Amazfit ha lanzado recientemente el T-Rex 2, un reloj todoterreno con el que la firma busca dar un golpe sobre la mesa. Por 229 euros ofrece una espectacular autonomía de 24 días, que es más espectacular todavía si se tiene en cuenta que lo hace sobre una pantalla de tipo amoled con 1.000 nits de brillo.
Gran parte de estos tiempos se deben a la unificación de varias funciones en un único sensor: pulso, velocidad, salud etcétera. Esto, como decimos, redunda en una mayor ligereza y mejor autonomía, pero le hace perder precisión en determinadas métricas si se compara con los más grandes -Garmin Epix 2, que es con quien lo hemos testeado-.
El Amazfit cuenta con prácticamente todo lo que llevan los relojes deportivos de gama alta pero sobre componentes o servicios más modestos. Es el caso del guiado a través de mapas. Es interesante que se haya incluido esta opción en el T-Rex 2. Pocos relojes lo ofrecen por ese precio. Sin embargo, hablamos de un seguimiento de rutas a través de una línea sobre fondo negro que debe seguir el usuario, no a través de mapas -cosa que sí hace el Garmin Epix 2-.
Es una función que aún no está disponible, pero que se servirá de esta forma a partir de una actualización que llegará el 25 de julio, según asegura la compañía a Vozpópuli. El seguimiento a través de línea no permite consultar mapas cartográficos, como decimos sí tiene habilitado el Epix 2, lo cual es interesante para los usuarios que necesitan mayor precisión, que no para el mundo 'dominguero'. Si son o no muchos los usuarios para los que es imprescindible esta función es otro debate, pero lo cierto es que este tipo de seguimiento, sin mapa, es efectivo si no se va al Himalaya a escalar el Everest.
Si analizamos las funciones del Amazfit t-Rex 2 con el Garmin Epix 2, sobre el papel son similares: GPS, medidor de sueño, VO2, pulso cardiaco, altímetro barométrico, pantalla amoled, seguimiento para un más de un centenar de deportes... La diferencia está, entre otras cosas, en la calidad del hardware y en la cantidad y calidad de datos que aporta el Epix 2 respecto al T-Rex 2
Dispone, además, de la opción 'track back', gracias a la cual podremos seguir el camino de vuelta, como Pulgarcito trató de hacer en el cuento con las migas de pan, en el caso de que nos perdamos. Y no solo eso, es capaz, también, de ofrecer la ruta alternativa más corta de regreso, no solo específicamente la que se haya realizado en el camino de ida. Cuenta con 15 especificaciones militares y soportar temperaturas de entre 70ºC y -40ºC, así como la posibilidad de sumergirlo hasta a 100 metros de profundidad.
Si analizamos las funciones del Amazfit t-Rex 2 con el Garmin Epix 2, sobre el papel son similares: GPS, medidor de sueño, VO2, pulso cardiaco, altímetro barométrico, pantalla amoled, seguimiento para un más de un centenar de deportes... La diferencia está, entre otras cosas, en la calidad del hardware y en la cantidad y calidad de datos que aporta el Epix 2 respecto al T-Rex 2. Vaya por delante, queremos recordar, que el dispositivo de Amazfit cuesta 229 euros. El de Garmin en la versión de pantalla (1,3 pulgadas) de zafiro y cuerpo de titanio sube a 1.000 euros. Son casi 800 euros de diferencia. Eso sí, el T-Rex 2 viene 'pelado'. Construcción en plástico y pantalla (1,39 pulgadas) con Corning Gorilla Glass para resistir los impactos.
Donde sale ganando el T-Rex 2 de forma muy destacada es en la autonomía. Hemos llegado al entorno de los 20 días con las funciones de smartwatch activadas -recepción de llamadas y mensajes de todo tipo, cortos, WhatsApp, correo...-. En el caso del Epix 2, los tiempos se reducen a unos pocos días si se utiliza con todas las notificaciones activadas -menos de uba semana-. Vaya por delante que estos tiempos dependen también del uso que se le dé al GPS. Nosotros hemos realizado una media de tres actividades semanales con ambos dispositivos.
Los dos smartwatch sobre el terreno
Los 800 euros de diferencia entre ambos dispositivos debían notarse en algo, y es cuando se sale a hacer deporte. Ambos relojes ofrecen las actividades 'básicas' de seguimiento, como correr, nadar, bicicleta, senderismo, spinning, carrera en cinta, etcétera. Son decenas los deportes que se pueden practicar con cada uno de ellos.
