El problema de los fondos UE Next Generation no está sólo el atasco acumulado en la resolución de convocatorias y petición de dinero a Europa, también en la falta de candidatos. Grandes proyectos (los denominados PERTEs) han quedado desiertos al 70% ante la ausencia de empresas interesadas. Los motivos son fundamentalmente dos: los límites en las ayudas y los ajustados plazos.
Prácticamente todas las convocatorias han estado limitadas por el Reglamento General de Exención por Categorías (RGEC), que hasta hace un año marcaba una ayuda máxima de 15 millones por proyecto y empresa. En verano de 2023 ese límite se amplió a 30 millones, pero aún así supone un lastre para las grandes empresas que podrían tener interés en lanzar proyectos más potentes.
"Normalmente las grandes empresas esperan una intensidad de ayuda de, como mínimo, el 30% de la inversión total; y si aplicas el reglamento y son convocatorias de proyectos grandes, esa intensidad baja mucho. Eso hace que las empresas pierdan interés y ha habido convocatorias importantes que se han quedado cortas de concurrencia", explican fuentes de LLYC.
Los PERTEs de los fondos UE
El pasado otoño el Gobierno resolvió el PERTE Agroalimentario y sólo consiguió adjudicar un 31% del dinero: 161,5 millones de los 510 millones reservados. A este se sumó el PERTE Naval, cuya primera convocatoria dejó remanentes por más del 70% (adjudicó 81 millones de 310 millones). También el PERTE de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (ERHA) ha registrado convocatorias "fallidas", como la del Biogás, en la que sobró prácticamente la mitad del dinero (se adjudicaron 76,5 millones de los 150 millones previstos).
El Gobierno espera enjugar con nuevas convocatorias de mayor atractivo para las empresas, pero los retos son los mismos. El Ministerio de Industria, encargado de lanzar la mayoría de estos PERTEs, es uno de los que más fondos UE distribuye pero el que menos nivel de adjudicación tiene (60%, frente al 78% que tienen todos los ministerios de media).
"Es importante que el Gobierno asegure, si es preciso mediante la repetición de convocatorias y licitaciones, que la inversión prevista llegue a concretarse. Es lo que ha estado haciendo, por ejemplo, el Ministerio de Industria con el PERTE VEC, con nuevas convocatorias que presentan condiciones más favorables y que han servido para adjudicar un porcentaje de fondos mucho más alto que en la primera", señalan LLYC.
El primer 'gran fiasco' del Ministerio de Industria con los fondos UE fue el del PERTE del Vehículo Eléctrico. En la primera convocatoria de este primer gran proyecto que lanzó el Gobierno sólo se adjudicó un 25% de los 3.000 millones previstos. En aquel caso, las condiciones estrictas, que obligaban a las empresas a acudir a través de consorcios y con avales, 'ahuyentó' a las empresas.
Plazos ajustados
Para resolverlo, el Gobierno tomó medidas y, además de flexibilizar las condiciones, lanzó dos líneas distintas de ayudas. En una de ellas, para la fabricación de baterías, sí se ha conseguido agotar gran parte de los fondos UE previstos. En la segunda, para apoyar planes de inversión orientados a la cadena de valor del vehículo eléctrico, sólo se ha adjudicado un 54% del dinero (300 millones de 560 millones) porque "los fondos son escasos y los plazos, muy apretados", informan fuentes conocedoras.
Precisamente, la segunda razón por la que varias convocatorias están quedando parcialmente resueltas son los plazos de ejecución. "En algunos casos se dan como mucho dos años para finalizar el proyecto, lo que ha llevado a empresas a no presentarse o, incluso, a renunciar a las ayudas por no poder cumplir, como pasó en la primera convocatoria del PERTE VEC", explican también desde Llorente y Cuenca.
Ya fuera de los PERTEs y a una escala inferior, hay otras convocatorias que han fracasado por falta de candidatos. Es el caso del programa MOVES Flotas, donde se han lanzado tres convocatorias y se ha anunciado ya una cuarta porque no se ha llegado ni a la mitad de la dotación. Las grandes empresas que deberían interesarse en estas ayudas para renovar sus flotas descartan afrontar los trámites farragosos ante los bajos importes que dan por vehículo (incluso menos que lo que se da a los particulares en el programa MOVES III).
Crece el dinero que queda 'desierto'
El Gobierno acumula ya 7.500 millones de fondos UE que han quedado desiertos por falta de candidatos. Al final del programa, en 2026, Llorente y Cuenca calcula que podrían alcanzar los 15.000 millones, el doble. Y si se suman los remanentes de las CCAA, la cifra llegaría hasta los 21.600 millones de euros, un 25% de los 80.000 millones no reembolsables que España captará.
Más allá de sacar nuevas convocatorias hasta que se adjudiquen los remanentes, desde Llorente y Cuenca consideran que "debería poderse cambiar la estructura de gastos decidida a priori y aplicar los fondos restantes o remanentes en aquellos destinos donde pueden ser mejor aprovechados”, algo que reclaman las CCAA (especialmente, para redestinar el dinero a proyectos de autoconsumo) y a lo que el Ministerio de Hacienda se opone.
Desde la consultora explican que la generación de remanentes en principio no supone que esas cantidades deban devolverse a la UE mientras se hayan cumplido los hitos y objetivos correspondientes (hay compromisos de inversiones que se han cumplido sin gastar todo el dinero, como el programa MOVES III). Sin embargo, puede ocurrir que una inversión incompleta sí repercuta en el cumplimiento de algún objetivo, lo que sí afectaría a la percepción de fondos.
España sólo ha recibido 48.000 millones en cuatro desembolsos de los 163.000 millones que puede captar de los fondos UE Next Generation. Le faltan aún seis peticiones de desembolso por más de 100 millones a la Comisión Europea, y para hacerlo tendrá que asegurarse de que ha cumplido tanto las reformas como las inversiones comprometidas en el Plan de Recuperación.
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