Aumentar el gasto social y legislar en impuestos para favorecer a la clase media es la fórmula con la que el Ejecutivo resume la política económica que quiere llevar a cabo mediante las líneas maestras recogidas en sus Presupuestos Generales para 2019. Unos presupuestos que ha pactado con Unidos Podemos, que no encuentran por el momento el respaldo de los principales partidos de oposición ideológica (PP y Ciudadanos) y que deberán ser apoyados por los grupos nacionalistas para salir adelante, en caso de recibir el visto bueno de Europa.
Si todo eso ocurre, son finalmente aprobados y el Gobierno consigue sacar adelante en el Congreso las leyes necesarias para implementar los nuevos gravámenes que ha ideado –como la ‘tasa Google’ o la ‘tasa Tobin’, ambas de nueva creación-, el volumen de ingresos fiscales con respecto al Producto Interior Bruto (PIB) del país, lo que se conoce como presión fiscal, subirá al 34,93% en 2018 y alcanzará el 35,54% en 2019, su máximo nivel desde hace once años.
Según la definición de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), este indicador, la presión fiscal, representa el porcentaje de la producción total de un país que se destina al pago de impuestos y se puede entender como una medida del grado con el que el Ejecutivo controla los recursos de la economía.
No obstante, hay algunos expertos que ponen en duda su fiabilidad porque el denominador de la ecuación, el PIB, es un factor que puede ser manipulado para alterar el resultado.
Evolución desde 2007
Desde que comenzó el nuevo siglo y milenio, fue en el año 2007 cuando se alcanzó en España un récord de presión fiscal (37%) pero con el estallido de la crisis financiera en 2008 la tendencia alcista que se había registrado en este indicador desde el año 2000 se revertió y cayó de forma abrupta hasta el 32,2% en ese año y el 29,8% de 2009, según los datos de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) a partir de los informes de Eurostat.
En ese descenso del indicador en los años más negros de la economía española en la última década influyó no sólo la bajada de impuestos del año 2008 para intentar impulsar la economía, sino también la reducción del PIB (el denominador de esta fórmula) que se vivió fruto de la crisis.
La presión fiscal fue aumentando desde entonces, impulsada por la mayor subida de impuestos de la historia que llevó a cabo el Partido Popular cuando estaba en el Gobierno, tan elevada que aunque subiera el PIB, y por tanto el denominador, el cociente subía.
Sin embargo, no se habían alcanzado hasta ahora las cuotas del 34,93% y 35,54% que se prevén para este año y el próximo, un ascenso que se producirá por el aumento de la carga impositiva anunciado por el Gobierno y que afectará a las tecnológicas, a las transferencias financieras, al diésel, a rentas a partir de 130.000 euros y otras partidas.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación