Era 1999 y, aunque aún no se hablaba ni de startups ni de business angels, Carlos Blanco (Barcelona, 1968) ya reunía a emprendedores e inversores en el First Tuesday. En estos 18 años, ha invertido -como inversor privado y en fondos de capital riesgo-, ha montado sus startups y ha desarrollado otras en su propia incubadora de negocios y en su aceleradora.
El Grupo ITnet, Akamon Entertainment, Conector, Ecomenda Venture Capital y Nuclio Venture Builders son algunos de los proyectos que llevan su firma; Captio, CornerJobs, Deliberry y Glovo, algunos de los que ha asesorado. Así, tras casi dos décadas en el sector, Blanco ha afinado su olfato para identificar talento y 'vende humos'.
Se mantiene optimista ante el crecimiento, descarta la presencia de una burbuja y aplaude el giro de vista de las grandes corporaciones hacia el ecosistema. No obstante, asegura que aún es necesario que algunos sectores tradicionales cambien de fórmula y empiecen a trabajar con startups.
Tiene más de una década trabajando con startups, ¿cómo ve el ecosistema español?
Estamos en un buen momento. Cada vez hay más startups españolas que están haciendo bien las cosas, que están facturando, que están creciendo, que están consiguiendo inversión internacional, que después son adquiridas. En ese aspecto, si los comparamos con otros años, progresivamente sigue creciendo el mercado mucho más.
¿Hemos hecho algo para que ese mercado creciera o es un crecimiento natural?
Es un crecimiento natural. No responde a ninguna acción específica, ni a un cambio de ley ni a un cambio de equis circunstancia. Mucho de los emprendedores que han tenido éxito son emprendedores que tienen muchos años trabajando. En ese aspecto, diría que es fruto de la madurez del ecosistema.
Y el ecosistema en Barcelona, ¿cómo está?
Barcelona es mucho más atractiva para trabajar y para emprender para cualquier persona de fuera. Madrid es más atractivo para el que quiere emprender a nivel nacional. Pero los de fuera piensan Barcelona, básicamente por el equilibrio que hay entre calidad de vida, ocio y el ecosistema. Este verano hay como ocho fundadores de compañías que se están trasladando a Barcelona y no es que vienen a tomar el sol. Es gente que seguro viene aquí con dinero y si no van a emprender, van a invertir. Estamos atrayendo mucho talento internacional.
Antes había muchas empresas que hacían ruido pero no facturaban
España, en general, tiene buenos ingenieros, buenos creativos, buenas personas en marketing, y desde aquí es factible con el propio talento nacional poder lanzar startups de forma global para atacar diferentes mercados. Tenemos el ejemplo de Privalia, de Idealista. Son compañías que están facturando mucho y liderando en muchos países. Ahora también viene otra hornada de compañías nuevas en las que algunos están involucrados muchos de los que han tenido éxito en la primera etapa -son emprendedores de segunda generación-. Antes había muchas empresas que hacían ruido pero no facturaban. Ahora muchas de las nuevas compañías que desde el primer día facturan.
¿Hay algún sector de startup que esté destacando?
Hay una diversificación. Tradicionalmente Barcelona siempre ha sido más comercio electrónico y negocios B2C. Pero, en general, si reviso mi cartera y cojo las diez con más valoración, hay apps de empleo, marketplace de mensajería. No hay un factor común. No soy capaz de detectar un factor común y decir que hemos crecido porque un sector en particular esté más fuerte. Lo hemos hecho muy bien en general en comercio electrónico, aunque somos pequeñitos dentro del panorama europeo. No creo que se deba a un sector determinado.
Agentes ajenos al sector, como la banca y las grandes corporaciones, están volteando la mirada a las startups, ¿cuál cree que sea su motivación? ¿Es una moda? ¿Quieren impulsar a las startups o quieren sus ideas?
Ese es el principal cambio del último año. Las corporaciones por fin miran de verdad a las startups. Están haciendo lo que otros países. Las corporaciones españolas llegan tarde y lo hacen mal. En Europa llevamos tres o cuatro años con fondos corporativos; Alemania tiene unas 20 corporaciones con fondos de inversión en startups, cuando en España escasamente BBVA, Telefónica y pocos más. En otros países hay 50 aceleradoras corporativas; aquí en España hay cinco o seis. Hay muchas que hacen ruido pero que en realidad no tienen ni idea.
El principal cambio del último año es que las corporaciones por fin miran de verdad a las startups
El primer problema que nos encontramos es la falta de talento digital y que sepa de startups en las corporaciones. Tienen que darse cuenta de que tienen que empezar a tener personas en su equipo que sepan relacionarse con startups. Las corporaciones todavía son muy prepotentes, muy avasalladoras, ni saben cómo relacionarse con startups. Y eso es un problema. Hablas con startups con unas reglas de juego que no son para startups. El que es bueno en temas de startups ha decidido emprender no ha decidido irse a trabajar a una empresa de coches o a un banco. El talento está emprendiendo en España.
Las startups también incursionan en los sectores tradicionales. Uber y Cabify, en el taxi; Airbnb, en la hostelería… ¿Usted, que está a la cabeza de Housfy -una inmobiliaria low cost-, cómo ve esta diversificación?
