Hay temor en el mundo financiero global por la solvencia de las aseguradoras que venden productos de “vida”. El Gobierno español no es ajeno a esa tensión, y ha solicitado a 123 empresas españolas que “dado el escenario de bajos tipos en el que se hallan los mercados financieros”, informen “en el plazo de dos meses” del grado de preparación “ante los posibles efectos de dicho escenario”, según una carta enviada el pasado 29 de abril a la que ha tenido acceso Vozpópuli. “El requerimiento de esta carta es similar al que ya hicieron hace tres años sobre la exposición a la deuda griega”, contextualizan fuentes del sector.
¿El resultado de esa revisión? “Alrededor del 50% de las carteras están inmunizadas [tienen productos en los balances que las respaldan], por lo que no tienen riesgo de tipo de interés para el negocio existente”, aseguran desde el Ministerio de Economía a preguntas de este diario. Entre el 50% que no está inmunizado y podría dar problemas, hay una parte en los balances que preocupan poco, las que se renuevan anualmente, “que pueden adaptarse a los tipos de interés del mercado”. “El mayor problema está en el resto de carteras con tipos de interés garantizado alto”, reconocen, aunque no dan una cifra de qué porcentaje del total representa esta cartera.
“Imagina que eres una aseguradora y vendes un seguro de vida en 2005 a un cliente prometiéndole un tipo de interés del 6% durante, digamos, 20 años”, explica una empresa del sector que prefiere no ser nombrada. La idea como aseguradora, prosigue, es ir comprando y vendiendo otros productos en el mercado de más rentabilidad. De repente, llega el presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi y tumba los tipos de interés durante un período prolongado de tiempo del que se desconoce el final. Tienes un serio problema: has prometido un 6%, y tienes que conseguirlo en un entorno en el que casi nadie ofrece ni de lejos ese retorno.
Hasta ahora la Fed sólo sometía a test de resistencia a los bancos con más 50.000 millones de dólares
La preocupación por las empresas de seguros es global. La Reserva Federal estadounidense anunció en junio que iba a someter a tests de estrés a las tres grandes aseguradoras que supervisa: AIG, Metlife y Prudential. Las tres son “sistémicas”, y si caen provocarían daños muy graves al sistema. Hasta ahora la Fed sólo sometía a test de resistencia a los bancos con más 50.000 millones de dólares.
La Unión Europea se ha puesto manos a la obra para tratar de identificar dónde puede estar la manzana podrida del sector. Y todo apunta a Alemania. En los últimos test de estrés de finales de 2014, las españolas o británicas salían bastante bien paradas, mientras que las germanas pusieron a muchos los pelos de punta. El regulador europeo EIOPA (European Insurance and Ocupational Pensions Authority, en sus siglas en inglés) sometió a los balances de las examinadas a escenarios “a la japonesa”: tipos ultrabajos durante largos períodos de tiempo.
En Alemania, donde el sector es muy grande y ha arriesgado mucho al no respaldar cada producto con otros similares, los datos no fueron buenos (ver la gráfica – cuanto más negativas las barras, mayor riesgo).
La forma de operar de las españolas sería mucho más prudente, explican tanto desde la patronal del sector, UNESPA, como desde dos de las grandes consultadas. Se realiza lo que se conoce como casamiento de flujos o “matcheo” del producto vendido con el producto con el que se va a sustentar el seguro (del inglés to match, hacer corresponder).
Aseguran que, incluso, las prácticas españolas están “siendo exportadas”: “De hecho, el nuevo sistema de requerimientos Solvencia II [una especie de Basilea III para los seguros] copia esencialmente lo hecho por España y Reino Unido”, se vanaglorian desde el sector. Cuando se les recuerda que eso suena al argumento de José Luis Rodríguez Zapatero de que la banca española estaba en perfectas condiciones y era ejemplo a nivel internacional por sus reservas contracíclicas, responden apuntando a los datos de esos test de estrés de noviembre del año pasado: España fue, junto con los países anglosajones, de los que mejores resultados dieron [cuanto más negativa la barra, más riesgo].
Ahora, tanto en España y Alemania como en el resto de Europa, se está yendo en la dirección de pasarle el riesgo al cliente, del modo en que lo hacen en el mundo anglosajón. Eso casa con el resultado de los informes requeridos por el Ministerio de Economía con la carta de abril: “Las entidades están ofreciendo nuevos productos de seguros vida ahorro, con mayor componente de participación en beneficios y seguros Unit-Linked [en los que el riesgo lo asume el subscriptor del seguro]”.
Así que tenemos el siguiente escenario en España, según los informes recopilados por el Gobierno entre las aseguradoras: los seguros contratados hace unos años, con los tipos de interés altos, de los que el 50% estarían “inmunizados” porque fueron respaldados por otros del mismo tipo; una parte que Economía no especifica de seguros no inmunizados cuyo riesgo sistémico se trata de reducir exigiendo mayor cobertura con fondos propios para un posible impacto; carteras no inmunizadas pero que se renuevan anualmente; y por último los nuevos productos, en los que el riesgo se ha traspasado al cliente.
Pero la situación de solvencia de las aseguradoras trasciende este período de bajos tipos de interés. UNESPA, la patronal del sector, niega que sean sistémicos como los bancos. Sin embargo, en la dirección opuesta están yendo los reguladores: el sistema financiero se ve como un todo que incluye a la banca y a las aseguradoras.
Pero mientras que en banca existen los ratios de capital de Basilea, en seguros no hay unos requerimientos uniforme. La Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS en sus siglas en inglés) está trabajando en el desarrollo en los últimos años de un ratio común. Mientras, desde el mundo del seguro español confían en que “las entidades se van a ir adaptando bien” porque “el superávit del mercado español es de tres veces sobre los requerimientos actuales”.
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