Las sicavs sufrieron en el último trimestre de 2018 la mayor salida de capital de su historia, o al menos desde que hay registros en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En concreto, el patrimonio pasó de 30.700 millones de euros bajo gestión a 27.800 millones, una cifra que no se veía desde 2016. Si bien es cierto que los mercados tuvieron gran parte de culpa del deterioro de las carteras, también hay que buscar una respuesta en la política.
Con un cambio de Gobierno escorado hacia la izquierda, con Pedro Sánchez al mando y con María Jesús Montero en el ministerio de Hacienda, las grandes sicavs pusieron en stand by sus inversiones. Prueba de ello es que los vehículo con más de 89.999 inversores, es decir 22 de 2.712 que componen el ecosistema, desaguaron 1.290 millones de euros, prácticamente la mitad de lo perdido.
Según datos de VDOS esta salida ya se ha cubierto y se ha vuelto a los niveles anteriores. Pero es importante destacar que las cifras que da la CNMV son las oficiales y no concuerdan con las de esta plataforma, por lo que no son comparables.
No obstante, sí es cierto que se ve una clara tendencia hacia la recuperación. Sobre todo porque se ha visto que el Ejecutivo ha dejado a un lado las medidas más restrictivas y porque Podemos no ha entrado en el Gobierno. Uno de los principales temores de los inversores es que el equipo de Pablo Iglesias entre en el Ejecutivo, ya que son los más duros con este vehículo financiero. Piden la eliminación directa. La rentabilidad positiva también consigue que el avance sea más rápido.
El atractivo de estas sociedades se encuentra en su baja fiscalidad, ya que tributan al 1% en el impuesto de sociedades. Además, las sicavs pueden diferir el pago de impuestos cuando el dinero se encuentra dentro de la sociedad.
Cuando el capital vuelve al dueño hay que pasarlo por Hacienda y ahí tributan como una acción, entre el 21 y el 27%. No obstante, también se pueden esquivar este trámite si se hacen transferencias de pequeñas cantidades.
Ante estas artimañas es natural que en política se use como reclamo mediático y se vuelve un problema para las gestoras que utilizan este vehículo correctamente y ven cómo se daña la reputación por este motivo.
A por el mariachi
También existe la figura del 'mariachi' en las sicavs. Se trata de inversores ficticios que se utilizan para que sea legal. La norma exige un mínimo de 100 partícipes y un capital de al menos 2,4 millones. Son dos condiciones que en muchas ocasiones no se cumplen y que la mayoría se encuentra en el limbo. De hecho el 72% del total se mueve entre los 100 y los 150 inversores.
En 2006 tuvieron lugar numerosas inspecciones de hacienda para verificar que las sicavs contaban con inversores reales y en las pasadas elecciones el tema se reflejó en todos los programas políticos de los partidos.
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