrato a largo plazo de compra de gas natural licuado (GNL) que procede del yacimiento de Yamal, en Siberia.
Este acuerdo abarca el suministro de un millón de toneladas anuales en los próximos 15 años. Según explican desde el sector, ese contrato no está vinculado a ningún activo de gas de Rusia y cumple con el actual régimen de sanciones. Repsol, al igual que Naturgy, cuenta desde el año pasado con una pequeña compañía de producción renovable en Estados Unidos.
En el ámbito de las energías renovables, destaca la actividad de Windar, la empresa asturiana de torres de aerogeneración y que prepara un inminente salida a Bolsa, Esta empresa cuenta con una fábrica en Taganrog, región de Rostov del Don, para suministrar a Vestas. Otra empresa energética con actividad en la zona es Elawan Energy, del grupo Gestamp, que participa en las subastas de renovables que el Ministerio de Energía ruso lanza periódicamente. Los operadores de energía ‘verde’ están pendientes de la aprobación por parte del Gobierno de la segunda fase del programa de energías renovables, que abarcará el periodo 2025-2035.
Cuatro ejes en las sanciones a Rusia
Y es que se trata de conjugar un triple escenario, que en ocasiones tiene cuatro partes: EEUU, UE y Reino Unido, a lo que sumar las propias sanciones rusas. El nexo de cada grupo de sanciones es el dólar, el euro o la libra, advierte Viñals. Este tipo de sanciones no sólo afectan a los que se denomina US person, EU person o UK person, en el caso de las empresas, tener un establecimiento permanente en EEUU, la UE o Reino Unido, sino tener operaciones o activos en estas monedas.
EEUU no descarta ampliar sus sanciones a las denominadas secondary sanctions, en las que ya ni siquiera será requisito que las operaciones y activos estén en dólares.
En el caso de Estados Unidos, además, las empresas e individuos afectados no tienen un camino legal de recurso contra las sanciones claro. Puede intentarse la vía judicial pero tiene muy poco éxito, advierte Viñals, ante la discrecionalidad de las sanciones por parte del presidente o del Congreso. En la UE sí cabe el recurso ante el Tribunal de Justicia de la UE y por vía administrativa ante el Consejo Europeo.
Las sanciones británicas se vienen detallando en los últimos días y son muy exhaustivas. De entrada, Downing Street está apuntando también a los asesores y despachos de abogados de empresas y oligarcas.
Precisamente ayer la Comisión Europea suspendió a bancos rusos del mecanismo financiero SWIFT, un sistema que facilita el movimiento de capitales entre países. Se trata de una red a la que pertenecen más de 11.000 entidades financieras de 200 territorios, que pueden realizar sus transacciones financieras internacionales de manera automatizada y sin trabas, lo que les permite reducir costes y riesgos.
Control a las criptomonedas
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea se han reunido este miércoles para analizar las sanciones. Se han valorado más medidas para "evitar que Rusia siga financiando la guerra", ha señalado la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Una de las posibles formas de intentar eludir las sanciones es a través de las criptomonedas. Calviño ha explicado que se han detectado "alzas en los precios de algunos criptoactivos más populares" y por ello, los Estados miembros quieren "asegurarse" que no está siendo "una vía de escape" tras la expulsión del SWIFT de siete bancos rusos. Calviño ha destacado que las criptomonedas son "activos" y están afectados de la misma forma por las sanciones.
La Comisión Europea también estará pendiente de los mercados de Bielorrusia y no descarta más sanciones en este sentido.