Economía

El minisubmarino nazi que obligaba a su único tripulante a tomar speed

Denominado Biber, medía nueve metros de largo y cargaba dos torpedos en su interior

El Museo de Tecnología de Alemania (Berlín) es un tesoro en el que se guardan multitud de avances tecnológicos tanto del país germano como de otros lugares del mundo.

Su interior es el hogar de locomotoras de vapor, buques de guerra, aviones de pasajeros, cazas de la Segunda Guerra Mundial, maquinaria pesada de las fábricas de principios de siglo...

Entre los diferentes artefactos que pueblan las varias plantas del museo se encuentra un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial muy particular. Su nombre era Biber y sólo podía albergar a un único tripulante en su interior.

El ejército nazi utilizó esta sustancia también en otras unidades de ataque, como por ejemplo aquellas destinadas a gobernar los tanques

Medía nueve metros de largo y podía descender a un máximo de 20 metros de profundidad. En superficie alcanzaba los 12Km/h de velocidad, mientras que bajo la superficie esta cifra se reducía hasta los 9Km/h.

El problema para el operador de este submarino, capaz de cargar con dos torpedos bajo su panza, residía en las condiciones del receptáculo, en el que podía viajar sentado hasta periodos de 12 horas seguidas.

Esto unido a la dureza de los entrenamientos físicos obligados para gobernar el submarino en solitario generaba unos niveles de estrés muy altos entre los militares.

Receptáculo en el que el tripulante del Biber podía pasar hasta 12 horas seguidast

Escotilla del Biber

Para conseguir un mejor rendimiento se les administraba un estimulante denominado Pervitín, el equivalente a la droga hoy en día denominada speed. Quienes la toman pueden mantenerse despiertos durante muchas horas y mantener un altísimo rendimiento mental. Además, incrementa notablemente la confianza en uno mismo, por los que quienes la toman están dispuestos a asumir más riesgos que el resto.

El ejército nazi suministró esta sustancia también a otras unidades de ataque, como por ejemplo aquellas destinadas a gobernar los tanques.

Un mes y medio en su construcción

Desde que en 1.944 se ideó el primer modelo en formato maqueta hasta que el Biber fue una realidad pasó tan sólo un mes y medio.

Las primeras pruebas demostraron que el hecho de que el marinero que controlaba el submarino tuviera tan cerca el motor que propulsaba el mismo suponía un grave peligro de envenenamiento.

Se tomaron medidas al respecto, pero no consiguieron eliminar por completo la posibilidad de que el militar falleciese envenenado.

Además, el Biber no estaba preparado para cortar hielo, muy presente en las aguas del mar del norte en las que los alemanes se defendían al final de la guerra frente al avance aliado.

El resultado es que durante 1945 diversas unidades de Biber fueron dañadas o hundidas al impactar contra pedazos de hielo.

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