Debido a la situación actual del ciclo económico español, el Gobierno ha tenido que usar el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (hucha de las pensiones) desde 2010 para pagar algunas prestaciones. En 2015 se dispuso de 13.250 millones de euros y en 2016 aumentó hasta los 20.136 millones de euros. Desde 2012, el Gobierno ha gastado un total de 67.337 millones de euros.
Este fondo se creó en 1997 y comenzó a recibir sus primeras aportación con el nuevo milenio, en el año 2000. Su objetivo era construir un colchón financiero para cubrir el pago de las pensiones contributivas en caso de necesidades puntuales.
El fondo, que fue una de las principales recomendaciones del Pacto de Toledo, alcanzó su mayor dotación en 2009. En ese año contaba con 70.000 millones de euros y ahora está a punto de agotarse. A finales de 2016 sólo quedaban 15.915 millones de euros, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
La crisis provocó un desajuste entre los ingresos y los gastos de la Seguridad Social. Por la vía de los ingresos, se produjo una caída de las cotizaciones por el aumento del desempleo y el descenso de los salarios y por la vía de los gastos aumentó el número de pensiones y la cuantía de las mismas. Esto se produjo porque que las cohortes poblacionales de nuevos jubilados eran más numerosas que en el pasado y además tuvieron carreras laborales largas y con cotizaciones superiores a las generaciones anteriores, lo que se tradujo en un aumento la cuantía de la pensión que ahora reciben, según explican desde BBVA.
¿Cómo se financia?
La ‘hucha de las pensiones’ se financia de los recursos excedentarios de la Seguridad Social si se encuentra en una situación de superávit (los ingresos superan a los gastos). Si esto sucede, el ahorro de la Seguridad Social se destina a crear una reserva para garantizar las pensiones contributivas, atenuando los efectos de los ciclos económico bajos y garantizando el equilibrio del sistema.
Sus fondos provienen, asimismo, de excedentes derivado de la gestión de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades de la Seguridad Social, tal y como explica la aseguradora Nationale Nederlanden.
La hucha tiene la capacidad de poder invertir parte de su patrimonio en una serie de activos para aumentar su dotación. Esto sucede porque la mayor parte del dinero con el que se financia permanece inmovilizado por un largo periodo de tiempo.
No obstante, la inversión está restringida a activos de “muy alta calidad crediticia” para no poner en peligro su viabilidad. Además, la gestión debe ser “eficiente, rentable, segura y diversificada”.
¿Cómo está la hucha en la actualidad?
Desde Nationale Nederlanden alertan de que si en 2017 se sigue el ritmo de disposición de los últimos años, lo más probable es que el fondo se agote en 2018. Según los expertos consultados por la aseguradora, lo más probable es que, en ese momento, las pensiones tengan que financiarse bien con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, bien con cargo a nuevas emisiones de deuda pública o bien con cargo a nuevas cotizaciones, aumentando los tipos de cotización o las bases mínimas y máximas.
¿Están en peligro las prestaciones de jubilación?
Desde Caixa Vida consideran que no. Afirman que éstas se pagarán a través de nuevos impuestos o de elevar los que ya existen. "Lo que ya no está claro es que la cuantía recibida sea suficiente para vivir la vida a la que uno aspira", afirma la aseguradora.
Un informe elaborado por la consultora KMPG explica que el 70% de las empresas aún opinan que el Estado es el responsable primero de financiar la jubilación. No obstante, casi todas las compañías encuestadas consideran necesario recurrir a sistemas a ahorro privado, un aspecto que hacer unos años era señalado por el 40% o el 50% de estás.
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