El consejo de Endesa aprobará el próximo 11 de marzo el orden del día de la junta de accionistas de la compañía eléctrica, que incluirá cambios en el consejo con motivo de la no renovación de su actual presidente, Borja Prado. No obstante, la carrera por hacerse con el cargo vivirá sus días decisivos en esta semana, cuando la cúpula de la italiana Enel, accionista mayoritario de Endesa, termine de llevar a cabo las últimas consultas sobre el perfil más adecuado. Salvo sorpresas, la pelea está entre Juan Rosell y Aldo Olcese.
El consejo de Enel, aún sabedor de que no renovaría a Prado como consejero de Endesa y que, por lo tanto, debería designar un nuevo presidente, no ha situado una propuesta encima de la mesa, aunque sí tiene claro que el modelo de gobernanza que adoptará la compañía española será el de una presidencia no ejecutiva, que dejará todo el poder en manos del actual consejero delegado, José Bogas, que goza de la total confianza de los italianos.
El nuevo esquema, que sucede al actual en el que Prado tenía funciones ejecutivas, condicionará la decisión de Enel, en el sentido de que no está buscando la figura de un gestor para Endesa sino de una figura que transmita confianza al mercado, a los accionistas y también a los gobiernos de Italia y España, directamente afectados por la decisión.
En el caso del Ejecutivo italiano, Endesa es la mayor filial de Enel, cuyo principal accionista es el Estado transalpino; para España, Endesa es un actor de referencia en un sector tan estratégico como el energético.
El peso del gobierno corporativo
En este escenario, podría resultar determinante la autoridad de Aldo Olcese en materias como el buen gobierno y la responsabilidad social corporativa, materias en las que es un referente. Su conocimiento de los planos político y empresarial tanto de Italia como de España también sería, en principio, una baza a su favor, así como su conocimiento del sector energético, sobre el que ha prestado labores de asesoramiento independiente a los últimos gobiernos españoles.
Rosell cuenta con su etapa al frente de la patronal como una de sus principales bazas, aunque su postura particular con el proceso independentista en Cataluña podría restarle opciones, especialmente en lo que se refiere al Ejecutivo español. El expresidente de la CEOE conoce bien Endesa con motivo de su etapa como consejero en Cataluña.
En este punto rivaliza con Olcese, a quien Enel encomendó trabajos relacionados con el gobierno corporativo de Endesa y las relaciones entre ambas empresas en la época de Fulvio Conti como primer ejecutivo de la compañía pública italiana.
Transición energética
Una de las principales ventajas de Rosell es la buena relación que mantiene con el actual consejero delegado de Enel, Francesco Starace, quien también se juega en decisiones de calado como esta su continuidad en la empresa, toda vez que el próximo ejercicio tendrá que someterse a la renovación de su cargo, como le ha ocurrido este año en Endesa a Borja Prado.
El futuro presidente de Endesa también deberá afrontar el desafío que supone la transición energética, con un mix en el que las tecnologías tradicionales, para las que el Plan Integrado de Energía y Clima que acaba de remitir el Gobierno a Bruselas marca un futuro temporal que acabará en poco más de quince años, aún tienen un peso significativo.
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