Ayer, la responsable de deuda soberana de la agencia Standard & Poor´s se reunió con analistas de Citigroup y estos informaron del encuentro en una nota interna a sus clientes, a la que tuvo acceso Vozpópuli. Las conclusiones parecen buenas de inicio, pero hay algunas alertas más que preocupantes.
Los primeros términos de la nota emitida por el banco americano dan algunos visos de esperanza: “no parece que S&P tenga presión a corto plazo (6 meses, quizás más) para retocar el rating de la deuda pública española”. Incluso "a largo plazo, la probabilidad de recorte es del 30%, lo que supone un alivio claro para el Tesoro y el Gobierno. Hay algo de tiempo, por tanto, pero no mucho margen: una bajada más supondría colocar a España por debajo del grado de inversión, es decir, sería ‘bono basura’.
Los autores del documento subrayan, eso sí, que retirar el investment grade a un país son palabras mayores. “Requiere un análisis más profundo” que en otros casos en los que se está claramente por encima de ese nivel. Hay que pensárselo dos veces, en definitiva.
No llegar al 100%
Las razones para un potencial recorte del rating serían, en primer lugar, que se alcanzara un nivel de deuda pública por encima del 100 % del PIB y que además hubiera “pocos argumentos para una mejora de esta cifra en el horizonte”. Parece tranquilizador, pero en Citi recuerdan que “estamos a 10 puntos de este nivel”. Y el déficit público no parece llamado a adelgazar claramente.
Otras cuestiones no numéricas también podrían afectar de manera negativa. Estos factores cualitativos serían “el conformismo en las reformas” y la Cumbre europea de junio”, que tendrá una gran importancia en su opinión, por las medidas sobre integración fiscal y bancaria que puedan imponer. Todo eso tendrá una importancia vital para España, en función de que se perciban voces críticas o amables respecto a las medidas adoptadas por Mariano Rajoy y su gabinete.
Estado del bienestar en riesgo
Los expertos de la agencia “insistieron en varias ocasiones en un dato: la cifra de parados más pensionistas en España está cerca de superar la cifra de población activa. Esto genera importantes cuestiones sobre la financiación del Estado del Bienestar en España, comenzando por el Sistema de Pensiones”.
Una cuestión capital sobre que el Gobierno intenta posponer una y otra vez, pero que subyace con terquedad creciente. Cada vez hay menos gente cotizando para pagar los déficit incontrolados.
Con semejante panorama, que prácticamente configuraría un pagador por cada persona que disfruta de prestaciones, el nivel de cobertura social visto hasta la fecha tendría sus días contados.
Por su lado, las estimaciones de PIB de S&P son “más conservadoras que las del Gobierno”. Contemplan un 0.5 % de crecimiento en 2014. Por tanto, “estamos lejos de ver un techo a corto plazo en la deuda pública española”. También, reconocieron el avance en la clarificación y control de las finanzas autonómicas en España, pero sigue lejos de alcanzar el nivel deseable. De esta manera, “muchas autonomías siguen acumulando deuda para pagar el gasto corriente”.
Asimismo, insistieron en que si se pide asistencia financiera al Banco Central Europeo (BCE) o se apela al programa de rescate desde el ESM, el rating no debería verse afectado. S&P ya aclaró esta postura hace meses. Ni siquiera si Francia sufriera un recorte de calificación tendría consecuencias inmediatas para España.
En definitiva, “nos debemos acostumbrar a un rating de BBB- y con el riesgo siempre encima de la mesa de perder el nivel de inversión. La probabilidad implícita en el outlook no es muy tranquilizadora”. Toca pelear a corto plazo, con oxígeno asistido por parte de S&P, pero las carencias estructurales que señala siguen siendo más que preocupantes.
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