Economía

BBVA abre las puertas al enemigo: el peligroso favor de Carlos Torres a Sánchez

El directivo permite al líder socialista escenificar un amago de tregua con la banca. El presidente, sin embargo, mantendrá su hoja de ruta, que incluye el hachazo fiscal y la campaña contra los "señores del puro"

Jueves, 16.00 horas. Las fuerzas de seguridad husmean los alrededores de La Vela, el reconocible edificio que alberga la sede de BBVA en el barrio madrileño de Las Tablas. Viene de camino Pedro Sánchez, una visita ilustre e improvisada, que ha sorprendido dentro y fuera del banco, en el sector financiero y entre las bambalinas del Ibex.

Llama la atención que Carlos Torres haya invitado a un líder político que presume de no ser "como la señora Botín". Choca también que Sánchez se preste a inaugurar un evento que permite a BBVA vender su estrategia "sostenible" y en el que participaba Larry Fink, presidente de Blackrock, poco menos que el mismísimo diablo disfrazado de persona a ojos del ala más izquierdista del Gobierno de coalición.

El sarao se desarrolló como se esperaba. Buen clima y buen rollo, sin reproches. Ninguna corbata y mucho pin con el símbolo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Como si el invitado principal no fuera el presidente del mismo gobierno que inició este martes en el Congreso la tramitación de un 'impuestazo' a la banca. Un hachazo fiscal que hará mella en los beneficios y la cotización de las entidades, como el propio BBVA. Y que amenaza los intereses de los inversores que más se juegan en el sector financiero, como BlackRock.

Dado que en el planeta 'monclovita' cualquier acción está milimétricamente calculada, la visita de Sánchez sólo podía obedecer a dos motivos. Uno: transmitir su disposición a iniciar una tregua real con los banqueros. Y dos: aprovechar en beneficio propio que Torres le ha abierto la puerta de La Vela, para enmendar los errores cometidos con el impuesto… y acabar pasando igualmente el cepillo a los banqueros, cuando toque. Para él son y serán los "señores del puro"; al menos, mientras la guerra declarada por Moncloa al Ibex siga recabando votos de la izquierda.

La tesis de la tregua es poco creíble precisamente por ello. Lo que busca Moncloa desde hace semanas es, precisamente, lo contrario. Por un lado, situar a los grandes banqueros y empresarios en el lado de los malos, para que paguen -literalmente- los platos rotos por la crisis. Por otro, alinearlos con el PP de Alberto Núñez Feijóo, en un intento de frenar su ascenso en las encuestas.

Pedro Sánchez confirmó su visita a La Vela 24 horas antes de inaugurarse el evento, bautizado como II BBVA Sustainability Forum. El presidente aceptó la invitación al poco de conocer que el impuesto a las empresas energéticas no saldrá en los términos que deseaba el Gobierno. La Comisión Europea confirmó este martes que habrá una retención a los beneficios extraordinarios a escala europea. La ministra de Hacienda, por tanto, tendrá que corregir la tasa para adaptarla a las directrices de la UE.

La tesis de la tregua es poco creíble. Lo que busca Moncloa es, precisamente, lo contrario: situar a los grandes banqueros en el lado de los malos, para que paguen -literalmente- los platos rotos de la crisis

El líder socialista ha comprendido, probablemente, que se ha pasado de frenada con su 'impuestazo'. O de listo. También ha caído en la cuenta de que la historia puede repetirse de nuevo con el 'hachazo' a la banca. Como contó este jueves en Vozpópuli Rubén Sampedro, el Gobierno ha aceptado pedir al Banco Central Europeo un informe de valoración de la nueva tasa. No lo hace por iniciativa propia, sino por temor a que la institución que lidera Christine Lagarde aseste a Hacienda otro revolcón una vez aprobada la 'contribución'.

Con su paseo por La Vela, patrocinado por BBVA, Sánchez intenta templar gaitas momentáneamente con la banca. En el encuentro estaba presente la nueva presidenta de la Asociación Española de la Banca (AEB), Alejandra Kindelán, aupada al cargo por el Santander. Por su parte, el anfitrión, Carlos Torres, aprovecha la visita presidencial para hacer un guiño al Ejecutivo en tiempos convulsos, demostrando de paso que BBVA tiene poder de convocatoria. Capacidad para atraer a dos protagonistas tan dispares como los presidentes del Gobierno español y de BlackRock.

BBVA Sánchez Torres
El presidente del BBVA, Carlos Torres, junto a Pedro Sánchez y otros directivos

Torres atraviesa por uno de los momentos más delicados de su presidencia, con la sombra del 'caso Villarejo' siempre presente y las presiones recibidas desde Fráncfort para que cese a su consejero delegado, Onur Genç. El directivo turco cuenta desde hace tiempo con la desaprobación del BCE, por su conexión con el Ejecutivo de Tayyip Erdogan. A Lagarde, a Luis de Guindos y a los 'halcones' del Consejo de Gobierno les inquieta sobremanera la enorme exposición de BBVA a una economía tan golpeada como la turca. Y menos aún la deriva del presidente turco, quien no tuvo reparos en fotografiarse con Vladimir Putin a mediados de julio.

Ya hay quinielas sobre los candidatos, encabezadas por Javier Rodríguez Soler, el directivo que pilotó la certera expansión del banco en Estados Unidos. Y en la que ganan fuerza nombres como el de Raúl Galamba, actual consejero independiente de BBVA y ex McKinsey como el propio Torres.

El encuentro del banquero y Sánchez se saldó con un apretón de manos y un posado junto a Genç ante la sede. Como si el presidente del Gobierno nunca hubiera vilipendiado a los "señores del puro". Como si Hacienda no estuviera redactando un hachazo fiscal a la banca. Dentro de poco, quienes no encontraban sentido ayer a la visita conocerán si Carlos Torres acertó con la invitación. O se equivocó cultivando amistades demasiado peligrosas.

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