Lo que pasa es que los mercados están cambiando y eso no lo va a impedir nadie. El sector tradicional o corporativo tiene que entender que la forma de participar en estas compañías no es ir en contra de ellas ni meter trabas para intentar proteger monopolios. Lo que hay que hacer es ver de forma seria cómo trabajar con las startups. Ver cómo montar una aceleradora o un fondo corporativo. No hay que pelear. Si yo fuera el director general vería cómo trabajar con startups, localizar las buenas e invertir en ellas desde el principio para ser parte de la compañía. Las corporaciones tienen dos cosas que a las startups les interesa mucho: dinero y canales de distribución.
El sector tradicional tiene que entender que no hay que ir en contra de las startups, ni meter trabas para intentar proteger monopolios
Es una pregunta frecuente. ¿Hay o no hay burbuja?
Si por burbuja entendemos valoraciones muy altas, aquí no paran de venir a España fondos internacionales europeos que te dicen que las startups españolas son más baratas y que por ese motivo quieren invertir en España. Si lo ves desde ese panorama, visto desde una globalidad, no hay burbuja. Así, tajantemente. Solo tienes que hablar con inversores extranjeros. Lo que sí ocurre es que aquí el mercado de capital riesgo español todavía es poco maduro y aquí muchos inversores no saben distinguir entre startup bueno y startup malo. Diría que hay una burbuja de startups malas que están encontrando financiación porque el canal de los inversores no se ha profesionalizado. En otros países los inversores trabajan mucho con sus redes de business angels y co-invierten con los fondos de capital riesgo. Aquí en España hay mucha gente con dinero que está invirtiendo por su cuenta sin estar al lado de los profesionales y eso permite que las startups malos consigan financiación. Hay una mini burbuja de proyectos que en otros mercados no deberían encontrar financiación y que aquí, porque el ecosistema aún tiene poca experiencia, aún hay mucho proyecto malo encontrando financiación. Pero el mercado se regulará: estos señores inversores al final perderán dinero y aprenderán y co-invertirán con los que saben.
No hay una burbuja. Así, tajantemente. Solo tienes que hablar con inversores extranjeros
Ha sido reconocido por su trabajo como business angel, ¿cómo ha aprendido? ¿qué se necesita? ¿Cómo saber en cuáles startups invertir?
A hostias. Aprendiendo de errores. He aprendido a no invertir en equipos que cojeen, que cuando una persona es muy cabezona es sinónimo de que la compañía no irá bien. Vas aprendiendo comportamientos y procesos y tratas de no repetirlos.
Usted recibirá unos 30 proyectos a la semana. ¿Qué hay que hacer para conquistar a un inversor?
Lo que tienen que tener es un buen equipo y buen líder. Eso es lo más importante. Para mí es una suma de líder, equipo y el sector que me interese. Esas son las cosas que tengo en cuenta. Cómo llamar la atención: los inversores están centrados en startups que pasen por aceleradoras. Pasar por una aceleradora multiplica por tres o cuatro las posibilidades de que te puedan invertir. O participar en cualquier concurso de emprendedores, ir a ferias, eventos… Hay que moverse e ir a todo lo que esté vinculado con tu sector. El que se mueve más tiene más opciones de conseguir la inversión. Una vez que consigues el primer inversor que confía en ti es más fácil conseguir los demás.
Cada vez hay más agentes y plataformas en el ecosistema que acompañan a las startups: aceleradoras, business angels, plataformas de equity crowdfunding, entidades de capital riesgo… ¿Y la financiación pública?
No nos podemos quejar. En comparación con otros países tenemos buenos niveles de financiación pública. Es decir, en España existen instrumentos como Enisa que, cuando una compañía consigue inversión coinvierte con los business angels en la primera ronda de una startup. Además hay instrumentos públicos tanto en Cataluña como en Valencia que también coinvierten. Lo que hacen estos mecanismos es cofinanciar a través de préstamos participativos. El propio Ministerio de Economía e Industria, a través de Axis del FondICO -un fondo de fondos- ha invertido un montón de dinero en entidades de capital riesgo. Lo estamos haciendo bien. No nos podemos quejar. Lo que pasa es que el dinero público no se regala, se usa para invertir en las buenas.
En comparación con otros países tenemos buenos niveles de financiación pública
Siempre se habla de emprendimiento en positivo, aunque el porcentaje de éxito de una startup es realmente bajo…
El 90% muere. Es un error. Es un eslogan que utilizó el gobierno en un momento de muchísimo paro para que la gente se hiciera autónoma y se borrara de las listas del paro. Para mi responde más a un movimiento político. Y eso es un error. Hay veces que estás metiendo gente en el matadero. La gente tiene que ser capaz de mirarse en el espejo y saber si es capaz de emprender o no. Mucha gente está perdiendo mucho dinero. Yo incito a emprender, pero no todo el mundo está para emprender. A mí me viene una cantidad de gente -y que me perdonen- iluminada bastante importante, que hipotecan su casa y se meten en cosas que no tienen sentido.
La gente tiene que ser capaz de mirarse en el espejo y saber si es capaz de emprender o no
¿Su mayor fracaso en el sector?
El de todo el mundo: equivocarme en los socios. Es muy difícil aprender a seleccionar bien a los socios. Me ha pasado muchas veces. He acertado más que fallado, pero me ha pasado. El aprendizaje es hacer un buen pacto de socios que permita hacer una re-negociación más factible en caso de que te equivoques. El motivo principal por el que fracasan las startups es por una mala elección de socios.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación