Economía

La presidencia europea da a Sánchez la batuta del debate de los nuevos fondos pese a su mala gestión

La presidencia española de la UE previsiblemente coincidirá con la propuesta de la Comisión Europea de crear un Fondo Soberano que apoye la inversión en sectores estratégicos

Bruselas quiere crear un nuevo fondo (denominado Fondo para la Soberanía Europea) para reforzar la posición de la industria europea en iniciativas sostenibles, frente a las ayudas millonarias de EEUU y el liderazgo de China. La idea es que sea una especie de continuación de los Next Generation EU (NGEU), instrumento dotado con 800.000 millones para la recuperación de la pandemia y del que España es uno de los principales beneficiarios.

La propuesta formal del posible fondo, que la Comisión Europea quería poner sobre la mesa antes de verano, llegaría al Consejo de la Unión Europea justo durante la Presidencia española (segundo semestre del año), por lo que una de la tareas que afronta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, será la de liderar el debate sobre este mecanismo si finalmente Bruselas lo crea, tal y como apuntan fuentes conocedoras de la situación.

En definitiva, Sánchez tendría que dirigir los debates entre los ministros de la UE y el propio diseño de este fondo soberano, que financiaría la transición verde y digital en los próximos años tras la aplicación de los NGEU. Al mismo tiempo, el Gobierno tendría que garantizar los intereses y necesidades de las empresas españolas. Y todo esto teniendo en cuenta que España no ha sido ejemplo de gestión con los NGEU.

La gestión de España

Pese a ser el principal beneficiario junto a Italia (España tiene derecho a algo más de 160.000 millones entre subvenciones y préstamos), los atascos en las administraciones públicas por la falta de personal, la falta de transparencia con la ejecución 'real' de los fondos (el Gobierno no ha cuantificado aún el dinero que ha llegado al tejido productivo ni ha hecho pública la lista de los 100 mayores beneficiarios), y las trabas burocráticas a las que se enfrentan las empresas han desinflado las expectativas.

Las encuestas que realiza periódicamente el Banco de España (BdE) reflejan que la proporción de empresas interesadas en acudir a las convocatorias relacionadas con los fondos europeos es reducida pese a la existencia de proyectos estratégicos. La cuestión es que éstos no terminan de arrancar.

De hecho, por la naturaleza de las convocatorias, un 54% de los fondos UE que se han resuelto (no significa que hayan llegado ya, sino que tienen un destinatario), han ido a la Administración Pública. Dicho de otra forma, de manera directa a empresas y particulares sólo han ido a parar un 46% de los fondos europeos que se han adjudicado, según los datos proporcionados por el Gobierno.

Pese a estos ejemplos y las críticas realizadas por el Parlamento Europeo o el Tribunal de Cuentas Europeo sobre la gestión de España con los Next Generation, nuestro país asumirá el liderazgo del debate sobre los nuevos fondos en el Consejo de la UE, si estos finalmente llegan a buen puerto.

El nuevo fondo soberano

Su futuro está en entredicho ante la negativa de varios países (República Checa, Dinamarca, Finlandia, Austria, Irlanda, Estonia y Eslovaquia, Alemania, Países Bajos y Bélgica) a cualquier nuevo endeudamiento conjunto de la UE, y así se lo han transmitido al vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, tal y como publicó Reuters.

De momento, Bruselas ha relajado las reglas sobre ayudas públicas para que los Estados miembros den más subsidios a la industria verde (baterías, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, electrolizadores y uso y almacenamiento de captura de carbono, etc.), pero es consciente del perjuicio que esto supone para países como España, con menos músculo fiscal que Alemania o Francia para apoyar a sus empresas.

En el marco del Plan Industrial del Pacto Verde, Bruselas también aprobó la línea de fondos RePowerEU: 20.000 millones de euros para reducir rápidamente la dependencia con respecto a los combustibles fósiles rusos, de los que a España le tocan otros 2.600 millones. Nuestro país tendrá que pedirlos y justificarlos en una adenda al Plan que ya aprobó para los Next Generation. Esa adenda, que Calviño anunció hace ya medio año y Bruselas recomendaba enviar antes del 30 de abril, se ha ido retrasando y está aún pendiente.

Sin embargo, la Comisión Europea, responsable de velar por la competencia leal en el bloque de 27 países, cree que se necesitan nuevos fondos para igualar las capacidades de los países de ayudar a sus sectores sostenibles frente a la competencia de China y Estados Unidos. "El futuro fondo soberano es el elemento principal que estamos estudiando, pero se necesita más tiempo para desarrollarlo", apuntó la presidenta de la Comisión, Urusla von der Leyen, el pasado febrero.

La competitividad, eje de la acción empresarial

CEOE acogerá los próximos 1 y 2 de junio en Madrid la reunión del Consejo de Presidentes (COPRES) de Business Europe, la mayor organización empresarial europea, con motivo de la próxima Presidencia española del Consejo de la UE.

España asume por quinta vez la Presidencia, ahora con el Gobierno de Pedro Sánchez al frente. Felipe González la lideró en dos ocasiones (1989 y 1995) José María Aznar lo hizo en 2002 y José Luis Rodríguez Zapatero en 2010. La próxima será ya en 2037.

En la reunión, más de un centenar de presidentes, directores generales y delegados permanentes de 40 confederaciones empresariales de 35 países debatirán los retos de las empresas europeas y sus prioridades para el próximo semestre. Y según apuntan, la competitividad será el eje de acción empresarial.

"Las empresas europeas se encuentran en la necesidad de marcar un punto de inflexión que asegure su competitividad y su dinamismo en un mundo cada vez más global y en un contexto marcado por la incertidumbre y la volatilidad, con sucesos como la pandemia y la invasión de Ucrania y ante las nuevas políticas de otros actores globales como EEUU y China", comentan desde CEOE.

La patronal española resalta la importancia de consolidar una verdadera agenda europea sobre competitividad, trabajando en cuatro líneas: la búsqueda de una menor presión regulatoria para las empresas; un mercado interior más resiliente y sostenible; la consolidación de un entorno económico y fiscal estable que asegure la inversión y apoye la transición verde y digital; y el impulso a la competitividad de ecosistemas empresariales clave, como el turismo y el transporte.

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