Bruselas confía en España, pero vigila de cerca y sigue apretando las tuercas. El Comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha visitado esta semana Madrid y se hartado de decir públicamente lo mucho que confía en el Gobierno socialista, pero también ha dejado claro en círculos más cerrados que España tendrá que dar cuenta de sus Presupuestos en octubre, como el resto de países. La orden trastoca un poco el calendario que se había fijado el presidente, Pedro Sánchez, que pasaba por llevar las cuentas al Congreso en el mes de noviembre.
Y es que las autoridades comunitarias esperan antes del 15 de octubre los planes presupuestarios de todos los países, sin excepción. Y al Ejecutivo no le queda otra que acatar la norma. Podría hacer como hizo el año pasado el Gobierno de Mariano Rajoy y remitirse a incluir la previsible prórroga de las cuentas en el documento, pero fuentes gubernamentales confirman a este periódico que optarán por avanzar las líneas generales de las cuentas que están preparando para 2019 y los planes económicos del Gobierno.
El detalle, eso sí, quedará para cuando las cuentas se presenten en la Cámara Baja, que previsiblemente será en el mes de noviembre, a pesar del intento de boicot de PP y Ciudadanos al tumbar la tramitación exprés de la reforma de la Ley de Estabilidad. La idea es que el Presupuesto nuevo, si sale adelante, quede definitivamente aprobado en primavera, con o sin techo de gasto.
Las cuentas llegarán en noviembre al Parlamento, aunque no se hayan aprobado los objetivos de estabilidad
Y es que no es necesario que se aprueben los objetivos de déficit para presentar el Presupuesto. Y tampoco el techo de gasto, que ni siquiera se vota directamente, así que las dos formaciones seguirán avanzando. Lo cierto es que nada impide a un Ejecutivo presentar el Presupuesto por el hecho de que no se hayan aprobado los objetivos de déficit. Es la Ley de Estabilidad la que obliga a aprobar los objetivos de déficit y es la Constitución la que dicta cuándo hay que presentar el Presupuesto, pero no hay un vínculo directo entre ambas cosas.
¿Qué espera ver Bruselas en ese documento? Moscovici ha sido claro: las cuentas tienen que ser prudentes e incluir un ajuste fiscal importante para contener el déficit. Y es que a España le quedan muchos retos por delante aunque salga del procedimiento de déficit excesivo, como el alto nivel de deuda pública, que sigue rondando el 97% y que hay que reducir a medio plazo.
De hecho, el comisario cree que esa es una de las principales razones por las que hay que hacer un Presupuesto prudente porque cada euro que se usa para pagar la deuda pública es un euro menos que se dedica a la educación, la sanidad o la seguridad, las cosas que realmente necesitan los ciudadanos de cada país. "No hay que ser inocente, cuando sube el déficit, sube la deuda", ha subrayado.
La respuesta de Calviño
La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha intentado ser contundente en su respuesta: hay que combinar la disciplina presupuestaria con una política social ambiciosa. "Responsabilidad, realismo, e incisión en la política social, son algunas de las claves de la política con la que estamos comprometidos", ha señalado en un acto en el que ha participado junto a Moscovici en la sede de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas). Además, no ha querido comprometerse formalmente con los plazos europeos.
Y es que el Gobierno sabe que las negociaciones van a ser lentas. Y que los asuntos que trata con Unidos Podemos pueden no gustar mucho a Bruselas. Hoy por hoy parece que hay bastante acuerdo para elevar los ingresos por varias vías (Impuesto sobre las Transacciones Financieras, Impuesto de Sociedades, fiscalidad verde e IRPF) y para gastar más en pensiones, sanidad, educación y dependencia. Veremos qué opinan las autoridades comunitarias.
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