El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, alertó hace unos días de que el déficit de las cuentas de la Seguridad Social se podría disparar al 1,8 por ciento del PIB desde el 1,4 por ciento enviado a Bruselas y el cero fijado en los Presupuestos. ¿Qué ha pasado con las cuentas de la Seguridad Social en 2013?
El Gobierno fijó en los Presupuestos de 2013 un déficit del sistema de la Seguridad Social en el entorno de los 70 millones. Pero muy pronto tuvo que modificar esta previsión y enviar a Bruselas un desfase del entorno de los 14.000 millones, el 1,4 por ciento del PIB. Desde el comienzo de la crisis, los ingresos por cotizaciones se han desplomado en unos 9.000 millones respecto a los niveles de 2008. Víctimas colaterales de la devaluación interna y la caída del PIB, éstos han descendido desde los 107.000 millones registrado hace cinco años a los 98.000 millones en los que podría terminar en 2013 de acuerdo con las previsiones de los analistas. Al mismo tiempo, el gasto en prestaciones se ha disparado en 22.000 millones por encima de los 102.000 millones registrados en 2008, debido a que la proporción de jubilados aumenta, cada vez han cotizado más y por lo tanto cobran pensiones más altas.
Pensiones, desempleo e intereses elevan el gasto del Estado y se comen todos los esfuerzos de recortes
Ello ha obligado al Gobierno a asumir este año todas las prestaciones no contributivas y aportar unos 12.000 millones en total para cubrir esta partida que incluye los complementos a las pensiones mínimas. Así las cosas, el Ministerio de Hacienda esperaba que el déficit del sistema de pensiones se situase en los 11.000 millones, el 1,1 por ciento del PIB. A lo que habría que sumar unas 3 décimas por el Fogasa, lo que colocaría la cifra en el 1,4 por ciento del PIB.
¿Un déficit del 1,8 por ciento del PIB?
Sin embargo, en una entrevista concedida a Reuters hace unos días, el ministro Cristóbal Montoro elevó la previsión al 1,8 por ciento del PIB. ¿Qué ha pasado? La recaudación por cotizaciones disminuía a mediados de año a ritmos del 3,5 por ciento. Pero ésta ha comenzado a mejorar con los datos de empleo del verano y a la espera de un buen final de año podría alcanzar según los expertos consultados un descenso del 2,8 por ciento en lugar del 3,5. Por el lado del gasto, los desembolsos engordan cerca del 5 por ciento, tal y como se preveía por una mera cuestión demográfica. Pese a que el Gobierno esperaba reducir un poco el déficit, estas cifras apuntan que será muy difícil bajarlo del 1,4 por ciento del PIB. Sólo que ahora se ha producido una importante desviación en el gasto en desempleo, cuyo déficit siempre se suma al de la Seguridad Social. Si en los Presupuestos se contemplaban unos 26.000 millones por este concepto, a estas alturas del ejercicio esta partida puede acercarse a los 30.000 millones. Justo 4.000 millones que explican la afirmación de Montoro de que el déficit de la Seguridad Social se desvía en 4 décimas.
No obstante, fuentes del Ejecutivo recuerdan que antes del verano se extendió un crédito extraordinario por valor de unos 5.000 millones. Y por lo tanto ese déficit se lo tendrá que apuntar el Estado. El gasto total del Estado central aumenta en lo que llevamos de año un 6 por ciento debido a los intereses de la deuda, el desempleo y las pensiones. Tales incrementos se comen buena parte de los recortes emprendidos en otros capítulos y ponen mucha presión sobre los ingresos fiscales, que no consiguen repuntar en medio de un entorno recesivo.