Para comparar determinadas métricas hemos hecho dos salidas en bicicleta de unos 40 kilómetros de distancia cada una con los relojes puestos en ambas muñecas. El T-Rex2 es mucho más cómodo que el Garmin por su ligereza. Si estás buscando entrenamiento por intervalos, el T-Rex 2 no es tu reloj, dado que no ofrece esta opción. Pero no era el motivo de esta prueba. La idea era comprobar si en el apartado en el que los más exigentes se decantan por la firma norteamericana el T-Rex 2 estaba a la altura. Básicamente, nos referimos a los medidores de distancia, pulso, altitud acumulada, velocidad media y velocidad máxima.
Al acabar la ruta y realizar la comparativa de mediciones salen a flote las diferencias, si bien no nos ha parecido que se puedan justificar los 800 euros de diferencia -en lo que analítica se refiere-. Estos dos son los caballos de batalla del T-Rex 2. Por un lado, la medición del pulso no es tan precisa si se comparan las métricas entre ambos relojes. Al iniciar la actividad, el T-Rex 2 las disparaba a las 160-170 por minuto, métrica imposible, que no cuadraba con las mediciones manuales que fuimos haciendo durante la ruta. Pasados unos minutos, el reloj comenzó a dar pulsaciones más cercanas a la realidad, pero con un decalaje al alza de 20 latidos. El Garmin, sin embargo, se mostró mucho más estable. Aunque los medidores de muñeca no son tan precisos como los de pecho, lo cierto es que cada vez se acercan más a lo que sucede realmente con nuestros corazones cuando hacemos deporte, al menos en actividades de baja o media intensidad.
El otro parámetro en el que no casan las métricas es la altitud. Hay un margen manifiesto de error hacia arriba. El Epix 2 marcaba 338 metros de altitud acumulada al final de una de las rutas realizadas, mientras el T-Rex 2 marcó casi 500 metros. Es cierto que es algo que se ajusta al subir la ruta a Strava -ambos dispositivos son compatibles con la aplicación-, que corrige la actitud en base a los datos registrados para el mismo trayecto por el resto de usuarios, pero lo cierto es que la app nativa muestra métricas muy diferentes entre ambos smartwatches. Las del Garmin son mucho más cercanas a la realidad, comparando precisamente los mismos itinerarios de otros usuarios y lo sucedido con el pulso tras realizar las mediciones manuales. Si ambos relojes son un calco es en el trazado arrojado por el GPS. Se nota mucho la precisión del sensor de doble banda que en este caso incorpora el dispositivo de Amazfit.
En el apartado de funcionamiento como relojes inteligentes, que apenas hemos tocado -no era el objeto de la prueba- son dos equipos similares. Una respuesta táctil quizá mejor en el T-Rex 2 y la posibilidad de detectar las llamadas entrantes, sin altavoz para responderlas desde el teléfono y con mensajes preprogramados para responder los mensajes de WhatsApp
Medición del sueño
En el caso de la medición del tiempo que permanecemos dormidos, el trabajo del T-Rex 2 es impecable, a la altura de lo ofrecido por el Garmin en este sentido, incluso con una analítica más densa y jugosa. Se nota mucho hacia dónde tira cada cabra. Amazfit tiene en la parte de bienestar su punto fuerte, mientras Garmin se centra más en el aspecto deportivo.
La conclusión final es sencilla. Los relojes deportivos de bajo coste están cada vez más cerca de lo que pueden hacer los grandes, siempre teniendo en cuenta que los materiales, sensores y acabados no son, ni de lejos, los mismos. Pero en la práctica, en la parte de métricas, no vemos los casi 800 euros de diferencia entre uno y otro dispositivo.
Un usuario medio encontrará en cualquiera de los dos dispositivos colmadas sus necesidades, pero si buscas precisión, alta calidad de acabados y un seguimiento deportivo al detalle, Garmin es tu marca. Si quieres algo más versátil, que combine bienestar con deporte de forma equilibrada, entonces tendrás que declinarte por el T-Rex 2.
Dicho esto, si Amazfit -o cualquier otra marca- es capaz de lanzar sensores más precisos, los grandes del sector de los relojes deportivos -Suunto, Coros o Garmin- van a tener el mismo problema que muchas marcas de telefonía móvil premium con modelos por encima de los 1.000 euros, que ven cómo equipos de 300 euros funcionalmente hacen prácticamente lo mismo, con diferencias en diseño, materiales y fotografía, básicamente. El mercado de los relojes deportivos se aprieta.
En el apartado de funcionamiento como relojes inteligentes, que apenas hemos tocado -no era el objeto de la prueba- son dos equipos similares. Una respuesta táctil quizá mejor en el T-Rex 2 y la posibilidad de detectar las llamadas entrantes, sin altavoz para responderlas desde el teléfono y con mensajes preprogramados para responder los mensajes de WhatsApp.
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