Economía

Una startup española pone un GPS a las entradas para vigilar las reventas

Tracer rastrea entradas a través de tecnología blockchain. La intención: evitar la reventa abusiva y permitir a los artistas establecer qué se puede hacer (y qué no) con sus entradas

Anuncian la fecha del concierto, salen a la venta las entradas y a los 20 minutos todo termina. Agotado. Una hora más tarde vuelven a estar disponibles, pero en reventa. La historia se repite una y otra vez. La situación llama la atención de artistas, espectadores, y autoridades; también de emprendedores como Jorge Díaz Largo, quien hace año y medio lanzó Tracer, una startup para rastrear boletos a través de tecnología blockchain. La intención: evitar la reventa abusiva y permitir a los artistas establecer qué se puede hacer (y qué no) con sus tickets.

Díaz Largo conoce la industria. Fue vicepresidente de marketing de Ticketbits, la startup bilbaína de compraventa de boletos entre particulares que logró vender su proyecto a eBay por 165 millones de dólares. La experiencia, además de dejarle una compensación económica, le dejó una idea para una nueva startup. “El límite de Ticketbits también era una oportunidad. Algo estaba haciéndose mal. Y alguien podía generar valor”, dice a Vozpópuli.

La pregunta parecía evidente: ¿qué se puede hacer para que el artista o promotor controle los billetes? “Era imposible hacerlo con las entradas de papel o en PDF", asegura el CEO de Tracer. La última polémica tuvo lugar a principios de año. El exministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, solicitó al Ministro del Interior que se investigara la venta de tickets para los conciertos de U2, por las sospechas de una venta fraudulenta.

Blockchain: un GPS para entradas

Dicen que el futuro (no muy lejano) es del blockchain, una tecnología que controla transacciones a través de una cadena de bloques ordenados e inmodificables (encriptados) en una red compartida por distintos usuarios. Los expertos del sector apuestan por esta tecnología para solucionar problemas en la industria sanitaria, la alimentaria; y Díaz Largo apuesta por aplicarla a la industria cultural. Tracer está diseñado para permitir definir qué se puede hacer con los boletos.

"Es como poner un geolocalizador a la entrada. Así sabes dónde está, quién la tiene y cuánto se ha pagado por ella. El artista pasa de ser un actor pasivo a controlar lo que va a pasar”, explica el CEO de Tracer. ¿Cómo? Puede decir cuántas veces se puede revender y cuál sería la ganancia máxima; pueden, también, prohibir la reventa. “La idea es que antes de que se vendan las entradas se puedan definir las reglas”, señala Díaz Largo.

Para el comprador, el escenario no cambia demasiado. Todo el proceso es digital. Al momento de hacer la compra, se le solicita un número de teléfono móvil, se le envía un código y se asocia su entrada al número y al dispositivo.

Es como poner un geolocalizador a la entrada. Así sabes dónde está, quién la tiene y cuánto se ha pagado por ella

Si asiste al evento tendrá que mostrar el código QR que se le envía, uno que cambia cada 20 segundos con la intención de que no se pueda duplicar. ¿No puede ir y decide vender su entrada? Para que se active el cambio de propiedad, tendrá que hacer “una transacción en condiciones”, una que cumpla con las reglas preescritas por el artista. Solo así se podrá hacer el cambio de titular.

Las transacciones quedarán registradas siempre en la propia tecnología blockchain (una base de datos inmutable y descentralizada), por lo que se puede hacer una trazabilidad del ticket desde el momento que se emite hasta el momento en el que se usa, lo que garantiza al usuario que no se encuentra frente a una entrada fraudulenta.

Tracer acaba con las entradas en papel y hace todo el proceso digital.

Un millón de euros

Tracer nace a principios de 2017 con una financiación de 1,1 millón de dólares y bajo el paraguas de la aceleradora estadounidense TechStars. Parte de la inversión inicial fue de Díaz Largo, gracias al dinero que le dejó la venta de Ticketbits, lo que en el ecosistema startup llaman un ‘emprendedor de segunda generación’. El resto del dinero vino de managers de la industria musical, artistas y ejecutivos, nacionales e internacionales.

Tracer nace a principios de 2017 con una financiación de 1,1 millón de dólares y bajo el paraguas de la aceleradora estadounidense TechStars

El pasado 17 de junio la startup pasó de la teoría a la práctica: fue usado por más de 9.000 personas en The Cambridge Club. Actualmente, está operativa en Reino Unido y España, con un equipo de nueve personas en Moscú y seis en Madrid. A finales del verano espera estar también en Argentina. Y para diciembre la intención es cerrar una nueva ronda de financiación por 3 millones de dólares.

Preguntado por el mercado estadounidense, Díaz Largo asegura que, por ahora, no es nicho. “Estamos en el punto perfecto entre Latinoamérica y Europa. Es una oportunidad de negocio mayor que luchar en Estados Unidos. Ahí seríamos uno más”, explica.

Competencia

A nivel internacional hay propuestas similares a las de Tracer que apuestan por la creación de ‘smart tickets’ (entradas inteligentes) con blockchain. La startup británica Aventus y la holandesa Gut Tickets son dos de los ejemplos más conocidos. Ambas han financiado sus proyectos con sus propias criptomonedas a través de ofertas públicas (ICOs, por su siglas en inglés).

En el caso de Aventus, sus fundadores han logrado levantar hasta 20 millones de dólares en financiación desde noviembre de 2016, mientras que Gut Tickets ha conseguido unos 6 millones de dólares. La primera ha sido testada este verano durante el Mundial de Rusia, al vender billetes para eventos de los fans en Europa y Estados Unidos; la segunda, por su parte, espera vender un millón de entradas en 2019.

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