El ala socialista del Gobierno se ha puesto de perfil tras el discurso de Carles Puigdemont y evita pronunciarse sobre las exigencias del expresident. También sobre los tiempos y formas de una negociación que ahora alejan. Después de que Pedro Sánchez y sus ministros lleven semanas cuestionando la candidatura de Alberto Núñez Feijóo a la investidura, ahora el respeto al proceso es absoluto y pretenden no mover ficha hasta que el popular previsiblemente fracase.
Así lo ha planteado este martes la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Rodríguez, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, apenas dos horas después de la intervención de Puigdemont en Bruselas. El foco para Moncloa está puesto en Núñez Feijóo, que es quien tiene el encargo, y no quieren significarse hasta que éste finalice y sin dar pábulo a si se está negociando.
"No se va a negociar nada hasta que llegue el momento", trasladan desde Moncloa, que insisten en su versión de que no tienen nada que ver con la reunión de Yolanda Díaz con Puigdemont este lunes en Bruselas y de que no fue en calidad de vicepresidenta del Gobierno sino como líder de Sumar.
Su negociación será con luz y taquígrafos y aseguran que se conocerá el marco y lo que se trate. Otra diferencia con Sumar es que sugieren que en su caso no irá Sánchez y se encargará el PSOE, aunque no lo confirman.
Todo indica que se espera una negociación del PSOE a partir del 27 de septiembre. Pero lo que ha quedado claro es que antes de ese momento y en sentido opuesto a Díaz se quiere evitar la foto de Sánchez con Puigdemont. En este sentido puede interpretarse que el presidente del Gobierno en funciones haya renunciado a intervenir en el Parlamento Europeo el 13 de septiembre para presentar las prioridades de la Presidencia española de la UE. Un evento que se preparaba desde que en junio tuviera que renunciar al discurso que estaba agendado para el 13 de julio.
El líder del PSOE renunció a intervenir entonces tras la publicación de una carta del jefe del grupo del PP Europeo en el Parlamento Europeo, Manfred Weber, que pedía a la presidenta de la institución, Roberta Metsola, que se retrasara a septiembre de forma que no coincidiera con la campaña electoral.
Se esperaba que Sánchez brillara en una comparecencia el 13 de septiembre en el marco de la intervención de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el debate del Estado de la Unión. Pero el 29 de agosto el presidente español la canceló con el argumento de que era conveniente no celebrarla por el debate de investidura de Núñez Feijóo.
Una cancelación que se ha interpretado que se debe a que el presidente en funciones quiere ahora evitar una sesión en la que podría enfrentarse a críticas de otros grupos y en la que sobre todo podría producirse un encuentro con Puigdemont que inmortalizaran las cámaras, una posibilidad que no le convendría y que ha quedado reservada de momento para Yolanda Díaz.
"Nosotros mantendremos discreción", trasladan desde Moncloa. Sí han querido dejar claro que siguen creyendo que gobernarán y que su objetivo de buscar una investidura con Junts sigue inalterable "porque los números son los que son".
El mantra de la Constitución
De hecho, la portavoz ha querido trasladar un mensaje de tranquilidad y ha asegurado que "ya nadie se cree que viene el lobo. Ya está bien de meter el miedo en el cuerpo a los españoles, de que se rompe España. Sánchez ha demostrado que se hace cumplir la Constitución en toda España", ha defendido.
Precisamente el mantra que repiten es que todo se hará en el marco de la Constitución, como planteó Sánchez el 22 de agosto en rueda de prensa en Moncloa tras reunirse con el Rey y ha insistido este lunes en la apertura del curso político en el Ateneo.
"Tenemos un marco que es la Constitución y un objetivo que es la convivencia y que ese será el marco para cualquier negociación, que se hará con base en el diálogo", han insistido este martes la portavoz y el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande Marlaska, que tampoco se ha movido un milímetro de esta posición cuando se le ha preguntado su opinión como juez sobre si cabe la amnistía.
No muestran preocupación ante las apelaciones a una vía unilateral que ha hecho Puigdemont. Apelan a la convivencia y aseguran que la situación es mucho mejor que en 2007 y creen que así seguirá.
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